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La industria eólica muestra su potencial en el WindEurope al calor de la “emergencia energética” por la guerra

El Rey y el lehendakari en la visita a los stands del WindEurope en el BEC.

Belén Ferreras

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Euskadi es desde hoy el escaparate del futuro energético. En un contexto histórico marcado por la invasión de Rusia a Ucrania, que ha puesto aún más de manifiesto las necesidad de disminuir la dependencia del energética del gas y del petróleo, el WindEurope Bilbao que ha arrancado este martes en el BEC, reúne a las mayores potencias tecnológicas e industriales de Europa en energía eólica y constituye un punto de reflexión sobre la necesidad de impulsar y fortalecer de forma decidida la energía verde, en un contexto además de crisis climática, que en las últimas semanas se ha quedado en cierto modo tapada por la crisis energética, económica y, sobre todo humanitaria, que ha traído la guerra. Un impulso de las inversiones que debe mantenerse pese a las dificultades económicas del nuevo contexto, como ha señalado la ministra de Transición Energética y vicepresidenta tercera del Gobierno, Teresa Ribera. La ministra ha participado junto a la consejera de Desarrollo Económico del Gobierno vasco, Arantxa Tapia, y representantes del sector, en la apertura del evento de forma previa a la inauguración oficial por parte del rey Felipe VI, que ha visitado los stands de varias de empresas acompañado del lehendakari Urkullu y de dirigentes de las grandes empresas como Ignacio Galán, de Iberdrola, Josu Jou Imaz, de Repsol o el presidente de Siemens Gamesa Renewable Energía, Miguel Ángel López.

La consejera Arantxa Tapia, ha recordado que Europa “se juega mucho” en esta apuesta por las renovables y ha destacado la necesidad de contar con “una industria que genere empleo de calidad y ofrezca valor añadido. En definitiva, una apuesta por una tecnología desarrollada y una manufactura europea”, y que puede tener una “oportunidad” en la crisis energética y la necesidad de poner en marcha de la forma más rápido posible energías alternativas. Un camino en el que administraciones y empresas, es decir, el ámbito privado y público, deben ir de la mano para completar el desarrollo de este sector, desde el que piden a las administraciones un marco regulatorio estable. Así lo ha manifestado el presidente de WindEurope, Sven Utermöhlen, que señalado que “ahora más que nunca” se precisan políticas gubernamentales “correctas”. “Impulsar cambios abruptos y descoordinados, de la noche a la mañana serían ”muy perjudiciales para las inversiones justo cuando se necesita aumentar la construcción eólica“, ha señalado.

El WindEurope 2022, que se celebra en el BEC desde este martes día 5 hasta el 7 de abril, cuenta con 350 empresas expositoras y más de 300 ponentes en conferencias de los distintos eslabones que forman parte de la cadena de valor de la energía eólica, y se espera que pasen por el certamen 8.000 visitantes. El hecho de que esta cita mundial se celebre en Euskadi por segunda vez no es casual. El País Vasco tiene un importante ecosistema industrial con fuertes empresas punteras relacionadas con la eólica terrestre y marina y en las distintas fases de la cadena de valor. Iberdrola, Siemens Gamesa, Haizea Wind, Ingeteam… desde instaladores de parques a proveedores de piezas. En total, Euskadi cuenta con 150 empresas a lo largo de toda la cadena de valor, con una facturación a nivel global de 15.000 millones de euros y que emplean en Euskadi a más de 5.100 personas, con una alta capacidad de innovación, con 46 millones de inversión anual en I+D, según datos proporcionados por el Gobierno vasco, y una amplia presencia internacional. Sin embargo, pese a la importancia de su industria, es casi testimonial la energía eólica que se produce en territorio vasco, apenas un 9% de la energía total que se consume. Un bajo porcentaje en el que en parte ha tenido mucho peso la contestación social de los municipios elegidos para levantar estos parques de molinos eólicos y de movimientos ecologistas. De hecho, la  consejera, Arantxa Tapia, en declaraciones a los medios ha destacado la necesidad de “involucrar” a la sociedad en la puesta en marcha de las energías renovables y hacer que se entienda que van a “beneficiarles como ciudadanos”. “Es un reto muy importante, al que hay que hincar el diente”, ha señalado.

El 44% de la energía que se consume en Euskadi procede del petróleo y sus derivados. El 33,9% procede del gas natural. El tercer lugar en el ranking energético es para la electricidad, con un 11,7%, mientras que las energías renovables ocupan solo hoy por hoy el 9,8% del total de la tarta energética vasca, según los datos que maneja el Ente Vasco de Energía. El Gobierno vasco está decidido a cambiar este mix energético e impulsar la eólica rgía enmarcado en la Estrategia Energética Vasca 2023,  en línea con la estrategia europea, que otorga a la energía eólica un papel esencial. Actualmente no hay más de 153 MW instalados, pero la pretensión es alcanzar los 730 Mw. En este momento hay un auténtico boom de proyectos presentados al calor del impulso que se prevé para esta generación de energía. Aunque estos parques no siempre tienen una tramitación tranquila y suelen chocar con la contestación de los municipios y también de grupos ecologistas por el impacto que suponen sobre el entorno. Además, todavía no está aprobado el Plan Territorial Sectorial (PTS) de renovables, que va con retraso, aunque la consejera Arantxa Tapia se ha comprometido a que esté en marcha en el verano de 2023 y este mismo martes aseguraba que el hecho de que no se haya aprobado el PTS no supone que no haya una regulación para la instalación de los nuevos emplazamientos. En total se han solicitado la instalación de alrededor de catorce parques eólicos en diferentes emplazamientos, aunque por el momento son los de Aixeindar, la sociedad en la que participa el EVE con Iberdrola es la que tiene en estos momentos las iniciativas más avanzadas. Todas ellas en emplazamientos en Álava.

“Espero que Europa haya tomado nota de la situación”

El contexto de crisis en el que Europa se encuentra en estos momentos está llevando a muchas empresas a que, pese a que cuentan con una fuerte cartera de pedidos, esto no se está trasladado a sus cuentas de resultados por la contención de los precios. Así lo manifiesta, por ejemplo, Borja Zárraga, CEO de Haize Wind, una de las empresas punteras vascas proveedoras de las grandes firmas, que cuenta con una cartera de pedidos que se acerca a los 1.500 millones, pero sus previsiones no aspiran más que a repetir los resultados del año pasado, con unos 200 millones en ventas. “Nuestros clientes tienen resultados muy pobres y hacen que toda la cadena se resienta, hay una presión muy fuerte”. “Quiero pensar que Europa haya tomado nota de la situación en la que estamos de dependencia energética y que la eólica se va a ver impulsada y fortalecida”, señala el responsable de Haizea. En este mismo sentido, el nuevo CEO de Siemens Gamesa, Jochen Eickholt, ha advertido de que existe un “pero muy grande” para esta industria porque, aunque las perspectivas son “muy fuertes”, el escenario a corto plazo es “muy diferente”. Según ha subrayado, para alcanzar la escala de instalaciones previstas a futuro, se requiere de una industria “robusta y saludable” y del “músculo financiero necesario” para invertir en nuevas infraestructuras y tecnologías. Sin embargo, se ha preguntado si se puede decir que la industria eólica actual está sana y ha asegurado que todos están sufriendo“ y la guerra en Ucrania ”empeora“ la situación.

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