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Los ataques a López Obrador y la amnesia sobre la corrupción marcan el primer debate presidencial en México

López Obrador fue sometido a un fuerte asedio dialéctico en el debate presidencial.

Daniel Lizárraga / Daniel Lizárraga

El primer debate entre candidatos a la Presidencia de México realizado la noche del domingo se convirtió en una arena en la cual cuatro de ellos se obcecaron en golpear a Andrés Manuel López Obrador. Todos, incluida la independiente Margarita Zavala, usaron una y otra vez la polémica postura del candidato de la izquierda de ofrecer una amnistía para acabar con los graves problemas de inseguridad.

El pasado 5 de diciembre, durante una gira de trabajo por Guerrero, el abanderado del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) dijo lo siguiente: (…) “No es posible que siga este régimen de corrupción e impunidad. Vamos a limpiar la casa. Vamos a empezar desde arriba para abajo. Vamos a hacer todo lo que se pueda, para que logremos la paz en el país. Que no haya violencia.

“Si es necesario, vamos a convocar a un diálogo para que se otorgue amnistía, siempre y cuando se cuente con el apoyo de las víctimas, los familiares de las víctimas. No descartamos el perdón. En mi tierra siempre se dice ‘ni perdón ni olvido’, yo no comparto eso. Yo sí creo que no hay que olvidar, pero sí se debe perdonar, si está de por medio la paz y la tranquilidad de todo el pueblo”.

López Obrador dijo esto al terminar un mitin, ante la pregunta de un reportero. No traía consigo un plan o proyecto para esa idea. Semanas después, ha comentado que convocará a una serie de reuniones con personajes de talla internacional como el Papa Francisco para tratar este tema.

No habían pasado 24 horas de estas declaraciones cuando sus adversarios se fueron encima de él. Ayer, en el debate presidencial, la historia se repitió: “No le voy a dar amnistía a los criminales”, dijo Margarita Zavala. “Yo apostaría por fortalecer a las policías y reconocer a las Fuerzas Armadas, no en apoyar a los delincuentes”, atacó José Antonio Meade, el candidato del partido oficialista, el PRI. “En Colombia y en El Salvador la amnistía no funcionó. El perdón es una locura”, dijo Ricardo Anaya, el abanderado de la derecha y la centro izquierda, PAN-PRD.

López Obrador respondió que su amnistía no significa impunidad y dijo que los medios de comunicación han malinterpretado su postura porque nunca sacaría de la cárcel a todos los delincuentes.

Como lo venía haciendo desde hace unas semanas, insistió en que las causas de la violencia en México están en el desempleo, la falta oportunidades para estudiar y en la pobreza.

“¿Amnistía sí o no?”, insistió Ricardo Anaya.  López Obrador ya no respondió.

Las Vegas y fajos de billetes 

El candidato de la izquierda siguió recibiendo golpes respecto a los problemas con la inseguridad cuando fue jefe de Gobierno en la Ciudad de México. Él respondía de manera sencilla, tratando de evadir la confrontación, la pelea cuerpo a cuerpo, administrando su ventaja en las encuestas de preferencias políticas. Hasta el momento, todas lo han situado en el primer lugar.

Ricardo Anaya asestó otro golpe contra López Obrador cuando recordó que, cuando fue jefe de Gobierno en la Ciudad de México, algunos de sus colaboradores incurrieron en actos de corrupción. Uno de ellos, Gustavo Ponce, fue sorprendido apostando en Las Vegas y otros, como Carlos Imaz y René Bejarano, tomaron fajos de billetes de manos de un oscuro empresario argentino.

Meade, el candidato del partido oficialista acusó a López Obrador de haber convertido a Morena en patrimonio familiar, ya que ahí cobran sus hijos y parte de sus hermanos. Al igual que lo hizo con Anaya, no respondió.

Horas antes de que iniciara el debate, algunas personas ocuparon calles del centro de la capital del país con pancartas y banderas contra López Obrador.

Al terminar el debate, celebrado en el Palacio de Minería, todos se daban como ganadores; cada uno apelaba únicamente a los sondeos de opinión que los favorecían. En televisión se armaron tertulias entre los representantes y simpatizantes de cada fuerza política. El ambiente era el mismo: ánimo de triunfo.

El Instituto Nacional Electoral (INE) fue el encargado de organizar el primero de los tres debates que habrá antes de la elección programada para el próximo domingo 1 de julio. Los temas seleccionados fueron corrupción, democracia y justicia.

No obstante, ninguno de los candidatos opositores mencionaron algo acerca de los escándalos de corrupción dentro del Gobierno de Enrique Peña Nieto. La investigación periodística La Casa Blanca de Peña Nieto pasó desapercibida. Tampoco hablaron de los miles de desaparecidos en el país por la guerra contra el narcotráfico y ni una palabra sobre los asesinatos contra periodistas.

El caso de Odebrecht, el escándalo de corrupción que ha sacudido a países en América Latina, fue puesto sobre la mesa por la periodista Denisse Merker pero ninguno de los abanderados supo qué hacer. Todos dejaron ver el tamaño de su ignorancia sobre el tema. En general sólo hablaban de hacer justicia.

López Obrador incluso mencionó que una parte de los sobornos por 10,5 millones de pesos pudieron llegar a la campaña electoral de Peña Nieto en el año 2012, pero nada dijeron sobre la posibilidad, por ejemplo, de aceptar un acuerdo con Brasil para tener acceso a las declaraciones de los delatores en las cuales ha aparecido el nombre de México.

Por la madrugada, López Obrador difundió un vídeo en redes sociales en donde aseguraba que le hubiera gustado responder a “las mentiras” del candidato del PAN (la derecha) Ricardo Anaya quien calificó como “hablantín, farsante e hipócrita”.

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