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'La Mola', la prisión-fortaleza que sometió a sindicalistas y opositores como Lluís Companys y 'El Noi del Sucre'

La cárcel de 'La Mola' en la actualidad.

Santiago Torrado

Menorca —

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A las 16:30 horas del 30 de noviembre de 1920, el buque militar 'Giralda' llegó al puerto de Maó procedente de Barcelona. Los pasajeros desembarcaron en la prisión de La Mola, escoltados por tres docenas de guardias civiles. Entre los 36 sindicalistas que dieron con sus huesos en aquellas mazmorras, excavadas en las entrañas de la roca menorquina, se encontraban Salvador Seguí Rubinat –conocido como 'El Noi del Sucre'– y quien por entonces era concejal del Ajuntament de Barcelona y poco después sería presidente de la Generalitat de Catalunya, Lluís Companys.

Sobre un camino de ripio golpeado por el viento de levante, en un barracón que hoy es todo ruina donde un cartel reza “Todo por la Patria”, estuvo encerrado hace 100 años uno de los dirigentes sindicales más importantes de la historia de España. “Venimos a rendir homenaje a Salvador Seguí y al resto de compañeros que estuvieron aquí injustamente encarcelados hace 100 años. Queremos mantener viva la memoria de los anarquistas menorquines que se volcaron en solidaridad”, comenta a elDiario.es Luis Camarero, dirigente de la CGT-Menorca.

Los 20 eran los años del pistolerismo en Catalunya y de la efervescencia obrera en toda España. Tras la huelga de La Canadiense, que logró la implantación de la jornada laboral de 8 horas en todo el país, los reclamos de los trabajadores se multiplicaron por todas las fábricas y con ellos, la represión. “No había acusación ni causa formal. A Salvador y sus compañeros los encarcelaron como parte de una estrategia para hacer bajar la agitación del movimiento obrero que venía cada vez con más demandas y más fuerza”, cuenta a ElDiario.es Emilio Cortavitarte, presidente de la Fundación Salvador Seguí.

No había acusación ni causa formal. A Salvador y sus compañeros los encarcelaron como parte de una estrategia para hacer bajar la agitación del movimiento obrero que venía cada vez con más demandas y más fuerza

Emilio Cortavitarte Presidente de la Fundación Salvador Seguí

Menorca y especialmente Maó eran un reflejo de todo aquel entusiasmo y la llegada del Noi del Sucre a La Mola no pasó desapercibida para los trabajadores menorquines. “Fueron años de gran conflictividad social en la isla debido a las pésimas condiciones laborales y las diferentes crisis que afectaban severamente a las condiciones de vida de los trabajadores. Por entonces se sucedieron distintas huelgas y altercados en las calles. Uno de estos conflictos fue la huelga de la Anglo-Española de Motores en Maó, que derivó en una huelga general que se extendió a Es Castell, Alaior y Ciutadella”, destaca Javier Hurtado, graduado en documentación y parte del colectivo Memoria Libertaria.

“La Mola fue el encarcelamiento más duro”

Un recorrido por la ciudad basta para tomar dimensión del enorme peso que tuvo el sector industrial en la isla. La culminación de un proceso productivo y social de varios siglos, en que Maó fue desplazando a Ciutadella como centro portuario y administrativo, fue el caldo de cultivo para el nacimiento de aquella potente clase trabajadora organizada y aún revolucionaria. Hoy son apenas una sombra de aquel portento. Las carcasas vacías de lo que fueron fábricas míticas como La Industrial, que producía tejidos color azul mahón, o la fábrica de neumáticos Codina, languidecen solitarias, lejos de los turistas –epicentro de la economía insular– y aún más lejos de las autoridades locales. De los trabajadores revolucionarios solo quedan sus memorias y algunos apellidos en letra de molde. 

La Mola era el Alcatraz del régimen. Una prisión-fortaleza, donde sólo iban a parar disidentes políticos. Independentistas –generalmente cubanos o filipinos–, militares díscolos, republicanos y, por supuesto, socialistas, comunistas y libertarios. Luego, La Mola sirvió para encerrar a franquistas y simpatizantes del golpe de Estado, una circunstancia que se mantuvo hasta 1939, cuando Menorca se rindió ante la sublevación militar.

“El de La Mola fue su encarcelamiento más duro. Salvador Seguí fue el primero en entrar y el último en salir hace hoy 100 años. Sabemos que los trabajadores menorquines, especialmente los vinculados al anarquista mahonés Joan Mir i Mir y a la Federación Obrera de Menorca, se organizaron para acercarle comida, abrigo, lectura, para pedirle consejo. Incluso la guardia de los calabozos fue relajando las tensiones. Salvador era un hombre pacífico y de una enorme vocación pedagógica y transformadora”, señala Cortavitarte, quien además de presidir la fundación, está organizando una exposición sobre la vida y obra del Noi del Sucre y la publicación de un libro para principios del año próximo, en el marco del aniversario de su asesinato. 

Antes de regresar a Barcelona, el Noi del Sucre dio un discurso en Menorca para todos aquellos que habían socorrido su encierro, muchos de los cuales aprendieron a leer y escribir con él, que aprovechó las pocas instancias de visita para alfabetizar a quien lo necesitara. El Teatro Principal de Maó acogió aquella conferencia, no de la solemnidad de un acto político, sino con el calor del hermanamiento entre trabajadores. Menos de un año después de su regreso a Catalunya, Salvador Seguí fue asesinado a tiros por pistoleros a sueldo de la patronal.

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