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Los socialistas vascos exhiben sus recelos con el PNV y con el Gobierno de Urkullu por sus críticas a Sánchez

Mosaico de todos los intervinientes en la videoconferencia parlamentaria

Iker Rioja Andueza

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El Parlamento Vasco ha celebrado este jueves una sesión especial por su formato y por su naturaleza. Por vez primera en sus 40 años recién cumplidos, la Cámara ha organizado una reunión “informal” por videoconferencia para que el lehendakari, Iñigo Urkullu, y la consejera de Salud, Nekane Murga, informasen sobre su gestión de la crisis del coronavirus (la de Seguridad, Estefanía Bletrán de Heredia, no ha tomado la palabra en casi cuatro horas). La distancia entre los intervinientes no ha sido solamente física, sino también política, ya que incluso el PSE-EE, que es socio del PNV en el Gobierno de coalición, ha mostrado su resquemor por las críticas que el gabinete de Urkullu ha ido vertiendo en las últimas semanas ante las decisiones del presidente socialista, Pedro Sánchez.

El portavoz socialista, José Antonio Pastor, ha dejado fuera de toda duda la “lealtad” de su partido con el Ejecutivo vasco, pero ha remarcado la “rueda” de declaraciones críticas de cargos del Gobierno y del PNV contra decisiones de Sánchez, básicamente en tres momentos, cuando se declaró el estado de alarma, cuando se paró la actividad económica y en las últimas horas con los cambios en las políticas activas de empleo. “A veces cuesta menos tiempo coger el teléfono y hablar con el Gobierno que montar declaraciones y ruedas de prensa para quejarse de algo que no era tal problema”, ha dicho Pastor, que ha pedido a sus socios que huyan de debates “a la luz pública”.

Los socialistas también se han referido al presidente de la patronal vasca Confebask, Eduardo Zubiaurre, cercano al PNV de Eibar en el pasado, y que atacó en Radio Euskadi a Sánchez cuando optó por detener toda la economía no esencial. “Quiero criticar la falta de respeto institucional del presidente de Confebask, algo que el lehendakari no hubiera consentido si se habría dirigido a él”, ha apostillado Pastor, que ha considerado que no es tan exagerado hablar de “un parón de ocho días” si lo que se consigue evitar es una nueva cadena de contagios. De hecho, ha citado el medio centenar de positivos en Mercedes-Benz como ejemplo de lo que se pretendía cortar.

En la misma línea, la portavoz de EH Bildu, Maddalen Iriarte, también ha cuestionado el papel del Gobierno y del PNV al oponerse al parón económico. “Asisto atónita al obsceno debate sobre los supuestos males de parar la actividad no esencial. La patronal está muy lejos de representar a todas las empresas vascas. No dijeron nada cuando centenares de pequeños negocios tuvieron que cerrar. Y nada cuando se aprobaron centenares de ERTE. Ustedes han abierto la puerta de atrás para trampear el confinamiento”, ha acusado Iriarte, que ha indicado que si los contagios no se han detenido en las últimas semanas es porque se han producido en las empresas.

Urkullu se ha apoyado en datos para dejar en evidencia el fuerte impacto del Covid-19 en la economía vasca y ha parecido responder a los socialistas cuando ha dicho que Sánchez le habría felicitado por su “lealtad”.  Ha aludido a los 10.900 empleos destruidos de golpe, a los 144.000 afectados por ERTE y a los “sectores enteros” paralizados. “Recuperar el pulso económico va a ser muy difícil. [...] Saldremos magullados, doloridos. Pero saldremos adelante”, ha pronosticado Urkullu. Sobre el debate concreto en torno al parón industrial, sí que ha insistido que “la salud y el empleo pueden y deber se compatibles” e incluso ha indicado que las medidas de flexibilización del cierre total adoptadas en Euskadi han sido asumidas por el Gobierno central y por otras comunidades autónomas. El portavoz del PNV, Joseba Egibar, ha respaldado esta posición al recordar que la economía necesita mantener un hilo de “oxígeno” para no sufrir una debacle. 

Cigarros, ladridos y un vermú retrasado

El PP, por su parte, ha criticado que el lehendakari no haya solicitado apoyo del Ejército de manera más activa. Su portavoz ha sido Carmelo Barrio y no el dimitido Alfonso Alonso. De hecho, ha agradecido la labor de todos los cuerpos pero no de las Fuerzas de Seguridad del Estado o de las Fuerzas Armadas. Urkullu ha indicado que “acordó” con el delegado del Gobierno, Denis Itxaso, que el Ejército sólo interviniese en labores de desinfección de infraestructuras estatales.

En cuanto a Elkarrekin Podemos, cuyo representante ha sido el exlíder Lander Martínez, Urkullu no ha explicado por qué el portavoz del Gobierno, Josu Erkoreka, dijo que Euskadi había acordado el confinamiento cuando, en las horas previas al estado de alarma, el propio Erkoreka rechazó tal posibilidad. El lehendakari, en cambio, ha insistido en que ha sido “pionero” en España en plantear medidas restrictivas, como el cierre de colegios. “Confieso que nos hemos encontrado en una situación inesperada y difícilmente imaginable, como la mayor parte de los Gobiernos del mundo. La hemos afrontado con responsabilidad y conscientes de la importancia del momento que vivimos”, ha añadido. Martínez ha replicado que no era un foro para hablar y valorar la actuación del Estado, sino la de la comunidad autónoma.

La sesión pasará a la historia como la primera realizada por videconferencia. Los letrados ya dejaron claro que no tendrá validez institucional alguna, lo que ha enfadado a los partidos de la oposición, que han reclamado más control efectivo de la labor del Gobierno y no sólo sobre el Covid-19, sino sobre otros temas. La presidenta de la Cámara, los miembros de la mesa y los portavoces han intervenido desde sus casas, lo que ha acarreado escenas simpáticas como uno de los participantes fumando, un perro ladrando, la consejera Murga saliendo de plano para toser y un vermú retrasado por la larga duración del encuentro. Como excepciones Egibar ha entrado desde la sede del PNV en Gipuzkoa con un gran crespón negro de fondo y Carmelo Barrio estaba en su despacho en el Parlamento. El lehendakari y su equipo, que estaban en Presidencia. Otras instituciones como el Parlamento de Navarra, el de Galicia o las propias Cortes Generales sí han celebrado reuniones adaptadas a las circunstancias pero con plena validez jurídica.

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