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Enseñar no es sólo una forma de ganarse la vida, sino una forma de ganar la vida de los otros

La nueva ministra de Educación y Formación Profesional , Pilar Alegría (i), recibe la cartera ministerial de manos de su antecesora en el cargo, Isabel Celaá. EFE/Luca Piergiovanni

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Conocido el nombramiento de la nueva Ministra de Educación y Formación Profesional, en primer lugar, me gustaría desearle toda la suerte del mundo, señora Ministra. Su suerte será la suerte de todo el alumnado que, a través de las diferentes etapas educativas, se forma, cada día, en los colegios, institutos y universidades de la mano de sus docentes, sabedores de querer que tengan un futuro prometedor.

La educación es el principal pilar para garantizar el bienestar individual y colectivo, la igualdad de oportunidades, la ciudadanía democrática y la prosperidad económica.La calidad y excelencia de un sistema educativo han de concebirse vinculadas a la equidad, a la inclusividad, a la personalización de la atención educativa y la autonomía de los centros en su rendición de cuentas.

Todo ello, enfocado hacia la mejora de la calidad de la educación. Aunque se sabe que el término calidad es polisémico, tiene muchas acepciones y puede ser usado con intereses diversos, perspectivas, perfección de los procesos, de los resultados y satisfacción de las necesidades, justificando decisiones diversas.

Escucho sus palabras ofreciendo diálogo, voluntad de consenso y esfuerzo; y las escucho queriendo ver una esperanza, un aliento, ya que como usted sabe, la educación implica a todo el Gobierno y a la sociedad en su conjunto.

De todos es sabido el recorrido legislativo por los diferentes gobiernos, en sentido descendente; LOMLOE, LOMCE, LOE, Ley de las Cualificaciones y de la FP, LOCE, LOPEG, LOGSE, LODE, LOECE, Ley General de Educación, así como la normativa específica del ámbito universitario; Ley Orgánica de modificación de la LOU, LOU, LRU ... y un sinfín de normativa que en términos generales no han ayudado al principal protagonista de este camino. El alumnado.

Cómo también, de todos es sabido que la educación merece de un pacto. De una estabilidad, de cuidar y mimar a la materia prima de un país. De ser conscientes de que estamos perdiendo talentos, y como todos percibimos, el talento que no se cultiva se pierde.

Para cultivarlo primero hay que identificarlo, hace falta una acción concreta para saber cuál es el potencial del alumnado y así poder planificar su itinerario educativo, así como su canal de aprendizaje (visual, auditivo o kinestesico).

Hemos discutido hasta la saciedad sobre el concepto de dotación y ha quedado claro, todos los expertos lo tienen claro, que la alta dotación no es necesariamente tener un CI alto, que no se trata de ser o no ser, que es preciso tener un plan para que el alumnado optimice su potencial.

El colectivo docente quiere que sea así. Está deseando que se les apoye. Está deseando que se crea en él. Y sobre todo que se confíe, que el trabajo de campo que realizan está medido al milímetro.

Créame que se están dejando la piel. Una piel que va en beneficio de esos futuros ciudadanos que miran expectantes, como si de unos espectadores se tratara.

Enseñar no es sólo una forma de ganarse la vida, sino que es una forma de ganar la vida de los otros.

Entre una educación insuficiente y una buena educación, existe esta metáfora: Yo tengo un recipiente con agua, y echo el agua en un vaso vacío. Ello refleja la labor de los docentes, los cuales se encargan de transmitir conocimientos a su alumnado, proporcionándoles toda la información necesaria, conocimientos que con el tiempo olvidarán, mientras que, si cambiamos esto y simplemente nos encargamos de motivar al alumnado, haciéndoles partícipes de su propio aprendizaje, motivándoles a aprender y a buscar conocimientos, estaremos creando un aprendizaje autónomo, reflexivo, crítico y además éstos serán capaces de ayudar a los demás en la búsqueda del conocimiento.

Esto último se refleja en la metáfora: Esa persona que educa ayuda a que el otro sepa donde hay manantiales de agua, de modo que le hace un buscador autónomo. Segundo, cuando la encuentra sabe distinguir si está contaminada o no, y tercero es capaz de compartir el agua con los que tienen sed.

Siéntense. Sentémonos. La ocasión, lo merece.

Juan Pablo Marín Martínez. Director CEIP San José de Calamonte

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