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Peugeot 308, Opel Astra, Seat León o Volkswagen Golf: ¿con qué súper ventas te quedas?

El nueco Opel Astra: más ligero y aerodinámico que su antecesor.

Jorge Castro

Se puede decir que España se rinde ante los polivalentes compactos de cuatro metros largos y cinco puertas. No en vano, año tras año desde hace tres lustros, su silueta es la que lidera las clasificaciones mensuales de matriculaciones en nuestro país.

Los representantes que traemos aquí son los ejemplos de libro de coches parecidos, pero que no tienen nada que ver entre ellos. El León y el Golf, por ejemplo, comparten bastidor, motores y transmisiones. Y, sin embargo, aunque sea más veterano, el hispano alemán arrasa en el acumulado de ventas: fue el más vendido el año pasado y lo sigue siendo en 2018.

El Peugeot es aún más veterano (se presentó en 2012) pero no le gana nadie a vistosidad interior y equilibrio entre comportamiento y confort. Se trata de una apuesta muy sensata para quien quiera un coche para su disfrute y el de la familia.

Más nuevo, con una línea más fluida, el Astra se puso a régimen y perdió nada menos que entre 120 y 200 kilos, según versiones. La dieta le permitió escalar posiciones en el ranking y hoy goza de una merecida buena salud. Pero vayamos uno a uno:

Peugeot 308

Mejorado en la primavera del año pasado sobre el modelo de inicio de esta generación, el 308 ha evolucionado en todo lo concerniente a motores, cambios, suspensión y aspecto exterior, y lamentablemente no ha corregido casi ninguna de las molestias derivadas del manejo de casi todos los sistemas del coche desde una gran pantalla táctil.

Los motores diésel de 1.6 litros HDI ahora son de 1.5 litros para satisfacer las nuevas normas anticontaminación y no necesitan aditivos para superar el examen. La caja de cambios de ocho velocidades automática es mejor que la anterior de seis, y los de gasolina 1.2 Pure Tech también se han afinado recientemente.

Al fin el control de velocidad puede intervenir en los frenos para mantener la distancia respecto al coche de delante, y las cámaras reconocen las señales de tráfico para ajustar la velocidad de forma automática.

El interior i-cockpit con un volante diminuto situado muy abajo, y una instrumentación muy alta es una combinación cuya conveniencia va por barrios, mientras que la pantalla central ahora se toca mejor (es como la del móvil) pero sigue obligando a quitar la vista de la carretera para cambiar la temperatura del aire, por ejemplo.

Opel Astra

El Astra es tan discreto que cuesta llamar la atención en relación al importante esfuerzo que se ha hecho en materia de ingeniería, puesta a punto y exclusividad de ciertos equipamientos. Más ligero que su antecesor, es también más aerodinámico y, por ende, menos gastador. Este atributo se evidencia especialmente cuando se combina con los motores de gasolina, sobrealimentados y suaves tal como también venía siendo marca de la casa hace un par de generaciones, y en un confort sonoro muy notable.

Diferente respecto a la competencia es su presentación interior. Un punto más sobrecargada pero bien ejecutada, ofrece además espacio para equipamientos que no tienen competencia. El sistema OnStar es un buen ejemplo.

Además, ofrece WIFI para siete dispositivos sin limitación de datos y por descontado se ocupa de localizarnos en caso de accidente o necesidad, mandando a la grúa. Esto no lo tiene nadie en este segmento, y es de justicia reconocerlo. Tampoco ofrece nadie iluminación matricial por LED, que dibuja la máxima cobertura del haz de luz sin molestar al resto de coches, o los asientos con ventilación.

Seat León

Diseñado con cariño, el León no pasa de moda y como puede recurrir al banco de elementos, cálculos y equipamientos del grupo VW, tiene de todo y todo funciona como se espera.

Disponible en versiones de tres y cinco puertas, familiar y casi-todo-camino (X-Perience), tiene motores de tres y cuatro cilindros de inyección directa, el afamado cambio de doble embrague DSG, transmisión a dos o cuatro ruedas motrices, suspensión pilotada y una versión Cupra de 300 que literalmente, quita el hipo.

Los motores TDI más pequeños ahora con 116 caballos funcionan mejor, y hay motores de gasolina de un litro, 1.4 con desconexión de cilindros (el más equilibrado por consumo y prestación) y un 1.8 de 180 caballitos muy interesante si se busca contundencia y no se quiere (o puede) saltar al Cupra.

De entre todos los vehículos que ofrecen ayudas a la conducción, el León es de los que mejor integra la asistencia al mantenimiento del carril, la distancia al coche precedente o el frenado automático en ciudad o durante las maniobras de aparcamiento, también automáticas.

Volkswagen Golf

El Golf pasa constantemente la reválida y lo hace generación tras generación con una mezcla de sobriedad, calidad y variedad de versiones que de momento solo existen bajo el paraguas del grupo VAG.

Al igual que el León, con el que comparte todo lo que no se ve, también se ofrece en carrocería de tres puertas, de cinco, familiar y campera Alltrack, con protecciones plásticas alrededor y bajo la carrocería y tracción a las cuatro ruedas con conexión automática mediante un embrague Haldex.

De entre la variada oferta de motores diésel, gasolina, híbridos y eléctricos, conviene detenerse en el 1.0 TSI de tres cilindros y 110 caballos, asociado al cambio automático de doble embrague DSG de siete velocidades. Radicalmente económico en todas las circunstancias, supera en agrado de uso al 1.6 TDI y le iguala el consumo, aunque el precio del combustible sea ligeramente -por el momento- superior.

Parece mentira que tenga tres cilindros porque no vibra nada, que solo cubique un litro porque es valiente en autopista bien cargado, y que se lleve tan bien con el cambio automático, que mejora el consumo respecto al cambio manual.

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