Soy Dani Álvarez, presento y dirijo cada mañana Boulevard en Radio Euskadi entre las 6 y las 10 de la mañana. A los 12 años escuché por primera vez a Iron Maiden y me dije “esto es lo mío”. Desde los 22 busco y cuento noticias, y a todas horas escucho Metal. He entrevistado a más lehendakaris (5) que veces he visto a Metallica o he ido a Wacken (4). Decir más sería reiterativo.
¿Cuándo dejó el Heavy Metal de ser contracultura?
Hubo un tiempo en el que la imagen del Heavy Metal era mayoritariamente rechazada y ridiculizada. Vestirse de negro, cuero y con tachuelas era una manera de diferenciarse de la mayoría y, también, de desafiar a unas sociedades occidentales en las que las modas empezaban a condicionar no sólo el aspecto externo de las personas sino también sus gustos. Las listas de éxito no fueron sino la traslación a la música de los modelos, colores y tendencias que iba proponiendo la industria textil. Para ser “moderno” había que seguir las modas, y para descolgarse de ello las entonces llamadas “tribus urbanas” eran un puerto refugio. Y, entre ellas, aparecían las largas melenas del Metal.
Treinta años más tarde, quienes miraban con desdén un movimiento que se definía como de gente poco aseada, ha pasado a ser un gancho más de una industria de la moda a la que se le van agotando las ideas. Como sucede en todos los órdenes que devoran creaciones casi al mismo tiempo en que se plasman, han repetido los patrones de la década de los setenta, luego los de los ochenta y, al final, han terminado pescando en el caladero que tenían condenado: el de las subculturas.
La revista Vogue publicó a finales de marzo un artículo titulado “¿Cuándo Metallica pasó a ser una moda?” en el que describía cómo grandes firmas del diseño mundial han introducido durante los dos últimos años colecciones basadas en Iron Maiden, Slayer o Motorhead con gran éxito, incluso colaborando con las propias bandas en su implantación. Steve Harris lo hizo con Balenciaga expandiendo la imagen de la Doncella, Loewe lo hizo imitando el logo de Slayer, Versace mirando hacia el Metal ochentero y el movimiento gótico o Maya Hansen con sus corsés de portadas de discos clásicos.
A esto, debemos añadir que estrellas del Pop y otros ámbitos del horterismo se hayan decantado últimamente por aparecer con camisetas de bandas heavies enojando a más de uno. Ahí están Justin Bieber, David Beckham, Rihanna o Lady Gaga. Por si esto fuera poco, en la moda convencional también se aprovechan de este nuevo filón y H&M vende a precio de ganga camisetas con diseños de Ramones o Guns N’ Roses. Hasta televisiones como La Sexta u organizaciones como la ONCE han empleado el Heavy Metal como reclamo publicitario.
¿Significa esto que este género musical y su filosofía han dejado de ser contracultura? Probablemente sí. Lejos quedan aquellos tiempos en los que la censura perseguía portadas y letras de canciones, o se nos temía como peligrosos quemaiglesias que sacrificaban bebés. Sin embargo, y aunque no tengo mayores problemas en adaptarme a estos cambios, no me acaba de agradar el ver la imagen de Justin Bieber con una camiseta de Metallica. ¿Acaso a ti te sienta bien? Ya lo que nos faltaba era quedarnos como objeto de museo usados por las grandes firmas para adornar sus modelitos. No estaba tan mal cuando vivíamos aislados en nuestro rinconcito.
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Soy Dani Álvarez, presento y dirijo cada mañana Boulevard en Radio Euskadi entre las 6 y las 10 de la mañana. A los 12 años escuché por primera vez a Iron Maiden y me dije “esto es lo mío”. Desde los 22 busco y cuento noticias, y a todas horas escucho Metal. He entrevistado a más lehendakaris (5) que veces he visto a Metallica o he ido a Wacken (4). Decir más sería reiterativo.