Inyecciones de escritura para combatir el cáncer

Con una épica resaca carnavalera precedida por “altas dosis de Jägermeister y tequilas con chocolate”, Alain Prieto Aranguren describe en su blog cómo aceptó por fin la recomendación de su “Padre Neura”, quien alarmado por sus ganglios inflamados y una atípica pérdida de peso, bombardeó a su hijo hasta que accedió a hacerse unos análisis de sangre rutinarios. “El 3 de marzo vine al hospital de Galdakao y me quedé aquí”, cuenta este durangués de 28 años al que diagnosticaron leucemia, algo que les ocurre al año a 5.000 personas en España. “Cuando la médica dijo que me tenían que ingresar pregunté: ¿dónde, aquí o en prisión? porque tengo un juicio pendiente” bromea Alain con el mismo estilo, ironía y audacia de los que hace gala en ‘Diario de un leucémico’, la bitácora digital en la que relata sin rodeos sus etapas ingresado en el hospital.

“Como la primera semana fue un poco caótica para todos y, aunque parezca mentira, se me ocurrieron cosas graciosas, decidí escribir en Word una especie de diario para evadirme un poco de todo lo que me estaba pasando”, explica Alain, quien no tenía “para nada” pensado publicarlo. Sin embargo, Txiki, como le conocen sus amigos, subió algunas publicaciones a Facebook que obtuvieron numerosos “me gusta”. “Así que cuando tuve una semana escrita me animé a abrir mis experiencias a la gente y creé el blog para narrar el día a día de mi lucha contra esta enfermedad que superaré con creces, y que espero que sirva de ayuda a otros para afrontar y sobrepasar estos momentos con el optimismo y la fuerza que se necesitan”, declara el durangués, que se muestra asombrado del apoyo recibido por parte de mucha gente que no conocía y que han agradecido la fuerza y humor con los que narra en su blog. “Me han escrito incluso desde Argentina”, asegura.

Y es que además de sus amigos de Facebook, ‘Diario de un leucémico’ cuenta con 325 seguidores en Wordpress que no quieren perderse las aventuras de este blogger que relata “con más gracia que ninguno” sus paseos acompañado de su fiel e inseparable palo del suero; el robo de su Iphone en el hospital; las odiseas, muy superiores a la de Ulises, cada vez que va al baño; sus experiencias cual 'cobaya humana'; el empeño de un colega que aboga por las frutas frente a la quimioterapia; las luchas diarias entre Orfidal y demás 'drogas' de la medicina convencional o sus sueños eróticos con la despampanante enfermera Y.

A la espera del trasplante

Hacía justo un mes que se había independizado con un par de amigos, cuando el cáncer le trastocó los planes. “Nos dedicábamos un poco a pagar la renta como podíamos. Dábamos clases de ajedrez en colegios y jugábamos torneos de vez en cuando. Sobrevivíamos, pero ahora lucho más”, cuenta Alain que ya ha pasado por dos etapas, con quimioterapia incluida, en el hospital de Galdakao, al que una fiebre inesperada le ha obligado a volver, posponiendo el trasplante que tenía previsto en Donostia hasta julio. “Llevo un día sin fiebre, con tres más me mandan para casa y en nada cae el trasplante”, dice Alain, que ha tenido la suerte de contar con la compatibilidad de su hermana como donante, “lo que permite que esté siempre disponible para mí”, bromea.

A Txiki la fama le precede. Es un juerguista empedernido y lo seguirá siendo. De esos que si acababan en el hospital era “por beber hasta desfallecer”, vacila en su blog. Ahora, desde su “suite” como él la llama, reconoce que ha puesto el freno y va “suave, suave porque es lo que toca”, aunque aprovecha cada instante. “Ya no puedo echarme las de antes, pero salgo de 'pintxo-pote' con los amigos o juego unas partidas al ajedrez en el club, los días que hace bueno sobre todo, no vaya a coger un catarro. Me conformo con poco”, asegura este durangués seguidor del ‘Depor’, cuyos jugadores le grabaron un video de motivación a petición de un amigo. “Esos detalles están bien. Sí, tienes cáncer; pero esas cosas si no tienes cáncer, no te las hacen. Son una de las cosas guapas de esta experiencia”, dice en su línea.

Entre piques y risas, Alain y sus colegas 'echan unas plays' observados por familiares y amigos. Casi una decena de personas invade su habitación del hospital de Galdakao. No se esperan más visitas, pero la puerta se abre y entra Y. “No sé si ella lee el blog, pero las últimas veces que ha venido se lo tiene un poco creído, igual sí que ha mirado algo”, comenta Alain mientras sus amigos le avisan: “Joder tío, con enfermeras así voy a venir todos los días. A falta de kalimotxos, que traiga unos mostos”. “Con su debido permiso, le voy a decir que se saque una foto conmigo para colgarla en el blog y así subir el régimen de visitas”, replica Alain, mientras recalca que cada vez tiene más fuerzas para continuar escribiendo su peculiar diario digital, porque ya le queda menos para ganar esta batalla.