La contratación de tabaco en la campaña 2017/2018 ascenderá a 30.011 toneladas según datos de la Organización Interprofesional del Tabaco de España (OITAB). Esta cantidad es similar a la de las últimas dos campañas, cuando la contratación se situó en 30.206 toneladas y 30.769 toneladas, respectivamente. Las variedades cultivadas son Virgina (94,4%), Burley (4,4%) y Havana (1,2%).
Las industrias de primera transformación -aquellas que procesan la hoja y la preparan para venderla después a los fabricantes- que han confirmado sus compras son Cetarsa, cuya contratación equivale al 74,8% del total previsto, Deltafina (14,3%), Agroexpansion (5,8%), Mella (3,5%), mientras que el 1,6% corresponde a otros compradores.
Estas cifras de contratación confirman la importancia que tiene el cultivo de hoja de tabaco en Extremadura, comunidad autónoma que concentra más del 97% del total de la producción española, y que sitúa a España como tercer productor de la Unión Europea, ha destacado la OITAB.
La organización también ha remarcado que el cultivo de hoja de tabaco y su primera transformación se realiza bajo los parámetros de una producción integrada que garantiza su sostenibilidad medioambiental. En el caso del tabaco, se realiza desde 2010 al amparo de una normativa específica.
La norma técnica regula todo el proceso desde la preparación del suelo hasta el almacenamiento en la industria de primera transformación, señalando con todo detalle una serie de prácticas obligatorias, prácticas prohibidas y recomendadas, lo que garantiza la sostenibilidad del cultivo de hoja de tabaco.
Entre otras, con estas medidas se aprovechan al máximo los recursos hídricos y reducen las intervenciones químicas en el campo. Además, con su declaración de participación en un sistema de producción integrada, los agricultores se comprometen a realizar estas prácticas durante un periodo de seis años.
En la actualidad, todos los productos están amparados en este marco, ya que es uno de los requisitos exigidos por los fabricantes.
Sustitución de combustibles fósiles
En los últimos años se ha producido un gran avance con la sustitución de combustibles fósiles, como el gasóleo, por biomasa de procedente de restos de poda, astillas, o pellets, lo que además de dotar de valor a estos subproductos, favorece un la limpieza de los montes y bosques, ha explicado la OITAB.
“Desde OITAB queremos destacar que el cultivo de tabaco en Extremadura es una producción sostenible, tanto desde el punto de vista agroambiental, como acabamos de señalar, como por su importancia como motor económico en la región, ya que es el modo de vida directo e indirecto de 20.000 familias extremeñas, con gran importancia en el norte de la provincia de Cáceres”, ha agregado.
La OITAB integra a la Federación Nacional de Cultivadores de Tabaco (Asaja), Cooperativas Agro-alimentarias, la Asociación Provincial de Cultivadores de Tabaco de Granada, UPA y la Asociación Nacional de Empresas Transformadoras de Tabaco (ANETAB), que integra a su vez a Cetarsa, Deltafina y Agroexpansión.