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Un programa de intervención social para garantizar el futuro de jóvenes sin formación y romper estereotipos

Jóvenes que participan en Motiva

María José Rodríguez

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El Programa de Inserción Formativa y Laboral Motiva está dirigido a personas adolescentes, entre 16 y 18 años, sin Graduado ESO residentes en la zona al norte de las vías de Badajoz, en las barriadas del Gurugú, Los Colorines, La Uva , Grupo Sepe, el Progreso y la Luneta.

Una intervención social que trata de garantizar un futuro laboral y personal óptimo a jóvenes sin formación  con el objeto principal de que retornen a la educación para completar un currículo que les aporte  mayores posibilidades e independencia. También hace hincapié en romper barreras, prejuicios y estereotipos de clase.

La característica de esta población es que un alto porcentaje de la juventud no terminan los estudios básicos “lo que les limita un montón” a la hora de encontrar un trabajo normalizado o poder retornar a los estudios. Y eso se traduce en una “desventaja y un posible riesgo de exclusión” futura con más probabilidad respecto a otros jóvenes, explica Estefanía Rodríguez Silva, formadora- intermediadora y  responsable del programa.

Por tanto,  con este proyecto se trabaja con ellos desde una triple perspectiva personal, social y laboral. Se desarrolla durante seis meses, tres de formación y otros tres donde se les ofrece un contrato en empresas colaboradoras de la ciudad pacense; y  está financiado por la Obra Social de Caja Badajoz, que asume gastos y sueldos de los chicos y chicas.

En el mes de julio comenzará la sexta edición. Se realizan dos al año, con la intervención socioeducativa sobre 10 alumnos por curso. Es muy importante trabajar con grupos reducidos para poder ofrecer un trabajo personalizado y especializado con el objeto de poder abarcar y “dar respuesta a las necesidades reales” de los jóvenes, precisa a este diario su responsable.

“Pretendemos buscar que se les da bien, cuáles son sus carencias para ayudarles a mejorar y para eso necesitamos tanto clases grupales como sesiones individuales, trabajando a fondo con ellos y obteniendo mejor rendimiento”, explica Estefanía tras indicar que hacen lo que pueden con los recursos de los que disponen.

Hasta el momento son 50 los alumnos que han pasado por las cinco ediciones ya concluidas. Suelen finalizar el programa entre 8 y 9 de cada 10 alumnos, según precisa. Esta semana están realizando las entrevistas para el nuevo curso que dará comienzo en breve.

Buena respuesta

“Intentamos que la educación en hábitos y la rutina que ellos adquieren durante la formación  sea lo más importante para que lleguen puntuales, adquieran compromiso con la intervención”, entre otras cuestiones y además se ofrece a aquellos que abandonen el curso por cuestiones familiares, falta de madurez u otras incidencias la oportunidad de reengancharse a ediciones futuras.

La formadora destaca lo que ha evolucionado el programa desde sus inicios por la especialización alcanzada en materia de intervención y por las aportaciones de los jóvenes a la acción educativa. “Los jóvenes responden muy bien”, según enfatiza antes de trasladar que el objetivo más allá de la inserción laboral es tratar que los jóvenes retomen los estudios y continúen ampliando su horizonte formativo, haciendo uso de programas de Garantía Juvenil o asistiendo a educación para adultos, entre otras posibilidades .

Insiste que la orientación principal es que consideren la educación como una herramienta que ayudará a mejorar sus vidas, que les aporta autonomía, y les colocará en mejor situación a la hora de enfrentarse al mercado laboral. De este modo, se trata de impedir que los jóvenes sean carne de la precariedad y la economía sumergida, argumenta.

Educación y conciencia de clase

También indica que hay chicos que tras pasar por Motiva han decidido quedarse a trabajar con empresas colaboradoras, que así lo han facilitado, a las que agradece la oportunidad que dan para que los jóvenes se desarrollen socialmente. Entre vuelta a la formación e incorporación a puestos de trabajo han conseguido un porcentaje superior al 50%, de éxito.

Esta intervención socioeducativa trata de mostrarles que el empleo con garantías  “puede ser una alternativa porque para ellos es muy difícil encontrar un trabajo con contrato y vacaciones”. Por ello, también se incide en detectar sus gustos para orientarlos formativa y laboralmente, para que vean que el trabajo no sólo reporta dinero sino que además puede contribuir mucho a tu desarrollo personal puesto que los “beneficios con la cualificación se multiplican”.

Se trata de jóvenes con familias con pocos recursos, que residen en “un entorno especial”, pero que cuentan con toda la comunidad vecinal para apoyarles, apostilla la formadora. Además se les traslada la importancia que tiene la  conciencia de clase para que así puedan reivindicar sus derechos conscientes de cuáles son sus desventajas, puesto que en función de cómo se desarrolle la infancia y la adolescencia, encararán un futuro con más o menos posibilidades, indica.

Alumnado muestra satisfacción

 “Rompemos estereotipos con las empresas cuando dan una oportunidad a estos jóvenes y tratamos de incentivarlas” a confiar en un colectivo que le “pone muchas ganas, es eficaz y está motivado”. “A nivel social nuestro programa ayuda a romper muchas barreras que han de continuar rompiéndose para acabar con prejuicios”, concluye.

Por su parte algunas alumnas como Marta García opinan que esta acción le ha hecho madurar y ser más responsable, su compañera Aroa Cruz asegura que quiere volver a estudiar tras la motivación recibida y Miguel Ángel Brandao destaca que les ayude a integrarse en la vida y saber qué es un trabajo.

Cabe recordar que Extremadura se encuentra entre las comunidades autónomas con menor tasa de ocupación de jóvenes menores de 25 años, junto a Canarias, Cantabria, Asturias, Castilla-La Mancha y Andalucía, todas ellas por debajo del 60 %, y que una gran parte de este colectivo carece de formación, principal causa por la que no encuentran un trabajo.

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