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¿Con Orange o con Vodafone? MásMóvil centra todas las miradas ante nuevas fusiones entre operadoras

Fachada de la sede de la empresa Grupo MásMóvil

Diego Larrouy

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Se atisba una gran fusión en el horizonte en el sector de las telecomunicaciones en España. En la mayoría de los mentideros empresariales se señala quién será uno de los protagonistas: MásMóvil. Falta por completar el nombre del otro participante en esta operación. Son continuos los rumores que señalan que será o Vodafone u Orange, en lo que apunta a una carrera por ver quién se consolida como la segunda operadora del país. Telefónica, por su gran tamaño como heredera del antiguo monopolio español, queda descartada.

“Todos están hablando con todos”, señalan fuentes del sector. Sin embargo, de viva voz, ninguna empresa confirma oficialmente contactos para emprender una fusión. Hasta la fecha, la operación de la que más se había hablado era la unión de MásMóvil y Vodafone. Pese a ello, esta semana el foco ha girado hacia Orange. Según informó Expansión, la empresa gala y el grupo español habrían comenzado a abordar una posible unión a partes iguales. Preguntados por este extremo, ninguna de las dos compañías ha querido hacer valoraciones.

Los ejecutivos de Vodafone y Orange han hablado abiertamente de la necesidad de concentración en un sector “tan competitivo” como el español. Sin embargo, ha sido la filial de la británica la que más ha fijado su posición. “Buscamos activamente más oportunidades de estructura de mercado, incluyendo establecer alianzas estratégicas en redes o consolidación de mercado”, señaló la compañía a finales del año pasado en una presentación de resultados sobre su sociedad en España. Un mismo mensaje, pero menos rotundo, ha sido el de Orange. “Si hay una buena opción de fusiones y adquisiciones que nos involucre directamente, la consideraremos, por supuesto”, aseguró Ramon Fernández, director financiero de la compañía casi al mismo tiempo.

La estructura del mercado español de telefonía explica por qué, habiendo avanzado Orange y Vodafone su intención de estudiar fusiones, el nombre de MásMóvil aparece continuamente. Hace unos años, España era un mercado de tres grandes operadoras de telefonía (Movistar, Orange y Vodafone). Acumulaban casi todo el mercado y el resto de operadores apenas tenían relevancia. Esto cambió. Actualmente es un negocio de cuatro, especialmente en algunas actividades como los móviles o el de internet en el hogar. Una situación que terminó de tomar forma el año pasado cuando el cuarto operador, MásMóvil, absorbió al quinto, Euskaltel.

Estas cuatro compañías suman el 94% de los clientes de móvil en España y el 97% en la banda ancha fija. Por tanto, si, como dicen los ejecutivos del sector, el mercado español tiene tanta presión competitiva, lo que se constata en la continua guerra de precios, y se tiene que acudir a un modelo con menos operadores para lograr que sea más rentable, son las fusiones entre esos cuatro operadores las que tendrían un cambio significativo en la estructura del sector. Telefónica se ha autodescartado en repetidas ocasiones. No en vano, como principal operadora del país ya tiene importantes restricciones por las normas de Competencia, por lo que absorber a otra compañía obligaría a importantes desinversiones.

Por tanto, quedan tres. Actualmente, Orange tiene el 23% del mercado de móvil y el 24% del de fibra, según los datos de la CNMC. Vodafone tiene el 22% y el 18%, respectivamente; mientras que en el caso de MásMóvil, es el 20% y el 18%. Si finalmente sale adelante una operación, la operadora resultante se reafirmaría como el segundo operador por ingresos por detrás de telefónica, pero se convertiría en el líder en algunos negocios como la telefonía móvil y la fibra. Sin embargo, el tercer operador, quedaría relegado. Distintas informaciones durante los últimos meses han señalado que tanto Vodafone como Orange han llamado a la puerta de MásMóvil, pero nunca ha sido confirmado públicamente por las compañías.

Hay otro detalle que convierte a MásMóvil en el centro de las especulaciones sobre fusiones. Al contrario que Vodafone u Orange, que cotizan en Bolsa, la cuarta operadora española es actualmente propiedad de tres fondos de capital riesgo, KKR, Providence y Cinven, que en 2020 lanzaron una opa sobre el grupo y la sacaron de Bolsa, cuando cotizaba en el Ibex 35. Este modelo de inversión suele tener una vida corta y acostumbra en pocos años a vender la empresa, tras haber logrado aumentar su valor. Es por ello que se asume que, tarde o temprano, los fondos emprenderán su salida.

Es lo que ha ocurrido, por ejemplo, con KKR en Telxius. La filial de infraestructuras de Telefónica tuvo una inyección de capital en 2016 cuando KKR se hizo con el 40%. La semana pasada, el fondo se desprendió de su participación en la compañía por más de 200 millones. Al mismo tiempo, el fondo tiene una opa emitida sobre Telecom Italia, siendo así uno de los actores que más movimiento está protagonizando en el mercado de las telecomunicaciones europeo. Fuentes del mercado señalan que estaría siendo un actor protagonista en las conversaciones entre Orange, Vodafone y MásMóvil, en busca de una fusión.

Problemas de competencia

En cualquier caso, más allá de si finalmente se produce una fusión de MásMóvil con Orange o con Vodafone, el asunto principal que estaría sobre la mesa, según apuntan estas fuentes, sería cómo se afronta una operación de este calado de cara a los posibles límites de la competencia. Este sería un aspecto fundamental a tener en cuenta, ya que en el pasado, otras grandes operaciones en el sector han precisado de unos fuertes compromisos de desinversión. Las autoridades de competencia en Europa, no solo en España, han sido especialmente vigilantes ante la concentración de operadoras de telefonía, algo que sufrió en su día Telefónica en Reino Unido y que ha sido centro de las críticas de las grandes 'telecos' en los últimos años. Estas empresas señalan a las autoridades de competencia y a los reguladores como los grandes responsables de la fragmentación de este sector en Europa.

Se asume, por tanto, que una operación de este calado llevaría a que la empresa resultante tuviera que emprender una desinversión de calado. Ya ocurrió, por ejemplo, en 2015, cuando la absorción de Jazztel por Orange obligó a tener que vender su red de fibra, que englobaba a 750.000 hogares. Aquel se convirtió, paradójicamente, en uno de los primeros hitos para la creación de lo que hoy es MásMóvil. Desde entonces la compañía fue realizando adquisiciones de operadoras más pequeñas hasta ser lo que es hoy, el cuarto grupo del país. Así, una derivada de la fusión que se estaría gestando es el destino que correrían las desinversiones que, de rebote, pueden beneficiar a otros grupos.

De salir adelante, y en los términos actuales del reparto de mercado que podrían variar si se obligara por Competencia a realizar desinversiones, las tres grandes operadoras aglutinarían más del 90% de los principales negocios del sector. Fuera de esa terna quedarían otros nombres. Es el caso de la rumana Digi, de Avatel o de Finetwork, operadoras que han crecido mucho desde el arranque de la pandemia, captando miles de clientes con políticas agresivas de precios pero que a día de hoy tienen una cuota de mercado menor.

Los tambores de fusiones en Europa llevan sonando unos meses y ha provocado que las compañías del sector se hayan recuperado, en parte, de sus caídas bursátiles. En el caso de Telefónica ha incrementado su valor un 12% desde que arrancara el año. Uno de los mercados más activos está siendo Italia. Allí, además de la oferta de KKR por Telecom Italia, en los últimos días se ha conocido que la francesa Iliad se ha interesado por la filial italiana de Vodafone, aunque el acercamiento ha sido rechazado este jueves.

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