Un parado de larga duración pierde la ayuda al no renovarla por estar en cama con una enfermedad crónica
Parado de larga duración, siete años en desempleo, sin ingresos, con una grave enfermedad crónica y ahora sin ninguna ayuda, a pesar de que le corresponde. Esa es la dura e indignante situación por la que pasa el coruñés José Manuel Iglesias, al que el Estado le acaba de retirar la renta activa de inserción (RAI) al no poder acudir a renovarla al Servicio Público de Empleo. El motivo: una dolencia que lo mantuvo encamado durante un largo período de tiempo. A pesar de presentar el correspondiente alegato, en el que se incluían los informes médicos que justifican su imposibilidad para pasar revista en la fecha correspondiente, el Estado se la denegó, lo que coloca este hombre de 62 años, y con una minusvalía del 9%, en grave riesgo de exclusión social.
Es un caso, pero es seguro que no es el único. En el pasado mes de noviembre, José Manuel sufrió un brote psicótico que, unido a una lesión en las cervicales, le impidió renovar la RAI. “Estaba siendo atendido por mi hija; cuando me dieron el alta fui a la oficina de Empleo y me comunicaron que me retiraban toda la paga que estaba recibiendo”, cuenta. Llevaba tres meses recibiendo esta renta, de 426 euros, destinada a colectivos con ingresos inferiores al 75% del salario mínimo interprofesional, con especial dificultad para encontrar trabajo y en situación de necesidad económica. Le quedaban aún ocho por cobrar, pero la Administración no atendió su reclamación a pesar de presentar los informes médicos del Sergas.
La ley le da la razón, ya que aunque indica claramente que se causará “baja definitiva” de la ayuda “al no comparecer previo requerimiento ante el servicio público de empleo y no renovar la demanda”, también aclara que se aplicará este principio “excepto causa justificada”.
Acaba de presentar otro recurso pero, de no prosperar, se quedará sin nada. Al contrario que con otras ayudas o prestaciones, en este caso el hecho de no acudir a pasar revista supone la supresión completa de toda la paga, de las ocho que aún tenía por cobrar. También ahí ve José Manuel una discriminación. “Parece que aún perjudican más a los parados de larga duración, porque en este caso no me penalizan con un mes sin cobrar, sino que me quitan todo; es una injusticia”, se queja.
“Me encuentro sin nada, en la calle. Tengo 62 años, una enfermedad grave y la columna destrozada”, recuerda este coruñés que sobrevive gracias al sueldo de 500 euros que cobra su hija por media jornada. “Pagamos 200 euros de alquiler y sólo nos quedan 300 euros de comer, pagar luz, agua... Para vivir”, relata.
La situación empeora si tenemos en cuenta que tampoco puede reclamar la jubilación anticipada, ya que no tiene los suficientes años cotizados al trabajar la mayoría de su vida “como autónomo”. Ahora, está en trámites para solicitar la Risga (Renta de Integración Social de Galicia), tras sufrir ya otras dificultades de la burocracia, como que le retiraran la tarjeta sanitaria hace un año. “Estuve mes y pico sin medicación, pero ahora estoy en la de mi hija”, explica un hombre que asegura conocer más casos parecidos al suyo.
“Parece que van a por mí; siempre aprietan a los más débiles y joden a quien menos posibilidades tiene para salir adelante”, lamenta José Manuel, que promete acudir a la Justicia si la Adminstración vuelve a denegarle el segundo alegato presentado. Enfermar y quedarse encamado le supuso también quedarse sin recursos.
El grupo municipal de Esquerda Unida-Os Verdes de A Coruña denunció ya el caso y acusa al PP de “estar retorciendo la ley con interpretaciones torticeras para ahorrarse dinero a cuenta de los más necesitados, mostrando una alarmante falta de humanidad”. Además, su portavoz, César Santiso, se pregunta si la eliminación de la paga a este ciudadano de A Coruña “no será una represalia”, después de que fuera precisamente él quien había denunciado públicamente hace ya un año el bloqueo de la tarjeta sanitaria por parte de la Administración.