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Menos de la mitad de los ertzainas liberados para aprender euskara ha acreditado un perfil lingüístico

Una patrulla de Tráfico de la Ertzaintza, en una gasolinera

Iker Rioja Andueza

Desde 2007, la Ertzaintza ha puesto en marcha doce cursos de euskara para los niveles B2 y C1. Han participado en ellos 940 agentes, que han podido quedar liberados para estudiar el idioma. Los resultados muestran que menos de la mitad, 412, han superado hasta la fecha el nivel que cursaban y han logrado el perfil lingüístico perseguido. Estos datos han sido enviados al Parlamento Vasco por la consejera de Seguridad, Estefanía Beltrán de Heredia, a instancias de EH Bildu. 

En la actualidad hay 96 ertzainas dispensados de ejercer su puesto de trabajo para estudiar euskara, a los que se suman 364 que lo hacen fuera de su jornada laboral. A diferencia de en otros servicios públicos como Educación, las peculiaridades de la Ertzaintza -no hay interinos y, durante años, la presión de ETA y de la 'kale borroka' exigía ampliaciones de jornada- hacen que en la última década sean cuatro veces más quienes aprenden euskara por su cuenta que los liberados. Concretamente, han sido 4.199 agentes frente a 940 desde el curso 2007/2008.

La gestión de las liberaciones ha sido una queja sindical recurrente. Se da la circunstancia de que una de las últimas autorizadas la ha recibido un alto mando policial de 64 años, al que se le dispensa de trabajar para formarse a escasamente un año de su jubilación. “El Gobierno vasco nunca ha apostado por euskaldunizar a los ertzainas”, sostiene Roberto Seijo, secretario general del principal sindicato del cuerpo (Erne).

La estadística ha mostrado que la Ertzaintza ha sido una de las patas de la Administración vasca en la que el bilingüismo ha tenido más complicado abrirse paso. Según Seijo, la cuestión idiomática ha sido utilizada como “imposición y castigo” en los baremos de méritos para promociones internas y cambios de destino. Esa tendencia, sin embargo, está cambiando en los últimos años merced a la jubilación de los primeros agentes que accedieron al cuerpo tras la aprobación del Estatuto de 1979 y la llegada de jóvenes que han estudiado en modelos euskaldunes en la escuela.

En 2017, el 42% de la plantilla dominaba las dos lenguas oficiales, 3.154 funcionarios de una plantilla teórica de 8.000 (son menos por las bajas). En muy pocos años el porcentaje ha crecido rápidamente. En la promoción XXIII (2010) el 48% de las incorporaciones tenían un mínimo de B2. Ya en la siguiente hornada (2014) el porcentaje se elevó al 90%. En la última (promoción XXVII, 2017) el 70% tiene B2 y el 21% C1.

En paralelo, el Departamento de Seguridad tiene programas de euskara técnico. 88 agentes, por ejemplo, han participado en cursos para aprender a recoger denuncias o interrogar en lengua vasca. Asimismo, otros 420 han participado en el programa Elebi. Según Beltrán de Heredia, este tipo de iniciativas dan “buenos resultados”.

A la luz de estos datos, el más reciente plan de euskaldunización, de 2014, valoraba ya que el euskara no fuese sólo mérito en la Ertzaintza, sino requisito de acceso. El documento calificaba el euskara como idioma “prioritario”, es decir, exigible en todas las comunicaciones escritas con los ciudadanos e incluso en las aplicaciones y sistemas informáticos. El fin último sería que el trabajo policial se realizara preferentemente en euskara, incluso a la hora de avisar por megafonía una carga antidisturbios, por ejemplo.

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