CLAVES

Qué le faltó a Lula para ganar en primera vuelta y qué puede pasar ahora en Brasil

Ayelén Oliva / Enviada especial

São Paulo (Brasil) —

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Luis Inácio Lula da Silva superó a Jair Bolsonaro por cinco puntos este domingo. Pero los números no fueron los esperados para el líder del Partido de los Trabajadores (PT), que apuntaba a ganar en primera vuelta. Lula y Bolsonaro irán a las urnas el 30 de octubre en un cara a cara electoral que plantea un desenlace abierto. Entre los elementos que condujeron a este escenario incierto está la polarización, que ha sido un factor que terminó por favorecer a Bolsonaro. También el desacierto de las grandes encuestadoras sobre el piso electoral del presidente, así como los buenos resultados de los partidos políticos más pequeños, aliados al Gobierno, para los cargos a gobernador.

La polarización se impuso

El primer turno tuvo cara de segunda vuelta. Los dos candidatos más votados concentraron el 91% del electorado, un porcentaje que confirma el grado de polarización de las bases electorales en esta elección. La tercera candidata más votada, Simone Tebet, del Movimiento Democrático Brasileño (MDB), no llegó al 5%. Mientras que Ciro Gomes, del Partido Democrático Trabalhista (PDT), consiguió un pésimo 3%. El resto de los siete candidatos no pudieron superar el medio punto.

Los números demuestran que el grueso del electorado no solo se presentó este domingo para elegir a su favorito, sino también para impedir que el candidato contrario a su preferencia gane en primera vuelta. Ese movimiento hará más complicado, tanto para el candidato del PT como para Jair Bolsonaro, encontrar más votantes. Teniendo en cuenta que el nivel de participación ha sido del 80%, un número alto, y que los votos blancos y nulos siguieron la tendencia histórica de llevarse menos del 5%, no será sencillo para los candidatos comer un porcentaje de este electorado.

Si bien Lula, en estas cuatro semanas, intentará llegar a acuerdos políticos tanto con Ciro Gomes como con Simone Tebet, un acuerdo entre dirigentes no garantiza los votos de las bases. El 9% que no votó ni por Lula ni por Bolsonaro, incluso sabiendo todo lo que estaba en juego, será el más difícil de convencer para este segundo tramo. Por otro lado, si bien el PT ha sido el principal actor que llamó a hacer campaña a favor del “voto útil” para evitar una segunda vuelta, posiblemente haya sido Bolsonaro el que terminó por sacar ventaja de esa instancia.

Las encuestas no acertaron

Si bien el candidato del PT consiguió el primer lugar, a solo un punto y medio de ganar en primera vuelta, los resultados no fueron los esperados para la coalición de centro-izquierda. Jair Bolsonaro llega a la segunda vuelta con un discurso de victoria, alimentado por el desánimo que causaron entre los militantes del PT los resultados. Lo cual exigirá mantener a los seguidores del partido animados hasta el 30 de octubre.

Las últimas dos encuestas, publicadas el sábado por algunas de las empresas demoscópicas más respetadas de Brasil, Ipec y DataFolha, mostraron que Lula tenía condiciones de ganar, con más del 50% de los votos, en primera vuelta. Pero la distancia de más de 15 puntos que predecían las consultoras terminó en un ajustado 5%. El desconcierto generó que Bolsonaro consiguiera convertir el segundo lugar en una victoria.

¿Por qué tantos encuestadoras no lograron captar el nivel el respaldo a Bolsonaro? Posiblemente, ha jugado un papel crucial el “voto vergüenza”. Existe un porcentaje del electorado, tal vez con más peso que el esperado por las consultoras, que no coincide con las declaraciones más conservadoras del presidente, sobre todo en cuestiones de libertades civiles, pero sí coincide con la política económica. Un tipo de elector que prefiere mantener en silencio su opción hasta el día de la votación, e incluso después. Esto podría explicar por qué la consultora Atlas, una encuesta digital donde cada votante elige en soledad y sin comentarlo con nadie, haya sido la que estuvo más cerca de los números del domingo

El Congreso más conservador

La elección de los nuevos diputados federales, así como de los 27 de los 81 senadores, deja un Congreso mucho más conservador que el actual. Eso puede ampliar la base de apoyo ante un eventual segundo mandato de Jair Bolsonaro, pero también impedir la gobernabilidad de un potencial nuevo gobierno del PT, en un país donde el Ejecutivo necesita contar de apoyos en el Congreso.

El Partido Liberal (PL) de Bolsonaro mantuvo su condición de bloque más grande, pasando de 76 diputados a 99. El PL es actualmente el partido más grande en la Cámara, con 76 de los 513 escaños. En 2018, el PL había elegido 33 diputados federales, menos de la mitad de la actual bancada, cuando Bolsonaro todavía no se había afiliado. La ampliación de los aliados de Bolsonaro en el Congreso responde a una fuga de votos de partidos más pequeños, del llamado Centrão, como el partido de centro-derecha Progresistas, que redujo su bloque de 58 a 47 diputados.

En el Senado, el PL también se convirtió el domingo en el bloque más grande, con un total de 14 senadores. El PT consiguió 4 senadores, pero Lula parte de una base de apoyo mucho menor con 11 senadores. Para reforzar sus alianzas deberá negociar con el poco confiable MDB, y también con el ala más cercana a Bolsonaro del PSDD, para llegar a los 36 senadores.

La división por regiones

En el análisis territorial, Lula se impuso sobre Bolsonaro en la región Norte, Nordeste y Mina Gerais, con mejores resultados que en 2018. Bolsonaro le ganó al expresidente del PT en el Sur, en el Sudeste y en la región Centro-Oeste, donde históricamente ganan las propuestas más conservadoras. El estado de São Paulo, distrito de mayor peso electoral de Brasil con el 22% de los electores registrados, ubicado en la región Sudeste con el 42% del padrón electoral, Bolsonaro consiguió el 48% frente el 41% de Lula. 

En el plano de las gobernaciones, PT apunta a ganar en segunda vuelta el estado de São Paulo, con el candidato Fernando Haddad, que obtuvo el 35% frente al aliado de Bolsonaro, Tarcísio Gomes de Freitas, con el 42,32%. De ganar Haddad, este resultado implicaría una victoria histórica para el PT en un distrito donde el PSDB ha gobernado en los últimos 30 años. En Minas Gerais, segundo estado en población del país con el 10,40%, Lula consiguió una ventaja sobre Bolsonaro con el 48%. En Río de Janeiro, un distrito controlado por Bolsonaro, el presidente consiguió el 51% ante el 40% de Lula, logrando reelegir al gobernador de Bolsonaro, Claudio Castro, con un rotundo 58% de los votos.