Economía y medioambiente se dan la mano y la alianza se llama ‘electrificación de la demanda’
Hasta hace algunos años, muchos creían que los intereses económicos y la defensa medioambiental eran incompatibles. Sin embargo, en los últimos tiempos, la evolución tecnológica y el interés de los inversores internacionales por destinar sus fondos a iniciativas sostenibles han permitido el entendimiento y el sistema ha sabido hacer de la necesidad virtud para obtener rentabilidad con el proceso de transición energética. Un buen ejemplo de esta nueva coyuntura es el creciente proceso de la electrificación de la demanda, concepto que se refiere a utilizar únicamente energía eléctrica en toda la actividad empresarial y doméstica con el objetivo de reducir la emisión de gases de efecto invernadero.
Los beneficios si todo funcionara con electricidad de origen renovable son numerosos. Por esta razón, desde la Agencia Internacional de las Energías Renovables (IRENA) destacan que “esta solución ofrece a los gobiernos la posibilidad de acelerar el crecimiento económico, mejorar la seguridad energética y reducir los efectos, cada vez mayores, del cambio climático”. Así lo afirmó Francesco La Camera, director general de la entidad, durante el acto oficial de presentación del informe El panorama de la innovación para la electrificación inteligente: Descarbonizar los sectores de uso final con energía eléctrica, celebrado el pasado mes de junio en la sede de la Comisión Europea en Bruselas.
En el mismo evento, Kadri Simson, la comisionada europea de Energía, aseguró que “la crisis energética está demostrando la importancia de reducir nuestra dependencia de combustibles fósiles importados. Por eso hemos aumentado nuestras exigencias en relación con las renovables para situarlas en el 42,5% de aquí a 2030. Para facilitar la electrificación inteligente proponemos un diseño del mercado de electricidad que permita una aceleración aún más rápida de las renovables”.
Para España, las ventajas competitivas podrían ser numerosas y pasan por consolidar su posición como país productor y exportador de energía, con su correspondiente reindustrialización, además de fomentar la eficiencia energética, el ahorro, el acatamiento legislativo y mejorar la imagen exterior. Todo ello sumado al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU e impulsando el Acuerdo de París de lucha contra el cambio climático.
Sin embargo, todavía existen retos que abordar, tal y como recoge el análisis La electrificación, clave contra el cambio climático, elaborado por la Asociación de Empresas de Energía Eléctric (Aelēc). Este documento exige “cambios estructurales profundos en nuestros hábitos y en nuestra manera de generar y consumir energía como sociedad”. Para Aelēc, la electrificación de la demanda “es clave para descarbonizar” y “es el método más económico para hacerlo”, por ello aboga por “la integración masiva de energías renovables en el sistema, con la electrificación de los principales sectores consumidores de energía” y señala directamente a tres: “Transporte, industria y edificación”. Asimismo, el organismo también precisa que “la digitalización de las redes eléctricas, especialmente las de baja tensión, permitirá al consumidor adecuarse a los nuevos consumos eléctricos, como el autoconsumo, la generación distribuida y la gestión de la demanda”.
¿En qué dirección trabaja la administración?
El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2023-2030, enviado a la Comisión Europea para su revisión y actualmente en consulta pública, recoge como uno de sus pilares la electrificación basada en un origen verde. Concretamente enfatiza que “la transición hacia un sistema eléctrico descarbonizado implica una incorporación importante y sostenida de fuentes renovables” hasta “alcanzar en 2030 el 42% del uso final de energía”. El plan aclara que la demanda eléctrica final de sectores no energéticos se incrementará un 5,2% hacia el final de la década, lo que supone un incremento que iría desde los 232 TWh en el año 2020 hasta los 253 TWh en el año 2030. En el escenario objetivo del PNIEC, el porcentaje de generación renovable en el sector eléctrico experimentaría “un incremento del 32% en este periodo, pasando del 42% en 2020 al 74% en el año 2030”. Del mismo modo, el PNIEC indica que “la estimación de las inversiones totales necesarias para lograr los objetivos serían de 241.000 millones de euros”, distribuidos en “ahorro y eficiencia (35%), renovables (38%), redes y electrificación (24%) y el resto de las medidas (3%)”.
Pese a todo, desde diferentes organizaciones, como el Foro Mercado Libre, alertan de que, para cumplir con el plan, “es necesario una fuerte inversión en redes y almacenamiento y, al menos, siete años para adaptar todo el sistema”. Al mismo tiempo, respecto a los sectores que más CO2 emiten actualmente, fuentes de la misma entidad detallan que “la previsión del PNIEC de que en 2030 circulen en España 5,5 millones de coches eléctricos es demasiado optimista, ya que en estos momentos tan solo hay cerca de 200.000”. En materia de edificación, subrayan que “los esfuerzos deben orientarse a renovar el importante parque de edificios antiguos de nuestro país, dado que este sector es uno de los principales emisores de CO2 y consumidores de energía de las sociedades avanzadas”. Además, recuerdan que “la normativa ya obliga a cumplir unos exigentes estándares en la nueva construcción”.
Con estos postulados coinciden otras asociaciones. Desde la Fundación Renovables, tienen claro que “el transporte es la mayor fuente de emisiones de gases de efecto invernadero en la UE y debe ser el sector que se descarbonice con mayor celeridad”. Concretamente, en su informe Planes Nacionales de Energía y Clima: hacia un transporte descarbonizado matizan que “las emisiones del transporte por carretera son las más preocupantes, ya que en 2019 representaron tres cuartas partes del total”. Respecto a la edificación, la misma organización remarca que “los edificios son responsables de hasta el 40% del consumo total de energía de la unión y la mayoría de ellos (75%) se consideran ineficientes, lo que significa que los habitantes de la UE residen en viviendas inadecuadas”. Igualmente, la fundación reivindica la necesidad de “llevar a cabo una ola de renovación profunda y holística; aplicar un marco normativo sólido y claro con salvaguardias sociales; y activar y apoyar a los agentes nacionales y locales sobre el terreno, a través de políticas adecuadas de la UE en materia de construcción”.
Finalmente, desde el Foro para la Electrificación recuerdan que “la electrificación de la demanda es estratégicao para reducir la dependencia de España de las fuentes de energía primaria, pero sus beneficios para la sociedad van desde la conservación del medioambiente hasta la creación de nuevos puestos de trabajo en todo el territorio”. Tanto es así que, sobre este último punto, el propio PNIEC estima “un crecimiento neto del empleo entre 253.000 a 348.000 personas respecto al escenario tendencial. Estos datos incluyen el aumento del empleo referente a la dimensión de eficiencia energética y que se estima entre 56.000 y 100.000 empleos”.