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Las opciones, con sus pros y sus contras, que Bruselas ofrece a los líderes de la UE para intervenir en el mercado eléctrico

El presidente francés, Emmanuel Macron (c) junto al presidente del Consejo Europeo, Charles Michel (i) antes de la foto de familia de la cumbre de los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea en su encuentro en el Palacio de Versalles (París), el 10 de marzo.

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —

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¿Cómo intervenir en el mercado eléctrico? Los 27 se encuentran divididos, básicamente entre un sur que clama por el desacople del precio del gas sobre la factura de la luz y un norte que no quiere ni oír hablar de reformas del mercado eléctrico por los “efectos secundarios” que pueda tener.

“Los Estados miembros han propuesto varias opciones para limitar el impacto de los altos precios de la electricidad”, afirma la Comisión Europea: “Para tener éxito, estas opciones excepcionales temporales deben ser fiscalmente asumibles y no deben comprometer la seguridad del suministro ni la igualdad de condiciones en el mercado interior. La magnitud de los pros y los contras depende de las características de diseño de las diferentes opciones”.

Compensaciones económicas a los consumidores

Intervenciones en el Mercado Eléctrico que involucren compensación económica a los consumidores. Bruselas apostaba en su comunicación del 8 de marzo por un nuevo marco de ayudas estatales, que “permitirá subvenciones y liquidez para las empresas afectadas por la agresión rusa contra Ucrania, las sanciones impuestas o las contramedidas de represalia, así como ayuda a las empresas, en particular a los consumidores intensivos en energía, para compensar una parte de sus costes de energía. La Comunicación también aclara que, en las circunstancias actuales, es posible que los Estados miembros regulen los precios minoristas para todos los hogares y microempresas”.

Así Bruselas afirma que “otra forma de proteger a los consumidores domésticos, en particular a los vulnerables (pero también a las empresas) sería que los Estados utilizaran un 'modelo agregador', según el cual una entidad controlada por el Estado compra electricidad en el mercado y la pone a disposición de determinados categorías de consumidores, directamente o a través de proveedores, a precios por debajo de los precios de mercado. Cualquier ampliación de este enfoque más allá de las normas sobre ayudas estatales debe evaluarse cuidadosamente para evitar distorsiones en el mercado único”.

¿Beneficios? “Como estas opciones están dirigidas directamente a los consumidores, son particularmente efectivas para moderar el impacto de los altos precios para los usuarios finales. Dejan flexibilidad a los Estados miembros con respecto a las categorías de consumidores domésticos y comerciales a los que se debe apoyar, teniendo en cuenta las circunstancias nacionales y las normas de competencia. Los Estados miembros que deseen establecer un modelo de agregador deberán decidir las características de diseño, incluidos los volúmenes vendidos y qué categorías de consumidores/proveedores específicos se beneficiarían de esta opción. La Comisión Europea podría proporcionar orientación sobre cómo implementar dicho modelo para garantizar la igualdad de condiciones y la competencia leal en el mercado único”, dice Bruselas.

¿Los problemas? “Esta opción podría limitar la competencia en los mercados minoristas, lo que debería mitigarse garantizando un trato justo y no discriminatorio de todos los proveedores. Si una gran parte de los consumidores obtuviera un apoyo que compensara el aumento total del precio, los incentivos para reducir su consumo serían más limitados. Al igual que con todas las opciones que reducen los costes para el consumidor, podría aumentar el uso de combustibles fósiles, la dependencia de la UE de las importaciones y aumentar las preocupaciones sobre la seguridad del suministro. La disponibilidad de esta opción depende de los medios presupuestarios de los Estados miembros”.

De acuerdo con el Marco Temporal de Crisis adoptado este miércoles por Bruselas para permitir a los Estados ayudas estatales en el contexto de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, “los Estados miembros podrán compensar parcialmente a las empresas, especialmente a las que consumen más energía, por los costes adicionales derivados de las subidas excepcionales de los precios del gas y la electricidad. Esta ayuda podrá concederse de cualquier forma, incluidas las subvenciones directas. La ayuda global por beneficiario no podrá superar el 30% de los costes subvencionables, hasta un máximo de dos millones de euros en un momento dado. Cuando una empresa incurre en pérdidas de explotación, puede ser necesaria una ayuda adicional para garantizar la continuidad de una actividad económica. A tal fin, los Estados miembros podrán conceder ayudas por encima de estos límites máximos de hasta 25 millones de euros para los grandes consumidores de energía y de hasta 50 millones de euros para las empresas de sectores concretos, por ejemplo, la producción de aluminio y otros metales, fibras de vidrio, pasta, fertilizantes o hidrógeno y numerosos productos químicos básicos”.

¿Y los costes? “Los costes y la forma en que se cubren dependerán de las opciones nacionales en cuanto a la cobertura de determinadas categorías de consumidores y la medida en que se alivie la carga financiera de los consumidores”, explica Bruselas: “Dichas decisiones también estarán guiadas por el espacio fiscal de los Estados miembros”.

Intervención en el mercado eléctrico mayorista

Intervención en el precio del combustible para generadores de combustibles fósiles. Según Bruselas, la “intervención mayorista en el precio del combustible de generadores de combustibles fósiles supondría introducir una compensación sobre el precio que pagan los generadores de electricidad fósil por su combustible (carbón, gas, petróleo, gasóleo). Como esto protegería a los generadores de combustibles fósiles del efecto de los picos de precios actuales en los mercados internacionales de productos básicos, les permitiría ofrecer su electricidad más barata. Esta opción se implementaría pagando a los generadores de electricidad la diferencia entre sus costes reales de abastecimiento de combustible (gas, carbón) y un precio de referencia preestablecido para estos productos básicos”.

¿Los pros? La Comisión Europea espera “que esta opción influya en el comportamiento de las ofertas de las centrales eléctricas de combustibles fósiles en la UE y es probable que provoque una reducción del coste de la electricidad vendida por estas centrales y, por tanto, del precio marginal en el mercado mayorista. Esto, a su vez, debería conducir a precios minoristas más bajos. Dependiendo de las características del diseño, no afectaría el orden de mérito de las centrales eléctricas de generación y, por lo tanto, no interferiría con el funcionamiento del mercado”.

¿Los problemas? “Si se introduce a nivel nacional, podría distorsionar el flujo de electricidad en los países vecinos (UE y fuera de la UE) y desencadenar flujos desde los países con el precio de referencia hacia los que no lo tienen, sin tener en cuenta la escasez, la seguridad del suministro o los costes relativos Al igual que con todas las opciones que afectan la competitividad de los precios relativos de los combustibles fósiles, esta opción podría obstaculizar los esfuerzos para disminuir el uso de combustibles fósiles”.

¿Y los costes? “Los costes y la forma en que se cubren dependerán de las opciones. El coste podría ser financiado a través de contribuciones de los consumidores. Aunque en principio este coste podría compensarse con la reducción de los precios mayoristas de la electricidad causada por la medida, el impacto neto en los consumidores dependerá de los cambios en los precios de los combustibles fósiles, las cantidades de combustibles fósiles importados y los volúmenes de electricidad exportados a los países vecinos. La introducción de tales medidas reduciría los ingresos por impuestos sobre las ganancias excesivas”.

Intervención con un tope de precio en el mercado eléctrico mayorista. “Esta opción implicaría limitar los precios de la electricidad a un nivel predefinido”, afirma la Comisión Europea: “Para mantener en funcionamiento los generadores que utilizan combustibles que implican costes que impiden la generación rentable en el tope (por ejemplo, gas o carbón), se requeriría una compensación financiera para cubrir la diferencia entre el precio de mercado de la electricidad generada y el tope preestablecido. Es posible que se requiera una regulación estricta para garantizar que las ofertas de generación de electricidad por encima del tope (que establece el derecho a una compensación financiera) sean 'razonables'. De manera similar, puede ser necesaria la regulación para asegurar que los generadores cuyos costes estén por debajo del tope no presenten ofertas por encima del tope (para obtener un precio más alto). Esto eventualmente puede requerir una regulación estricta de las ofertas, lo que podría generar complejidad”.

¿Los beneficios? “Esta opción limitaría los precios mayoristas, lo que a su vez debería conducir a precios minoristas más bajos, con rentas reducidas para generadores no afectados directamente por el tope”.

¿Entonces? “Esta opción requiere un conocimiento detallado por parte de la administración de las estructuras de costes y los modos de operación de las centrales eléctricas individuales. Si no se introduce a nivel de la UE, esta opción podría distorsionar el flujo de electricidad en el mercado interior y desencadenar flujos de países con el tope a los que no lo tienen sin tener en cuenta la escasez. Esta opción beneficiaría indebidamente a los vecinos de la UE, que recibirían electricidad subvencionada por los Estados miembros. Finalmente, esta opción podría distorsionar el flujo de electricidad en el mercado interno debido a la falta de señal de precios y podría conducir a riesgos de seguridad de suministro. Al igual que con todas las opciones que reducen los costes para el consumidor, podría aumentar el uso de combustibles fósiles, la dependencia de la UE de las importaciones y aumentar las preocupaciones sobre la seguridad del suministro”.

¿Y los costes? “Se necesitaría financiación para compensar la diferencia entre el precio de mercado y el precio tope”, dice la Comisión Europea: “Este coste sería más difícil de sostener para los Estados miembros con un margen fiscal más limitado. Con el tiempo, podría haber riesgos de seguridad del suministro vinculados a la falta de señales de precios diferenciados en el mercado comunitario, así como a la incertidumbre regulatoria. Del mismo modo, los proyectos de energías renovables no subsidiados se desincentivarían ya que los ingresos del mercado serían más bajos (también porque los consumidores tendrían menos incentivos para firmar contratos de energía a largo plazo porque el tope de precios reduce su necesidad de cubrir los altos precios)”.

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