¿Se puede frenar la miopía?
¿Tienes dificultad para ver objetos lejanos, como una señal de carretera? ¿No la ves hasta que estás a unos metros de distancia, pero puedes leer bien un libro? Lo más probable es que tengas miopía, un error de refracción que ocurre cuando el ojo no puede enfocar objetos lejanos, es decir, las imágenes que están más lejos no son claras.
En la miopía, los objetos cercanos se ven claros pero los de lejos, borrosos. Se calcula que, para el año 2050, la mitad de la población de todo el mundo será miope.
Con una clara tendencia a aumentar en todo el mundo, como reconoce la Organización Mundial de la Salud (OMS), es clave podernos enfrentar a este problema de salud global con nuevas herramientas que, hace unos años, eran impensables.
Miopía, un defecto que aumenta
La prevalencia de la miopía, una de las enfermedades oftalmológicas más comunes en todo el mundo, casi se ha duplicado en todo el mundo en las últimas dos décadas. Y lo que es más preocupante: la edad de inicio está disminuyendo a un ritmo alarmante. Cuanto más joven es una persona con miopía, más rápida es la progresión.
En algunos casos, la progresión lleva a una miopía excesiva con consecuencias como desprendimiento de retina, hemorragia y cicatrización macular, glaucoma y estrabismo.
Con el aumento de la era digital y el acceso a ella a edades más tempranas, lo que obliga a nuestros ojos a adaptarse a una visión cada vez más cercana, el riesgo de miopía aumenta. Sin un control eficaz y la aplicación de medidas preventivas, tal como advierteel Dr. Francisco Javier González García, especialista del Servicio de Oftalmología del Hospital Universitario Rey Juan Carlos, se espera que la miopía y sus consecuencias para la visión afecten cada vez a más personas en un futuro próximo. También es posible que aumenten las posibilidades de que progrese hasta estadios finales tras la adolescencia y etapa de adulto joven a más de cuatro y cinco dioptrías.
Según datos de la Sociedad Española de Miopía, este defecto del ojo afecta al 10% de los niños de 8 años, al 60% de los adolescentes, al 85% de jóvenes de entre 22-25 años y al 35% de los adultos de 40-65 años.
Aunque en algunos casos se desconoce la causa exacta, sí existe evidencia de que muchas personas la hereda, al menos la tendencia a desarrollarla. Además del factor hereditario, asegura este especialista, también influye la manera en la que “usamos” nuestros ojos. Pasar mucho tiempo leyendo, trabajando frente al ordenador o realizando algún trabajo visual intenso de cerca aumenta las probabilidades de tener miopía.
Tratamientos cada vez más focalizados
Las personas con miopía tienen varias opciones para recuperar una visión lejana clara. Hasta hace poco, las pautas de corrección se centraban sobre todo en el uso de gafas, lentes de contacto o cirugía refractiva. Con ellas, se vigila la progresión de la miopía, pero no se frena.
El aumento de los casos y el desarrollo de nuevas tecnología ha permitido ir más allá del simple control. Se han hecho importantes pasos no solo para corregir el defecto sino para frenar su progresión.
En este sentido, y muy fácil de llevar a cabo pero no para ello menos efectivo, es pasar más tiempo al aire libre. En un estudio publicado en la revista de la Asociación Médica estadounidense (JAMA), los expertos aconsejan que los niños, sobre todo los hijos de padres miopes, pasen al menos cinco horas al día realizando actividades al aire libre.
Salir de casa ayuda a que los ojos no tengan que hacer tanto esfuerzo para enfocar los distintos objetos. Además, añade el Dr. González García, se recomienda al menos 15 horas de actividades al aire libre a la semana en la edad infantil
Otro tratamiento prometedor es el uso del fármaco atropina, un anticolinérgico de aplicación tópica ocular, capaz de controlar la progresión de la miopía. Lo que hace es ayudar a dilatar la pupila y ver el fondo de ojo así como objetivar defectos refractivos reales. Los estudios muestran que una dosis baja de atropina, administrada antes de acostarse, puede retardar de manera significativa la progresión de la miopía en niños. Es una opción que puede evaluarse ya que no está claro un posible efecto rebote si se suspende con el tiempo. Esto es algo que debe valorar un oftalmólogo.
Por último, están las medidas ópticas como la ortoqueratología (Orto-K), una técnica que corrige la visión mientras dormimos. Se trata de lentes de contacto rígidas permeables al gas de uso nocturno que induce un moldeo corneal durante el sueño y permite que, al retirarse, la persona pueda ver sin gafas durante 12-15 horas. Este tratamiento puede hacer que la miopía progrese entre un 40-50% menos que con el uso de gafas o lentillas normales, explica el especialista del Hospital Universitario Rey Juan Carlos.
En una revisión sobre este tratamiento, los expertos reconocen que puede ser eficaz para ralentizar la progresión de la miopía en niños y adolescentes, con un efecto mayor cuando se inicia a una edad temprana (de seis a ocho años). Aunque admiten que la seguridad es un motivo de preocupación por riesgo de queratits microbiana.
Los expertos trabajan también con otros tratamientos como las lentes de contacto blandas de desenfoque periférico, que podrían reducir la progresión de la miopía en casi un 60% con un uso diario, durante 6-7 días a la semana.
No obstante, sentencia el Dr. González García, pese al camino recorrido en el campo del tratamiento para la miopía todavía queda mucho trabajo por hacer.