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De invisibilizadas a mujeres empoderadas: así es la asociación que trabaja por los derechos de las mujeres que ejercen la prostitución en Euskadi

El barrio de San Francisco en Bilbao es un lugar habitual donde se ejerce la prostitución en la calle

Maialen Ferreira

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En el año 85, el consumo de drogas y la expansión del virus del SIDA hizo que un grupo de vecinos de Bilbao comenzase a preocuparse por la escasez de cobertura social que sufrían las mujeres que ejercían la prostitución en su barrio, San Francisco. Se acercaban a ellas -generalmente ubicadas en la calle Cortes y alrededores-, les informaban y les guiaban en las demandas que tuvieran. 

Más tarde, comenzaron a hacerse realidad pequeños proyectos como un centro de acogida, donde contactaban con las mujeres en los lugares donde ejercían la prostitución y trabajaban en resolver todo tipo de consultas sociales, administrativas y daban servicios de apoyo psicológico y asesoría jurídica; campañas de educación, en las que contaban con el apoyo de agentes de salud que provenían del entorno de la prostitución o una Casa Hogar, un recurso residencial para mujeres mayores del entorno de la prostitución sin ningún tipo de cobertura, que servía además, para ofrecer alternativas laborales para estas mujeres. 

Así nacía Askabide, la asociación dedicada a la atención y ayuda a mujeres que ejercen la prostitución o en situación de exclusión social en Euskadi, que recientemente ha recibido el Premio Emakunde a la Igualdad 2020

A la historia de esta asociación le siguen más de 35 años de proyectos, talleres y estudios de investigación hasta llegar a la actualidad en la que cuentan con un entro de acogida, el programa de agentes, asesoramiento jurídico, asistencia psicológica, un proyecto de atención integral a víctimas y recursos residenciales, además de orientación y formación laboral para las mujeres que ejercen o han ejercido la prostitución. 

“Los dos principales objetivos de Askabide son cubrir las demandas que hagan las mujeres tanto en situación de exclusión social como en el ejercicio de la prostitución y sensibilización y realizar una denuncia social de la realidad que viven estas mujeres”, explica a elDiario.es/Euskadi Amaia Senantes, educadora social en la asociación.

El procentaje de mujeres nacionales que ejercen la prostitución en Euskadi es del 7%

Senantes apunta que con los años el perfil de mujer que ejerce la prostitución en Euskadi ha ido variando. “Cuando nace Askabide el perfil de la prostitución era totalmente diferente al actual. Era un perfil mucho más relacionado con el consumo de drogas. Era un tipo de prostitución que se ejercía para poder pagarse el consumo. Ese perfil ahora mismo es muy residual, no es para nada representativo. El perfil de ahora es el de mujeres migrantes de entre 30 y 50 años aproximadamente, que cuentan con estudios básicos, con cargas en país de origen y con problemas administrativos en su mayoría”, señala Senantes, que aclara que en las estadísticas que manejan el procentaje de mujeres nacionales que ejercen la prostitución en Euskadi es del 7%. 

¿Cómo llegan a contactar con estas mujeres? A través de un proyecto de agentes de intervención comunitaria y acompañadas por una persona que ha ejercido la prostitución, recorren las calles, pisos y clubs informando y recogiendo las demandas de las mujeres que se encuentran allí.

A pesar de que Askabide cuenta con un área de intervención con víctimas de trata con fines de explotación sexual, Senantes recalca que no todas las mujeres que ejercen la prostitución lo hacen porque están obligadas a ello. “¿Que hay una parte de la prostitución que es trata? Evidentemente. ¿Que no toda la prostitución es trata? Evidentemente, también. Hay casos de mujeres identificadas por la policía que sí que tienen detrás una historia de engaño, de coacción, de traslado y que al final se ven sometidas al pago de una deuda a través de la prostitución, pero no son todos los casos”, aclara.

Lo que sí que es común en las mujeres con las que trabajan en Askabide es el perfil. “Una mayoría arrasadora de mujeres migrantes con problemas de tipo administrativo, de idiomas, de carencias emocionales, cargas en país de origen y falta de recursos económicos. Ese es el perfil general, luego ya las situaciones personales o más individuales de cada una, cada mujer es un mundo y de ahí se interviene también. Hay mujeres que su problemática reside en un tema puramente de inmigración, que no tienen problemática añadida de consumo ni de salud mental, otras que no tienen falta de vivienda, pero que sí que tienen necesidad de un apoyo de clases de castellano. Hay mujeres que están en el ejercicio de la prostitución, otras que no, otras que son víctimas de trata, otras no”, explica la educadora social. 

¿Que hay una parte de la prostitución que es trata? Evidentemente. ¿Que no toda la prostitución es trata? Evidentemente, también

Con la llegada del coronavirus, el trabajo de estas mujeres se ha visto resentido y al no tratarse de un trabajo regulado, muchas de ellas no han podido optar a ayudas para seguir subsistiendo. “Ha habido una partida de Gobierno vasco gestionada por Cáritas y por otras entidades del tercer sector. La realidad de las mujeres que ejercen la prostitución cambia con la pandemia, el ejercicio de la prostitución es una de las actividades completamente incompatibles con las medidas de seguridad, con la mascarilla, etc. Entonces, se ve muy paralizada. En las rutas que hacemos últimamente en calle y en pisos, las mujeres insisten mucho en que la cosa está muy afectada. Durante el año 2020 han visto sus ingresos totalmente reducidos”, explica Senantes.

A raíz de esta situación, en Askabide han notado un aumento en las demandas de tipo administrativo, sobre todo relacionadas con la tramitación de ayudas económicas. “Gente que puede acceder a la ayuda de emergencia del Ayuntamiento, a la RGI o en este caso la ayuda del Gobierno a través de Cáritas que es una ayuda mensual sobre todo destinada al pago de alquiler y toda la colaboración del Banco de Alimentos, que este año ha sido potente”, señala.

En la asociación también cuentan con Mari Makeda, un proyecto de inserción sociolaboral dirigido a mujeres en situación exclusión social y económica. Se trata, concretamente, en una tienda de ropa africana que da trabajo a mujeres en exclusión social. Debido a la crisis del coronavirus, desde Mari Makeda tuvieron que reinventarse y además de vender ropa se dedicaron a fabricar mascarillas.

Hay dos vías por las que las mujeres que ejercen la prostitución o en riesgo de exclusión social logran entrar a trabajar en este proyecto. La primera, el taller de costura que imparte Askabide y, la segunda, una bolsa de empleo para aquellas mujeres que no son nuevas en el mundo del ámbito textil. A pesar de que agradecen que las trabajadoras conozcan la lengua castellana, detrás de Mari Makeda, según confiesa Senante, también existe un gran trabajo de alfabetización. Eso sí, para trabajar en la tienda el requisito principal es ser mujer.

Para reconocer la labor que esta asociación está realizando durante los últimos 30 años, el Gobierno vasco le ha entregado el Premio Emakunde a la Igualdad 2020, un reconocimiento público su labor en el ámbito de la igualdad de mujeres y hombres que concede anualmente por el Instituto Vasco de la Mujer- Emakunde.

“Este tipo de reconocimientos siempre son importantes, sobre todo porque se centra en dos cosas, el reconocimiento de la trayectoria de Askabide y de la intervención con las mujeres en riesgo de exclusión y que ejercen la prostitución y, por otra parte ,es un impulso también muy grande para poder seguir trabajando en cubrir las demandas de las mujeres, sobre todo después del 2020, que ha sido un año complicado. Se recibe con mucha ilusión”, concluye la educadora social.

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