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El Parlamento Vasco pide al Estado que “revise” la privatización de la torre de control del aeropuerto de Bilbao

Una controladora en la torre de control del aeropuerto de Loiu.

Belén Ferreras

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El Parlamento Vasco ha aprobado este martes una resolución en la que insta al Gobierno de España a “abrir un proceso de negociación” para “revisar” la orden del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana por la que se pretende la privatización de parte de los servicios de control de varios aeropuertos, entre ellos el de Bilbao. La enmienda presentada por los grupos que sustentan el Gobierno vasco (PNV y PSE-EE) está en la misma línea de la aprobada el pasado mes de marzo en el Congreso de los Diputados a propuesta de EH Bildu, ERC y BNG, y que salió adelante con el voto a favor del propio PSOE, Unidas Podemos, EH Bildu, PNV, ERC, BNG, y Foro Asturias. Por ello, EH Bildu y Elkarrekin Podemos-IU han votado también este martes a favor de la enmienda de los partidos del Gobierno, aunque ambas formaciones habían transaccionado otra propuesta que iba mucho más allá de la aprobada en el Congreso, pero que no ha salido adelante, en que se pretendía posicionar abiertamente al Parlamento Vasco en contra de la privatización de parte del servicio controladores y exigir al Gobierno vasco que tomara también una postura en contra de la venta del este servicio a empresas privadas.

Iker Casanova, parlamentario de EH Bildu, formación que ha llevado la enmienda a la comisión parlamentaria de Transportes, ha considerado “una oportunidad perdida” que el Parlamento Vasco no se haya posicionado de forma más claramente en contra de la privatización de este servicio en un aeropuerto tan importante como el de Loiu, teniendo en cuenta que todos los grupos parecían “estar en contra de la privatización”. Sin embargo, tanto PNV como PSE-EE han recordado a esta formación y a Elkarrekin Podemos-IU, que el foro adecuado para tratar esta cuestión no es el Parlamento ni el Gobierno vasco, sino el Congreso de los Diputados y el Gobierno de España, ya que se trata de una competencia que sigue siendo estatal y no han querido ir más allá de lo que ya se apoyó en el Congreso.

El debate y votación de las enmiendas se ha producido después de que representantes de los controladores de Loiu, comparecieran en comisión para explicar su situación y pidieran el apoyo del Parlamento Vasco. La paralización del proceso de venta tras el acuerdo del Congreso les ha dado tiempo, dicen, pero insisten en que el peligro de la privatización sigue en pie. Una venta que, en su opinión, no tiene más razón de ser que proporcionar “beneficios a empresas privadas”, porque aseguran que la venta de parte del servicio de controladores no supondría ningún beneficio económico para los usuarios de los aeropuertos, y sí muchos inconvenientes, entre los que citan un aumento de la inseguridad del aeródromo vasco.

Los representantes de los controladores, Josu Marín e Idoia Lizarazu, han hecho hincapié en que la privatización en el caso de Bilbao es un proceso que no se justifica económicamente desde el punto de vista de un posible beneficio para las arcas públicas, y que no es más que “la transferencia de un beneficio público a manos privadas. El usuario no va ahorrarse nada”, señalan.

La posible privatización afecta a las torres de control de siete aeropuertos de Aena, entre ellos el del Bilbao. Desde la Torre de Control de Loiu se realiza la labor de control del aeródromo y también el control de aproximación, -los aviones que circulan por el espacio aéreo sin aterrizar en Bilbao- y que por ley no puede privatizarse. Enaire, la empresa que gestiona la navegación aérea en España, privatizaría la labor de control propiamente dicha del aeropuerto, mientras que la labor de control de aproximación seguiría en sus manos, bien en Loiu, o centralizado en Madrid. Hasta ahora ambas labores de control se hacen de forma indistinta por todo el personal, pero de llevarse a cabo la privatización pasarían a desarrollarse por dos empresas con personal propio, lo que consideran que supondría pérdida de rapidez de reacción en un aeródromo que a veces tiene una climatología cambiante y complicada, recuerdan.

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