El obispo de Mallorca llama a ser “más sensibles” ante quienes no tienen casa o sufren el “drama” de la migración forzada

El obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull, ha aprovechado su tradicional mensaje de Navidad para volver a poner el foco en las personas más vulnerables y reclamar una mayor sensibilidad social ante la pobreza, la enfermedad, la soledad, la falta de vivienda y el “drama” de la migración forzada. Un llamamiento que conecta con otras intervenciones públicas del prelado en los últimos meses, en las que ha advertido de la fractura social, la emergencia habitacional y los discursos de odio hacia las personas migrantes.

En su mensaje navideño, Taltavull ha subrayado que estas fechas, desde una lectura cristiana, aportan “una luz que ilumina una red de solidaridad” que debería traducirse en un compromiso real con quienes más sufren. “Debe hacernos más sensibles hacia los que pasan más necesidad, los enfermos y los que están solos, los que no tienen casa o viven, como Jesús, el drama de una migración forzada”, ha señalado.

El obispo ha insistido en la necesidad de “construir una sociedad nueva y un pueblo apasionado por hacer el bien”, en la que se piense “más en el otro y en el bien de todos que en uno mismo”. Una idea que ya ha defendido en reiteradas ocasiones, especialmente al referirse al impacto de la crisis de la vivienda en Balears.

En un contexto marcado por los conflictos internacionales, el aumento de las desigualdades y el endurecimiento de las condiciones de vida para amplias capas de la población, Taltavull ha vinculado el mensaje navideño a una defensa explícita de la paz y la justicia social. “Así se llega a la paz social entre los pueblos y ya no se piensa en la guerra. Jesús, con su venida, da respuesta a todas las aspiraciones humanas de paz y justicia”, ha afirmado, alertando de los riesgos del odio, la venganza y la crispación.

“Deshaciendo el odio y la venganza, nos abre un camino de buen entendimiento y de palabras y gestos amables, nos señala una nueva forma de relacionarnos que destierra la crispación, la confrontación amarga y la desconfianza”, ha concluido.

El mensaje se suma a otras declaraciones del obispo mallorquín en las que ha defendido una acogida humana y responsable de las personas migrantes, ha advertido contra la normalización de discursos excluyentes y ha llamado a las instituciones a no dar la espalda a quienes quedan fuera del sistema.

El pasado 22 de diciembre, Taltavull hizo una llamada contundente a la ciudadanía y a los responsables políticos para que pongan fin a los discursos de odio contra las personas migrantes y a determinadas actitudes que, a su juicio, resultan “inadmisibles”. Entre ellas, el “rechazo” y la criminalización que sufren por parte de diferentes sectores de la sociedad y de la esfera política.

“Llamarles delincuentes es una calumnia, una acusación muy grave contra gente que ha tenido que marcharse de su casa”, aseveró sobre una de las proclamas más difundidas por la derecha y la extrema derecha, la que relaciona la llegada de extranjeros con la delincuencia y que ha sido ampliamente desmentida por las fuentes oficiales y por numerosos estudios científicos. Una línea pastoral que, también en Navidad, vuelve a situar la dignidad de las personas vulnerables en el centro del debate público.