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Las mareas gallegas, hacia sus municipales decisivas entre la tensión con Podemos y la 'incógnita Yolanda Díaz'

Imagen de la proclamación de Xulio Ferreiro (Marea Atlántica) como alcalde de A Coruña en 2015.

Daniel Salgado

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Aquellos objetos políticos no identificados que en 2015 irrumpieron fulgurantes en los ayuntamientos gallegos se enfrentan a su prueba decisiva: las elecciones municipales de mayo, su tercera reválida. El escenario no se presenta favorable para las llamadas mareas, que entonces agruparon sectores nacionalistas, izquierda federal y contingentes de los movimientos sociales, pero que ahora lidian –a decir de las fuentes consultadas para esta pieza– con encuestas no muy lucidas, cierta tendencia a la atomización, tensión con Podemos y la incógnita Yolanda Díaz. Ya no encabezan ninguna de las tres ciudades –A Coruña, Ferrol y Santiago de Compostela– que gobernaron entonces, y su referente a nivel gallego desapareció del Parlamento autonómico en 2020.

“Es un espacio muy fragmentado, con diferentes soluciones a nivel local”, explica a elDiario.es un buen conocedor de los procesos de la llamada izquierda rupturista en Galicia, que identifica dos ejes en el estado actual del mismo: el mayor peso “de las partes frente a lo común” y una posición “más activa” de Podemos, antes con “perfil bajo en lo municipal”. Lo que además coincide con “las debilidades” de los otros dos partidos núcleo del experimento, Esquerda Unida y los soberanistas de Anova, la escisión del BNG que en su día lideró el histórico Xosé Manuel Beiras. Y con la ausencia “de estructura y estrategia” de Sumar, la plataforma impulsada por Díaz, en Galicia. A todo ello añade una reducción de la presencia de militantes sociales en favor de los partidistas. “El formato ciudadanista evoluciona hacia alianzas interpartidarias”, resume apoyándose en el léxico propio de ese ámbito.

Un miembro de Marea Atlántica, la formación que gobernó A Coruña entre 2015 y 2019 con Xulio Ferreiro como alcalde, remite a una metáfora para explicar lo que percibe como desmovilización. “Existe un síndrome de Vistalegre en la llamada nueva política”, dice, “no se estableció, como en la hace años tan denostada vieja política, un hábito de integración de la diferencia. Operó la dinámica sectaria amigo/enemigo”. A su juicio, esa lógica condujo a una “fragmentación continuada”. Y es tal vez una de las causas de que la demoscopia conocida –publicada en el periódico La Voz de Galicia, de línea editorial históricamente hostil hacia las mareas– pronostique como mínimo un estancamiento, cuando no un retroceso. Ni siquiera uno de los hechos diferenciales de las confluencias gallegas, la presencia organizada de sectores soberanistas, está asegurado a medio plazo.

Fuentes de una de las principales mareas identifican “una pulsión de abandono del espacio” por parte de Anova. “Así no se distinguiría de la del resto del Estado”, señalan. El otro polo de atracción, el BNG del que se escindió su núcleo fundador en 2012, es poderoso. Aunque la formación nacionalista, al frente de la oposición parlamentaria a Feijóo, no parece mostrar mayor interés –indica otro de los preguntados en este reportaje– por abrirles las puertas. Desde el entorno de Anova, sin embargo, prefieren hablar de “geometría variable según impongan las necesidades, no hay fuerza para más”. “En todo caso, amalgamar una candidatura sobre el antiguo espacio rupturista va a estar francamente difícil”, considera, en referencia al ámbito gallego. La convulsa experiencia de En Marea, que pasó de segunda fuerza de la Cámara gallega con 14 escaños a desaparecer en los comicios de 2020, no invita al optimismo.

Antes, el 28 de mayo, las urnas elegirán las corporaciones locales, cuyos debates están ya marcados por algunos debates abiertos por las mareas y que inclinaron el tablero general a la izquierda (basta observar el reparto de ediles entre bloques izquierda/derecha): la recuperación de espacios públicos –el puerto de A Coruña como ejemplo–, la regulación del turismo –la tasa turística en Santiago o la regulación de los pisos turísticos–, la dificultosa remunicipalización de servicios, el derecho a la vivienda, nuevas políticas sociales –rentas municipales en A Coruña y Santiago. Hay excepciones como Sada, donde Benito Portela, desplazado por una moción de censura con tránsfugas, volverá a liderar Sadamaioría sin mayores debates, o Vigo, donde la Marea cuenta con dos concejales y los acuerdos entre partidos de izquierda para la lista están cerca de reeditarse. Pero la geografía de las principales candidaturas de este mundo es, como mínimo, intrincada.

A Coruña: “No al juego de sillas”

La semana pasada, Unidas Podemos hacía pública una noticia que recorría A Coruña desde hacía tiempo: José Manuel Sande, exconcejal de Cultura del gobierno de Marea Atlántica, sería su candidato a la alcaldía. Se consumaba la ruptura que escenificó, dos años antes, la edil Isabel Faraldo, elegida en las listas de Marea Atlántica pero que pasó al grupo mixto al entrar en el pleno tras la dimisión de Xiao Varela. De no mediar un acuerdo, que los conocedores aventuran a esta altura complicado, Sande competirá contra sus antiguos compañeros de filas por un mismo territorio electoral. “No se percibe espacio para otra alternativa a la izquierda del PSOE más allá de las existentes”, avisa un estudioso de las encuestas, quien asegura que Unidas Podemos parte de una intención directa de voto ínfima.

Marea Atlántica inició su proceso de elaboración de candidaturas meses antes. Su cabeza de lista es Xan Xove, trabajador de Correos y sindicalista, músico y desde hace años activo en los movimientos sociales de la ciudad. Fue diputado autonómico de En Marea durante unos meses. “Verde, feminista, democrática y justa”, define su propuesta, que, aseguró al ser preguntado por Sande y Unidas Podemos, “tiene las puertas abiertas a cualquiera que quiera participar por una Coruña mejor”. “Ahora bien, llevamos ocho años peleando, cuatro en gobierno y cuatro en la oposición y a 100 días de las elecciones no vamos a perder el tiempo en el juego de las sillas”, señalan fuentes de la formación. En el mandato que ahora se acerca a su final, Marea Atlántica se mantuvo, tras apoyar la investidura, en la oposición al gabinete socialista de Inés Rey, aunque alcanzó algunos acuerdos presupuestarios y algunas de sus propuestas asumidas por el ejecutivo local.

El relato de Unidas Podemos sitúa en la relación con el Partido Socialista la principal diferencia. Esta formación, dice un analista próximo al espacio, querría formar una hipotética coalición con el PSOE, como ya defendieron miembros de su dirección local antes en Marea Atlántica en 2019. Solo que esa posibilidad en realidad nunca existió, dado que los socialistas no la plantearon y optaron por gobernar en minoría. Y el socio preferente de Inés Rey, y de los socialistas gallegos en general, se llama BNG.

El exalcalde Xulio Ferreiro ya ha anunciado que participará en la campaña de Xan Xove. Y a pesar de que algunos de los principales apoyos de Sande, y el propio Sande, son cercanos a Yolanda Díaz, está por ver su papel o presencia en la campaña coruñesa. El Partido Socialista cuenta con 9 de los 27 ediles del pleno, el PP con otros nueve, Marea Atlántica obtuvo seis –de los que conserva cuatro tras el paso al grupo mixto de dos concejales–, BNG dos y Ciudadanos uno que fichó por el gobierno local pero fue juidicialmente obligada a dejarlo.

Santiago de Compostela: el peso de Sumar

La capital de la comunidad, al igual que A Coruña y Ferrol, eligió alcalde socialista tras el mandato de las mareas, en este caso la Compostela Aberta de Martiño Noriega. Xosé Sánchez Bugallo obtuvo 10 asientos por el PSdeG, el PP se hizo con ocho, Compostela Aberta con cinco y el BNG con dos. Noriega, al igual que Ferreiro, abandonó la política institucional: ambos regresaron a su profesión, médico y profesor universitario, respectivamente. María Rozas, encargada de Facenda en el gabinete de Noriega y militante de Esquerda Unida, es la nueva candidata. Fuentes de su equipo aseguran que habrá acuerdo, inminente, para integrar a Podemos en la lista. Los morados eligieron el pasado noviembre al desconocido Javier García Pérez como su aspirante a primer edil de Santiago.

Antes de que Rozas asumiese el liderazgo, fue Marta Lois, responsable de Turismo en el período de gobierno, la portavoz en la oposición a Bugallo. Compostela Aberta, no obstante, facilitó las cuentas del Partido Socialista en varios ejercicios. Lois, a quien los focos apuntaban como primera de la lista en mayo, dio un paso atrás. Su renuncia coincidió con un anuncio: el de que se incorporaba a la cúpula de Sumar de Yolanda Díaz. “No sabemos hasta qué punto se va a implicar Díaz en apoyar a las mareas”, explican las mencionadas fuentes, “porque Sumar es un actor nuevo pero todavía sin articular”. La probable incorporación de Podemos, la ficha de Rozas en Esquerda Unida o el papel de Marta Lois, sostienen, hace pensar “que no habrá problemas”. La propia Yolanda Díaz no ha dejado de alabar en público –y en privado– las figuras de Noriega y Ferreiro, pese a que ellos han marcado distancias respecto de Sumar.

Ferrol: el encaje del secretario general

Podemos Galicia cambió su dirección el pasado año. Abandonó la secretaría general Antón Gómez-Reino, diputado en el Congreso y candidato de la Galicia en Común que en 2020 quedó fuera del Parlamento gallego. Su puesto lo ocupó Borja San Ramón, que se impuso al candidato apoyado por la cúpula estatal. San Ramón se declaró, justo cuando la tensión entre Pablo Iglesias y Yolanda Díaz estalló en los medios de comunicación, abiertamente favorable a participar en Sumar. Y su entorno explica que se encuentran en fase de “reforzar la organización” y hacerse ver. Gómez-Reino o él mismo son próximos a Díaz. Y en el caso de San Ramón, era hasta hace pocos días el candidato de Podemos a la alcaldía de Ferrol, ciudad natal de la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y en donde ella misma fue concejala por Esquerda Unida.

La intención era pactar una candidatura de consenso con Ferrol en Común, pero el acuerdo no ha llegado por ahora y San Ramón ha decidido salir de la lista municipal. Su cargo como líder de Podemos en Galicia estaba complicando el acercamiento porque, con esa circunstancia, “no vale cualquier puesto”, indica uno de los analistas consultados. Otras fuentes ratificaron esa diferencia. Desde el pasado viernes la lista de la formación morada en la ciudad la encabeza Aitor Cordero.

El caso es que Ferrol en Común, la candidatura de confluencia que colocó a Jorge Suárez como primer edil entre 2015 y 2019, repite candidato, el propio Suárez. Militante de Esquerda Unida, fue el único de los tres alcaldes de las mareas urbanas que se quedó en la oposición tras ser apeado de la alcaldía por los socialistas. Ahora vuelve a encabezar la candidatura. El Partido Socialista gobierna con ocho de los 25 ediles y se apoya en el pleno en los tres de Ferrol en Común o en los dos del BNG. El PP cuenta con 12.

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