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Batalla por la leche por tres céntimos el litro

Jon Gutiérrez en su explotación ganadera.

Belén Ferreras

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Jon Gutiérrez tiene 36 años y es ganadero. Su explotación, de 140 vacas, 60 de ellas de ordeño, dobla la que tenía su padre en la localidad vizcaína de Karrantza, lindando con Cantabria. En ella produce una media de 500.000 litros al año, pero a Jon hace mucho que no le salen las cuentas. Igual que la mayoría de sus compañeros de profesión, ahora trabaja “en pérdidas”, dice. “Con lo que me pagan por litro de leche no cubro los gastos”, asegura, abrumado por la subida del coste del pienso, el gasóleo y la luz. La empresa que hasta el jueves compraba la leche de sus vacas, SAT Valle de Karrantza, le pagaba 42 céntimos por cada litro. Afirma que ahora, con la subida de los precios, “por debajo de 44 céntimos trabajo perdiendo dinero”. Como muestra señala que en dos meses el precio de la tonelada de pienso le ha subido 100 euros. “Es lógico que quiera vender mi leche a quién me pague más, ¿no?”. Sin embargo, su encuentro con otra empresa, Central Láctea de los Picos de Europa, que le ofrecía tres céntimos más por cada litro, 45, ha dado lugar no solo a su expulsión fulminante, de un día para otro, del circuito de proveedores de SAT sino a una auténtica batalla en el Valle de Karrantza por el control de los ganaderos de la zona y evitar su fuga a otra empresa que les ofrezcan más dinero.

Según denuncia Jon Gutiérrez, al día siguiente de mantener su encuentro con la empresa asturiana Central Láctea de los Picos de Europa para “escuchar sus propuestas, sin llegar a cerrar ningún acuerdo”, SAT Valle de Karrantza decidió expulsarle del grupo de proveedores como “represalia” por haber mantenido un encuentro con una empresa de la “competencia” y haber facilitado que responsables de esa compañía se entrevistaran con otros ganaderos de la zona que podrían estar interesados. A partir de ahí, asegura que se iniciaron una serie de “presiones” al resto de ganaderos proveedores de SAT para evitar que se marcharan con la otra compañía, así como llamadas a diversas empresas intentando que vetaran a Gutiérrez como proveedor y no pudiera vender su leche. El propio gerente de la asturiana Picos de Europa, Daniel Elola, ha asegurado a elDiario.es/Euskadi que una de las responsables de la cooperativa SAT se puso en contacto con varias compañías con las que ambas mantienen negocios, para intentar que cierren su relación con la asturiana si le ‘quitan los ganaderos’. “Nosotros queremos crecer y necesitamos más proveedores. Estamos en nuestro derecho de hacer ofertas a los ganaderos”, señala.

La comunicación remitida por SAT Valle de Karrantza el 25 de mayo a Jon Gutiérrez, y que está también dirigida a Irene Arnaiz, su mujer, con la que comparte la sociedad, la empresa les comunica que al día siguiente, día 26, se dejará de recoger la leche de su explotación ganadera, achacando el final de la relación a “reajustes técnicos de producción y distribución a la industria láctea”. La decisión de 'expulsarle' es para Jon un claro intento de SAT de mantener el control en la zona de todos los ganaderos, y ser “una especie de cártel”, fijando “el precio que ellos quieren sin que podamos rechistar”. Esta empresa es proveedora de Eroski, que vende esta leche en sus supermercados como su marca blanca a 81 céntimos, destacando que proviene de ganaderos vascos. De hecho, la cooperativa está comprometida con la compra de productos kilómetro cero. Fuentes de Eroski, han señalado a elDiario.es/Euskadi que conocen el precio que la empresa paga a los ganaderos, pero que “no lo negocian”, por lo que se trata de una cuestión que afecta a la relación de SAT con el ganadero. En cualquier caso, han considerado que los 42 céntimos son un valor que están por encima de la media del mercado.

Esa misma noche del jueves 26, la empresa intentó recogerle la leche por última vez, pero ante el temor de que pudieran “manipularla” “con algún antibiótico” para justificar su expulsión y con ello impedir que le compraran otras compañías, el ganadero se negó a que recogieran la leche si no realizaba ‘in situ’ un análisis de la misma y se le daba una prueba cerrada. La empresa se negó a realizarlo, por lo que 6.000 litros de leche se quedaron en jueves en el tanque de Jon. La mañana del viernes tuvo que tirar 1.200 litros porque ya no tenía espacio para almacenarlos. Al precio que estaba vendiendo la leche hasta ahora, 42 céntimos, 504 euros se fueron por la fosa de purines. Posteriormente, Picos de Europa le vació el tanque. “He tenido que aceptar que me lo vacíen antes de cerrar el acuerdo con ellos para no tener que tirar más leche”, afirma.

Tras intentar contactar un responsable de la empresa de Valle de Karrantza, la compañía ha dejado en manos de su asesor legal, Asier Loroño, el “desmentido de cualquier tipo de presión a ganaderos o a ninguna empresa”. “No hay ninguna presión. Cualquier ganadero puede entregar la leche a quien quiera”, dice. Y justifica el hecho de que se terminara de forma fulminante el acuerdo con Jon Gutiérrez por “enterarse de que estaba intentado organizar una recogida de leche paralela con otra empresa”, a la que intentaba atraer a otros de los ganaderos que trabajan en la zona, aunque en la carta que se le envió al ganadero para avisarle que dejaban de recogerle la leche no se hacía ninguna referencia a ese conflicto.

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