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El Santander, condenado por vender 40.000 euros en subordinadas a una octogenaria

Alberto Uriona

Bilbao —

Otra condena más por las aportaciones subordinadas, las 'preferentes vascas' que han atrapado a perpetuidad los ahorros de más de 40.900 familias en Euskadi. La Audiencia de Gipuzkoa ha confirmado la condena al Banco Santander a devolver 40.400 euros (más los intereses y comisiones cobrados) a una octogenaria por no informarle adecuadamente. “Resulta contrario a toda lógica que la demandante (con 80 años cuando contrató) suscribiera un producto que cifraba el rescate del principal al año 2050”, sentencia la Audiencia en un fallo dictado este lunes 25 de noviembre.

La Audiencia confirma así la sentencia de este caso, en junio pasado, de un juzgado de San Sebastián que condenaba a Santander a la devolución de los 40.000 euros pero además agrega el pago de los intereses desde 2006 (el juzgado lo acotaba a la fecha de presentación de la demanda), cuando se suscribió el contrato de las aportaciones.

El fallo de la Audiencia relata que la octogenaria (ahora tiene 86 años), quien había recibido un premio de la Lotería de Navidad, fue convencida por un empleado del Santander para contratar las aportaciones financieras de Fagor por un total de 40.400 euros. El trabajador del banco le indicó que era un producto de máxima rentabilidad, al reportar el Euribor más un 3,5% (cerca de un 7% en esa época), y que podía “recuperar su inversión en el plazo de cinco años. Además durante los cinco años podía disponer de su dinero solicitando la venta del producto en la mismas sucursal”.

La Audiencia de Gipuzkoa sostiene que la baja formación académica de la octogenaria y “el confuso texto” del contrato, de 40 páginas en letra pequeña, permiten concluir al tribunal que la afectada “no tuvo cabal conocimiento del producto que contrataba” ni tampoco del “plazo para la devolución del importe invertido”. La sentencia, que condena el pago de las costas al Santander, puede ser recurrida ante la misma Sala de la Audiencia en un plazo de 20 días.

Las aportaciones voluntarias tienen su origen en la reforma de Ley de Cooperativas de 2000 aprobada por el Gobierno de Juan José Ibarretxe. Por primera vez, se autorizaba su financiación a través de aportaciones financieras subordinadas. Esta ley permitía que las aportaciones computasen en los balances de la sociedad como recursos propios. Con esta puerta legal abierta, tanto Eroski como Fagor, las dos firmas más emblemáticas del conglomerado cooperativo vasco, encontraron una nueva vía de ingresos para expandirse y recoger capital sin recurrir a la deuda financiera.

Desde 2002, cuando la distribuidora alimentaria lanzó la primera emisión, hasta 2007 se publicaron ofertas casi irresistibles de hasta un 7% garantizado durante los primeros meses y Euribor más un 3,5% los siguientes ejercicios. Eran los tiempos de la burbuja y las altas rentabilidades todavía no estaban bajo la sombra de la sospecha, así que miles de ahorradores acudieron a las diferentes ofertas que ambas empresas emitieron. El problema vino con la crisis y cuando se descubrió que eran productos diferentes a los que ellos creían. La media invertida por estos ahorradores fue de unos 12.000 euros, aunque los casos alcanzan también los 200.000 euros.

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