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Un juzgado anula el congreso de EA y los críticos con el modelo de EH Bildu reclaman recuperar sus cargos

Eva Blanco, durante su discurso en el congreso oficial de EA

Iker Rioja Andueza

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La crisis en EA, partido histórico vasco integrado en la coalición EH Bildu, continúa agravándose. Un auto con medidas cautelares del juzgado de primera instancia 6 de Vitoria, difundido por el sector crítico, ha decretado la suspensión de los acuerdos celebrados en el último congreso del partido, celebrado en la capital vasca en febrero de este año. Este grupo entiende que la decisión tiene consecuencias políticas de “enorme calado” porque quedan en el aire “todos los nombramientos”. En el caso de la secretaria general, Eva Blanco, ya lo era en funciones antes pero sí se modificaron todas las estructuras locales y provinciales, siete de ellas en manos de los críticos. Reclaman que se les devuelva la dirección en Bilbao, Pamplona, Donostia y Vitoria y en Álava, Navarra y Gipuzkoa.

El partido, en un comunicado, adelanta que “no comparte” la decisión judicial y que estudia recurrirla. Remarca, asimismo, que “se trata de un auto de medidas cautelares”. “Es decir, no es una sentencia y el juzgado no ha entrado en el fondo del asunto”, incide EA. Asimismo, remarca que la organización del congreso de febrero “cumplió escrupulosamente” con la “normativa interna”. Sostienen desde el equipo de Blanco que “hay un grupo de afiliados que intenta ganar en los juzgados lo que no ha conseguido ganar democráticamente en los congresos nacionales celebrados en 2016, 2017 y 2022”.

“No aceptan la apuesta política realizada de manera reiterada por la mayoría de la afiliación de EA a favor de EH Bildu”, insisten en el partido. Los críticos, de su lado, aducen que ha habido “irregularidades” y que no ha habido un pronunciamiento de todas las bases sobre el “encaje” de EA en EH Bildu. Acusan a su principal pata, a Sortu, de fagocitar a sus socios -aunque en paralelo trabaja en sumar un 'frente amplio'- y a “asumir” las tesis del sector oficial en relación con los críticos. Plantean que la resolución judicial, además, condiciona la conformación de los órganos de la coalición y las listas electorales, no solamente la vida interna de EA. Ahora mismo, de hecho, los principales cargos públicos críticos trabajan para EH Bildu pero habiendo sido expulsados de su formación de origen.

Cinco años de batalla

Son ya años en que la formación, surgida en 1986 como escisión del PNV liderada por quien fuera primer lehendakari en democracia, Carlos Garaikoetxea, está partida en dos mitades. El potente sector crítico, al que apoya el propio fundador, históricos dirigentes y quienes hasta el congreso eran líderes territoriales en tres de las cinco organizaciones locales, las de Álava, Gipuzkoa y Navarra, ya planteó una alternativa al sector más proclive a la integración en EH Bildu en el congreso de 2017, aunque perdieron por la mínima.

En 2019, la dimisión del secretario general que salió del cónclave de 2017, Pello Urizar, motivó un proceso de primarias. Eva Blanco aspiró al cargo y los críticos postularon al navarro Maiorga Ramírez. Sin embargo, las elecciones internas no se llegaron a producir porque la plancha de Ramírez fue anulada al no alcanzar un mínimo de avales en la pequeña organización local de Iparralde, aunque en global tuvo más firmas para registrar la candidatura que su rival. Recurrieron a los tribunales y lograron una victoria en primera instancia al entender que se habían vulnerado sus derechos políticos y de participación, si bien el fallo criticaba también algunas maniobras de los críticos para controlar el Comité de Garantías, el máximo 'tribunal' interno.

Sin embargo, EA no repitió aquel proceso de primarias al entender que el congreso ahora cuestionado, celebrado en el arranque de este 2022, ya permitía la confrontación de los dos proyectos. Los críticos, en cambio, renegaron de un modelo de voto por compromisarios y reclamaron “urnas en los alkartetxes” o sedes del partido, similares a los 'batzokis' del PNV. De hecho, los delegados críticos ni siquiera se presentaron al cónclave y organizaron una asamblea paralela en la sede de Vitoria, con Garaikoetxea presente. Votaron ponencias alternativas a las oficiales -entre ellas la de que EH Bildu se mantenga como suma de partidos con peso para EA y no como una estructura más unitaria- y, en una segunda sesión en una sala contigua a la que se celebraba el congreso oficial, en el Palacio Europa de la capital, eligieron incluso un equipo dirigente alternativo con la exconsejera Esther Larrañaga como cabeza visible. Entretanto, el congreso oficial no solamente eligió los órganos nacionales, sino que también proclamó nuevos equipos en todas las territoriales, un cambio con respecto al modelo anterior (congresos locales).

“El sector garaikoetxeista hace un nuevo llamamiento a la cordura y a no alargar sine die la situación kafkiana a la que ha llevado a la formación la dirección de Blanco con recursos interminables. La única solución válida es dar voz a la afiliación de forma transparente y que se acabe de una vez con la purga ideológica dentro del partido. Las diferentes posturas existentes respecto a la relación con EH Bildu deben ser dirimidas por la afiliación, sin persecuciones y aceptando lo que la mayoría decida”, sostienen los críticos, que se autodenominan mediante el apellido del fundador aunque el sector oficial pidiera expresamente dejar la figura del lehendakari fuera de la pugna.

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