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Euskadi descarta que la nueva emergencia sanitaria acarree un confinamiento general pero advierte de que puede llegar un “tsunami” de coronavirus

La consejera de Salud, Nekane Murga, y la de Desarrollo Económico, Arantxa Tapia, antes de la rueda de prensa de este sábado

Iker Rioja Andueza

15 de agosto de 2020 13:56 h

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“Regresamos a un escenario extraordinario”. Las consejeras vascas de Salud, Nekane Murga, y de Desarrollo Económico, Arantxa Tapia, que ya fue portavoz en la desescalada y que ahora continúa con esa función en la nueva escalada, han presentado en Bilbao el plan de Euskadi para reactivar desde el lunes 17 de agosto la “emergencia sanitaria”, que ya estuvo vigente entre marzo y mayo. El martes se concretarán todas las medidas que acarreará este nuevo marco -han hablado textualmente de “paso atrás” en la nueva normalidad- pero han incidido en que las nuevas restricciones vienen precisamente para evitar un empeoramiento de la situación epidemiológica que conlleve un segundo confinamiento o limitaciones en la movilidad.

El nuevo “marco” de excepcionalidad entrará en vigor el lunes tras la publicación en el Boletín Oficial del País Vasco de todas las normativas. El martes se reunirá por vez primera el gabinete de crisis (llamado LABI y en el que participan no sólo la Administración autonómica sino la estatal, la foral y la local) con el lehendakari, Iñigo Urkullu, como “mando único”. Las decisiones que se aprueben entrarán en vigor el miércoles y apuntan a una limitación en hostelería en lo tocante a aforos -los horarios se limitarán en toda España con anunció el Ministerio de Sanidad-, a controlar que no haya grupos de 10 personas como norma general y a habilitar un sistema para actuaciones 'quirúrgicas' en barrios o municipios en caso de brotes, que en ese caso sí podrían incluir cierres. Late en el ambiente la decepción que ha generado en el Gobierno la resolución del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco que ha tumbado la restricción horaria en hostelería adoptado con la normativa ordinaria en la mano y la necesidad de no dar pasos en falso sin seguridad jurídica.

“Vamos a ir a un marco diferente. Damos un paso atrás en la nueva normalidad”, ha dicho Tapia, que considera que esta emergencia sanitaria podría durar meses y meses con un incremento y descenso de las restricciones en función de la situación de la pandemia y el necesario “equilibrio” con el mantenimiento del mayor número posible de actividades sociales y económicas. No obstante, también han apelado a la responsabilidad ciudadana, a que cada cual controle sus relaciones con terceros y sus contactos y que su extremen las medidas preventivas como el lavado de manos, el uso de mascarilla o las distancias. “El sacrificio es imprescindible”, han demandado.

“Una emergencia sanitaria no es un estado de alarma. Una emergencia sanitaria no es un confinamiento. Una emergencia sanitaria no conlleva todas aquellas medidas que se impusieron en marzo. Nos va a permitir evitar esos tiempos pasados y afrontar esta fase de manera más efectiva, afrontar septiembre de la mejor manera posible”, han incidido Tapia y Murga en una jornada en la que las cifras de contagios en Euskadi vuelven a máximos con 575 positivos en 24 horas y 158 personas hospitalizadas (31 ingresaron el viernes). “Estamos ante un posible tsunami”, ha asumido Murga sobre los malos datos vascos, que la convierten en una de las regiones de Europa con mayor incidencia por habitante.

Las autoridades sanitarias vascas, en todo caso, consideran que el impacto de la segunda ola es diferente. Es diferente porque se detectan a más personas asintomáticas y “presintomáticas”, es decir, antes de que desarrollen los síntomas. En definitiva, los casos sospechosos son aislados y dejan de hacer vida normal mucho antes que en marzo. “La situación nos obliga a hacer algo más pero no estamos como estábamos en marzo”, apuntan desde el Gobierno vasco. De hecho, han modificado este sábado el dato de rastreadores que estarían operativos en relación a la cifra ofrecida el jueves: ahora son 300 y no 270. También se han felicitado por haber vuelto a batir el récord de PCR realizadas: 8.263.

Euskadi quiere evitar a toda costa el “colapso” del sistema sanitario y más en un período en el que la plantilla está muy mermada por las vacaciones del personal. “El objetivo de establecer estas medidas es, en primer lugar, evitar tensionar el sistema de salud, alejarlo de cualquier colapso”, han incidido las consejeras. Los datos hablan por sí solos. No paran de crecer los ingresos y con los 31 de las últimas 24 horas la cifra de hospitalizados llega a 158. 13 de ellos están críticos en la UCI. Murga ha advertido de que el riesgo está en las personas de más edad, pero ha recordado que hay un menor ingresado y varias personas de mediana edad muy graves en la UCI ahora mismo. Osakidetza no ofrece datos diarios de fallecimientos, pero Murga sí ha admitido que en la primera semana de agosto la mortalidad “ya se multiplicó por cinco”. También se ha vuelto a colar el coronavirus en las residencias vascas.

“Euskadi se encuentra en la fase de ascenso. La evolución es más lenta y con casos menos graves, pero es preocupante”, ha señalado Murga, muy consciente de que los cientos de contagios de las últimas jornadas seguirán multiplicando los ingresos en un plazo corto. Bizkaia es el territorio más castigado pero la incidencia poco a poco crece en Álava. En Gipuzkoa sí que parece más contenida la situación. De los nuevos positivos, 378 han sido vizcaínos, 126 alaveses y 64 guipuzcoanos -también hay 7 de fuera-. En todo caso, es llamativo que muchos de los contagiados naturales de Bilbao no se hayan infectado allí, sino en “la costa”. La gran movilidad y ocio, especialmente en el Gran Bilbao, está multiplicando la incidencia de la COVID-19, según Murga.

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