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El legado político de Gorbachov que Putin destruyó: desarme, diplomacia y libertades

El presidente Vladímir Putin (derecha) habla con Míjail Gorbachov en una rueda de prensa en Alemania en diciembre de 2004.

Julian Borger

31 de agosto de 2022 21:26 h

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Mijaíl Gorbachov ha vivido lo suficiente como para ver el desmoronamiento y la destrucción de todo lo que había intentado conseguir.

La era de la distensión entre Washington y Moscú y del control armamentístico ha sido reemplazada por una guerra sangrienta en Ucrania donde se están usando armas estadounidenses y de la OTAN para afrontar las fuerzas rusas con el consiguiente riesgo, por accidente o error de cálculo, de una confrontación directa entre superpotencias nucleares.

Cuando Gorbachov dimitió a finales de 1991, la frontera entre la OTAN y la Unión Soviética había dejado de ser un foco de tensión. Los terrores de la Guerra Fría parecían cosa de museos y de libros de historia con la retirada, por parte de la alianza militar, de todos sus efectivos en el flanco oriental salvo unos pocos miles de soldados.

Cuando Rusia invadió Ucrania en febrero, la OTAN se apresuró a enviar tropas al Este, movilizando a 40.000 soldados bajo su mando directo y programando la puesta en alerta máxima de otros 300.000. Gorbachov, que cumplía 91 años y ya tenía problemas de salud cuando comenzó la invasión, publicó un comunicado a través de su fundación en los días que siguieron a la ofensiva total rusa pidiendo “un cese de las hostilidades y el inicio inmediato de negociaciones de paz”. “No hay nada más valioso en el mundo que las vidas humanas”, decía su comunicado.

Cenizas

Según el periodista Alexei Venediktov, que dirige la emisora de radio Ekho Moskvy y que mantenía contacto cercano con Gorbachov, el exlíder soviético estaba “molesto” por lo que veía. “Todas las reformas de Gorbachov, las políticas, no las económicas, han sido destruidas”, dijo en julio a la edición rusa de la revista Forbes. “Cero, cenizas”.

“Siempre alertó de las cosas muy peligrosas que podrían ocurrir entre Rusia y Ucrania, pero siempre hizo lo que pudo para que las dos naciones se acercaran en lugar de continuar esta grieta que ahora vemos agrandarse”, dijo Pavel Palazhchenko, que fue intérprete de Gorbachov, a la cadena Fox News dos días antes de la invasión . “Así que para él, esto es muy trágico emocionalmente”, añadió Palazhchenko, que trabaja en el think tank Centro Gorbachov.

Gorbachov defendía el control armamentístico y en la cumbre de Reikiavik de 1986 llegó a hablar con Ronald Reagan sobre una posible eliminación de las armas nucleares. En la actualidad, el último acuerdo aún vigente entre Estados Unidos y Rusia para limitar las armas nucleares está siendo erosionado por la decisión rusa de suspender las inspecciones mutuas. Los dos países están modernizando su arsenal y Putin se ha empeñado en amenazar con el uso de armas nucleares. Este año, y por primera vez desde la Guerra Fría, el número de cabezas nucleares en el mundo aumentará.

Tiempos mejores para la libertad de expresión

Gorbachov quería cambiar en sus fundamentos la forma de pensar de un país que nunca había vivido la democracia y que pasó directamente de la dictadura Romanov a la de los bolcheviques. Los últimos días de la Unión Soviética bajo la glásnost (transparencia) de Gorbachov fueron mejores para la libertad de expresión que los de la Rusia de Putin, donde cualquier atisbo de crítica puede acarrear una pena de cárcel y donde han terminado en prisión hasta personas que sostenían irónicamente un cartel en blanco. Ahora la emisora de radio Ekho Moskvy ha sido clausurada y Venediktov, que es judío, se ha encontrado con insultos antisemitas y una cabeza de cerdo en la puerta de su casa.

Si Gorbachov fue el hombre que cerró los gulags, Putin ha encerrado al principal opositor, Alexéi Navalni, en una colonia penal donde ya ha sido puesto en aislamiento tres veces en un mes. Navalni ha sobrevivido a un envenenamiento.

Gorbachov era cada vez más prudente con sus declaraciones públicas sobre Putin, al que llegó a elogiar por fortalecer al Estado ruso tras el caos de Boris Yeltsin, pero en 2011 hizo una advertencia sobre lo que iba a venir: “Tal vez se pueda comprender que durante la fase inicial haya ciertos métodos autoritarios en su liderazgo [de Putin], pero usar métodos autoritarios como política para el futuro, creo que es un error”, dijo durante un acto público en Estados Unidos.

“Vayas donde vayas... cuando hay líderes que gobiernan durante 20 años o más... lo único que es importante en esas situaciones para esos líderes y para la gente que les rodea es mantenerse en el poder”, dijo. “Creo que esto es algo que está ocurriendo actualmente en nuestro país”.

Traducción de Francisco de Zárate

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