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Un estudio de Emakunde saca a la luz el papel crucial de las arquitectas, invisibilizadas y sin reconocimiento social

Una alumna de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de San Sebastián

Maialen Ferreira

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Solo un 31,5% de las arquitectas colegiadas en España son mujeres y tan solo el 5% de las cátedras universitarias en Arquitectura de todo el país corresponden a mujeres. Por si esto fuera poco, en los 41 años desde que se otorga el premio Pritzker, el más prestigioso de la arquitectura mundial solo una arquitecta ha recibido el galardón a título individual, Zaha Hadid en 2004. Son solo unos de los ejemplos que analiza y saca a la luz el estudio “Arquitectas (in) VISIBLES en Euskadi. La problemática que esconde esta invisibilización” realizado por la doctora arquitecta Verónica Benedet y el Instituto Vasco de la Mujer - Emakunde.

“Actualmente en la profesión sigue triunfando el modelo competitivo masculino donde se sobrevalora el poder y la autoridad. En este esquema, las arquitectas, a pesar de sus cualificaciones iguales o superiores a las masculinas, terminan refugiándose en ámbitos menos valorados de la profesión”, ha recalcado Benedet durante la presentación del estudio este martes en Vitoria.

Las arquitectas, a pesar de sus cualificaciones iguales o superiores a las masculinas, terminan refugiándose en ámbitos menos valorados de la profesión”

Verónica Benedet Doctora arquitecta

Entre las desigualdades que sufren ha citado “su falta de reconocimiento social, el doble esfuerzo que necesitan hacer para lograr lo mismo que los arquitectos, las discriminaciones, sexismos y micromachismos que viven, la exclusión a determinados ámbitos, la brecha salarial y la precariedad laboral, la conciliación y la maternidad como penalidad, etc”. Para llegar a estas conclusiones en su trabajo se ha basado en entrevistas a arquitectas, profesoras universitarias y alumnas de Arquitectura.

“Argumentar que cualquier mujer o hombre con buenas calificaciones puede ascender académicamente de manera ecuánime es una verdad a medias. Lamentablemente los méritos académicos no son suficientes entrando en juego otros factores donde las mujeres no tienen las mismas oportunidades. Esto ha sido demostrado en un estudio realizado por Inés Sánchez de Madariaga y el Ministerio de Ciencia e Innovación de España (Libro Blanco. La situación de las mujeres en la ciencia) en donde se pudo comprobar que las mujeres en la academia necesitan tener 2.5 más de méritos que los hombres para poder ser promocionadas”, apunta el informe publicado.

En su trabajo ha aportado información sobre la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de San Sebastián, que forma parte de la UPV/EHU desde 1982. Benedet destaca el aumento progresivo de las profesoras de la universidad entre 1993 y 2020 como algo positivo. En 27 años se incrementa un 20,5% la presencia de profesoras en este centro académico. Actualmente el 24% del personal docente e investigación (PDI) son mujeres. Sin embargo, no hay ninguna catedrática arquitecta en esta escuela. “Es importante que se hable y que se visibilicen estos temas. Nosotras seguimos llevando sobre nuestra espalda los cuidados, el ámbito doméstico e impacta mucho la maternidad en el currículum de las arquitectas”, ha lamentado la investigadora.

Tal y como ha destacado, la mayor parte de la arquitectura de Euskadi reconocida ha sido realizada por hombres, pero el hecho de que no existan referentes femeninos o sean escasos no quiere decir que las mujeres no hayan participado como sujetos activos en el diseño y en la arquitectura. Actualmente el 33% de las arquitectas colegiadas en Euskadi son mujeres. Por poner un ejemplo del trato discriminatorio que reciben, el reconocimiento de las aportaciones de las arquitectas a publicaciones de la arquitectura vasca son muy escasas, mientras que los porcentajes de obras masculinas reconocidas se sitúan entre el 91 y 99%. “Las arquitectas están y son muchas, pero lamentablemente sus aportaciones han sido invisibilizadas, calladas, ocultadas, excluidas o penalizadas por esta cultura patriarcal imperante”, ha declarado.

La bibliografía recomendada en la carrera de Arquitectura, como explica Benedet en su investigación, sigue siendo aquella que omite las aportaciones y las representaciones de las mujeres y que normaliza la idea de los grandes maestros de la arquitectura. No recogen las nuevas necesidades del amplio espectro del alumnado y sobre todo del mayoritario alumnado femenino, como tampoco atiende a las nuevas necesidades y requerimientos de las ciudades y de la sociedad del siglo XXI. Las alumnas de Arquitectura en Euskadi superan ya a los alumnos varones, sin embargo, “la feminización en las aulas no tiene el reflejo correspondiente en las instancias posteriores”, ha señalado la autora.

La brecha salarial, los techos de cristal, la conciliación laboral y familiar, son problemas que afectan directamente también a las mujeres arquitectas y que impiden en muchos casos que desarrollen su actividad en igualdad con los hombres”

Izaskun Landaida Directora de Emakunde

“La visibilización de las mujeres arquitectas supone no solo un reconocimiento a su labor, supone también que niñas y chicas jóvenes tengan referentes visibles en este ámbito y supone poner sobre la mesa las dificultades estructurales a las que se enfrentan las mujeres arquitectas en su desarrollo profesional. La brecha salarial, los techos de cristal, la conciliación laboral y familiar, son problemas que afectan directamente también a las mujeres arquitectas y que impiden en muchos casos que desarrollen su actividad en igualdad con los hombres”. Para ello es necesario, en sus palabras, “incorporar la perspectiva de género en la arquitectura”, ha argumentado la directora de Emakunde, Izaskun Landaida, que también ha estado presente durante la presentación del documento.

Para intentar darle solución a esta problemática o al menos reconducir la situación, Benedet ha participado en una investigación iniciada en marzo del 2020 junto con la también doctora arquitecta Olatz Ocerin que lleva el nombre de “Arquitectas en Euskadi. Visibilizando sus aportaciones”. Según explica Benedet en su trabajo, este nuevo estudio ha permitido realizar “un vaciado documental y preliminar de las aportaciones de la arquitectas reconocidas en la historiografía de la arquitectura vasca”. Como resultado de ese trabajo, se ha elaborado una memoria donde a través de fichas descriptivas, se han recogido las contribuciones de 41 arquitectas en Euskadi.

Otro de los proyectos que destaca la autora y que mejoran la perspectiva del futuro de las arquitectas es el que se realizará a finales de 2021 y en el marco de la Bienal Internacional de Arquitectura de Euskadi (Mugak 2021). En concreto se realizarán 3 talleres en las tres capitales vascas y un cuarto en Navarra con los que se pretende avanzar en el conocimiento de arquitectas y sus contribuciones, además de enriquecer la perspectiva que se tiene de la profesión en los territorios de Euskadi y Navarra. Una vez realizados, el objetivo es “generar un corpus de conocimiento de referentes femeninas para posteriormente incorporarse a la historiografía arquitectónica con el fin de re‐elaborar un relato inclusivo de la arquitectura contemporánea vasca”. “Queda mucho aún por recorrer en Euskadi, pero estas pequeñas acciones van abriendo el camino a futuros trabajos e investigaciones”, concluye Benedet.

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