Las administraciones proponen restaurar y exponer 'in situ' los murales de Lugrís en un edificio en ruinas de A Coruña
Pintados directamente sobre las paredes de un local de hostelería ubicado en un edificio que está en estado casi ruinoso en la rúa Olmos de A Coruña, una serie de murales del pintor Urbano Lugrís han afrontado años de deterioro. Han pasado a manos de la Xunta, que los compró por 36.000 euros cuando se pusieron a la venta porque la empresa que era propietaria del inmueble había entrado en concurso de acreedores. Está iniciado el proceso para declararlos bien de interés cultural (BIC), lo que conlleva una obligación de protección. El Gobierno gallego se reunió este miércoles con el Ayuntamiento de A Coruña para coordinarse en las medidas a tomar y han planteado como la opción preferente para recuperar este patrimonio y hacerlo accesible al público la de restaurar y exponer las pinturas en el mismo lugar en el que están.
El conselleiro de Cultura, José López Campos, sugiere que en los números 25 y 27 de la calle Olmos se cree el espacio Lugrís y que los murales se conserven en el sitio para el que fueron creados. Esta es, dijo, la opción “óptima” para garantizar la continuidad de la obra, además de la menos costosa. La obra creada por el pintor está protagonizada por los motivos marinos y fue ejecutada en varias ocasiones como murales para locales abiertos al público -otro ejemplo es el que hay en un restaurante de la compostelana rúa do Franco-. En la rúa Olmos, en donde hay 12 pinturas, uno de los dibujos más emblemáticos se adapta a un espacio abovedado y lo cubre completamente.
Los técnicos de la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural analizaron el estado de los murales y elaboraron un informe en el que abordan las dos alternativas posibles: mantenerlos en donde están o sacarlos del edificio para exhibirlos en otro lugar. El traslado, dijo López Campos, sería un riesgo alto para la obra. Es un proceso muy complejo porque todas las pinturas están adaptadas al espacio arquitectónico. El desembolso sería elevado: más de 1,2 millones de euros. Algunas piezas no se podrían extraer sin el soporte mural, sin cortarlas o sin ampliar los huecos de la fachada. Es decir, esta opción es más cara y pone en riesgo la obra.
López Campos defendió acondicionar el local y que los murales, una vez rehabilitados, se puedan visitar allí mismo. Para eso, dijo, es necesario un acuerdo con los propietarios del inmueble. Las obras para acondicionar la zona en la que se encuentran rondarían los 400.000 euros, mientras que los trabajos que necesitan las propias pinturas costarían unos 150.000. El conselleiro señaló que esta es la opción que propone y destacó que es la misma por la que opta el Ayuntamiento.
En la reunión, el concejal de Cultura coruñés, Gonzalo Castro, indicó que el gobierno local tiene varias propuestas para mantener los murales en la ciudad: “Lo lógico es que continúen donde están y ahí hay varias alternativas”. Y aclaró que el Ayuntamiento tiene voluntad de gestionar el espacio y crear una nueva dependencia cultural abierta a la ciudadanía.
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