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Las trabajadoras de la limpieza de un centro de Carrefour: “Estamos sin trabajo, sin carta de despido, ni paro”

Trabajadoras de la limpieza de Servimil protestan en el centro de Carrefour en Leganés.

Laura Olías

Tienen claro que se han quedado sin trabajo, pero poco más. Diez empleadas de la limpieza del Carrefour de Leganés (Madrid), que venían prestando el servicio a través de una empresa multiservicios, se han visto en la calle pero están “sin carta de despido, sin poder apuntarnos al paro y sin nuestras liquidaciones”, explica Mª Ángeles Zamora, una de las afectadas. La subcontrata para la que trabajaban, Servimil, les comunicó que no podían seguir prestando el servicio porque entraba en concurso de acreedores y que pasaban a depender de Carrefour, pero la multinacional francesa niega tener responsabilidad sobre ellas. “Es complicado, están en un limbo”, lamenta Pedro Garijo, portavoz de CCOO que está asesorando a las trabajadoras.

Las empleadas ponen ahora la mirada en los tribunales, que esperan que arrojen luz sobre el conflicto laboral, que adelantó El Salto. Las limpiadoras se enteraron de que sus puestos corrían peligro a principio de marzo de manera accidental: supieron que Carrefour estaba pidiendo entre sus empleados “voluntarios” para asumir tareas de limpieza, para desempeñar su labor diaria. “Nos sorprendimos, no sabíamos nada”, cuenta Zamora, que lleva casi nueve años limpiando en el centro. “Hay algunas que llevan más y otras menos, pero la plantilla debe rondar de media casi 5 años. Y las dos personas que tienen contratos de obra y servicio llevarán un año y medio o dos años”.

Las alarmas de las trabajadoras saltaron y pidieron explicaciones a Servimil. “Me dicen que van a la quiebra y que les han mandado un comunicado a Carrefour con su situación, explicando que renunciaban al servicio y que sacaran de nuevo a concurso la actividad de limpieza para subrogarnos”, prosigue la trabajadora. Las mujeres, al ver que Carrefour estaba buscando voluntarios entre su propio personal, comienza a movilizarse y, cuando Servimil les comunica el 1 de abril que no puede hacer frente al pago de sus nóminas, convocan una huelga indefinida que se alargó durante 16 días.

Las limpiadoras también aseguran que durante sus paros se mantuvo la limpieza en el centro de Carrefour, por lo que denunciarán también la vulneración del derecho a huelga, que ya llevaron a la Inspección de Empleo. “Entraron después del cierre, por la puerta de atrás, con el director de Carrefour. Se lo dijimos y nos respondió que Carrefour tenía dinero para asumir la multa”, afirma Raquel Madrigal, otra de las limpiadoras afectadas.

“Alguien se tendrá que hacer cargo de nosotras”

El 16 de abril, último día en el que Servimil tenía adjudicada la prestación del servicio, la empresa multiservicios comunicó a sus empleadas que “…con efectos de 17 de abril de 2018, pasará usted a depender de Centros Comerciales Carrefour, S.A”, recoge el sindicato CGT, que también ha acompañado a las limpiadoras en sus movilizaciones. El 17 de abril, las mujeres acudieron a su puesto de trabajo “y se nos negó el paso, Carrefour decía que no se nos había subrogado”, explica Zamora.

Según informan desde CCOO y CGT, Carrefour no ha vuelto a ofertar el servicio, sino que ha internalizado estas labores con personal del centro. “Lo van a hacer reponedores, panaderos, etc. Si internalizara la limpieza en todos sus centros a nivel nacional, calculamos que afectaría a unas 2.000 trabajadoras”, afirma Pedro Garijo (CCOO). eldiario.es ha tratado desde el viernes de recoger la versión del conflicto de Carrefour y Servimil, pero no ha obtenido respuesta de ninguna de las compañías.

Este lunes las trabajadoras se han reunido con el equipo legal de CCOO que les asesora para denunciar el caso. “Vamos a presentar las demandas individuales por despido tanto contra Servimil como contra Carrefour”, sostiene Garijo, que considera que la multinacional francesa debería haberse hecho cargo de las empleadas. “Hablaríamos de sucesión de empresas. Si internaliza el servicio, pero con el mismo personal y necesita ampliarles las horas del contrato o convertir contratos temporales en indefinidos para estas tareas, creemos que debería haber contado con las trabajadoras que ya estaban trabajando en la limpieza”.

Garijo espera que con las demandas por el despido las trabajadoras puedan solicitar su derecho a la prestación por desempleo. “Queremos nuestras liquidaciones. Yo tenía 13 años de antigüedad. Las liquidaciones son nuestras y alguien se deberá hacer cargo de ellas”, afirma Mª Ángeles Zamora. Madrigal afirma que, aunque consiguieron que les pagaran el mes de marzo, les faltan “las horas extra y a una compañera le deben las vacaciones”.

Zamora lamenta la situación en la que han acabado las diez trabajadoras: “Yo a lo malo tengo el sueldo de mi marido, pero hay gente que sí lo necesita más, que sus maridos tienen un día trabajo y otro no... Son situaciones jodidas. Yo tenía jornada completa, aunque muchas tenían solo unas horas. Las criaturas ganaban unos 300 euros, pero eran un apoyo en sus casas”.

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