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The Guardian en español

Desafió a los hombres al correr la maratón de Boston, y ha vuelto a cruzar la meta 50 años después

Kathrine Switzer cruzando la meta por segunda vez 50 años después // AP

Alexandra Topping

La corredora que se deshizo de furiosos oficiales de carrera para convertirse en la primera mujer en completar la Maratón de Boston ha repetido su hazaña 50 años después. Kathrine Switzer se convirtió en una heroína del movimiento por los derechos de las mujeres en 1967 después de ser la primera mujer en completar oficialmente lo que por entonces era una prueba solo para hombres.

Para conseguirlo, se registró bajo el nombre K.V. Switzer, por lo que su género pasó desapercibido para las oficiales de carrera en la línea de salida. Pero unos kilómetros más adelante, un oficial de carrera cabreado la abordó y trató de sacarla fuera de la prueba. La imagen de ese preciso instante se convirtió en un hito en la historia de los derechos de las mujeres.

Gracias a una especie de placaje por parte de su novio, Switzer se zafó del oficial de carrera y terminó la carrera en cuatro horas y 20 minutos. El lunes, con 70 años, la volvió a correr terminando solo 25 minutos más tarde de su primera marca (4:44:31).

Los tiempos cambian y muestra de ello fue que en esta ocasión hubo ovaciones para Switzer. Además, se hizo cargo del disparo de salida de la carrera para corredoras de élite. Switzer dijo a CNN que correr las dos carreras con 50 años de diferencia fue como “la noche y el día”. Oír a todos sus seguidores corear su nombre “ha sido una de las experiencias emotivas más gratificantes de mi vida, ha sido un momento precioso”.

Llevó el número de su dorsal original –261– el cual fue retirado por los organizadores de la carrera después de que cruzase la línea de meta como homenaje. La Maratón de Boston solo ha retirado otro número en toda su historia, el 61, en reconocimiento a las 61 carreras empezadas por el atleta Johny Kelley.

En sus memorias (Marathon Woman), Switzer recordó el momento en el que fue atacada: “Giré la cabeza rápidamente y me encontré con la cara más despiadada que había visto nunca”, escribió. “Un hombre grande, enorme, que enseñaba los dientes, estaba preparado para abalanzarse, y antes de que pudiera reaccionar me agarró de los hombros y me dio un empujón mientras gritaba: ”¡Lárgate de mi carrera y devuélveme el dorsal!“

“Supe que si abandonaba nadie iba a creer que las mujeres pudieran correr largas distancias o que merecieran estar en la Maratón de Boston. Ellos iban a pensar simplemente que era una payasa y que las mujeres estaban entrometiéndose en pruebas para las que no tenían capacidad”.

Ese año, otra mujer trató de participar en esta prueba saltando desde un arbusto, pero Switzer fue la única registrada oficialmente.

Switzer cuenta también que la transformación de su experiencia en la maratón imita la revolución social que ha tenido lugar para las corredoras y para las deportistas en general. Oficialmente, a las mujeres se les permitió participar en el Maratón de Boston cinco años después, en 1972, y en los Juegos Olímpicos en 1984. Ahora el 58% de los deportistas de maratón en EEUU son mujeres.

Switzer ha participado en más de 30 maratones, haciéndose con la de Nueva York en 1974 con una marca de 3:07:29, y ha trabajado como comentarista de televisión. También fundó el club de corredoras 261 Fearless, denominado así por su dorsal.

Sobre su legado, Switzer asegura que para ella no fue una sorpresa que las mujeres siguiesen alcanzando la “sensación del empoderamiento” al correr. “Francamente, estamos a años luz de aquello. Pero queda mucho por hacer”.

Traducido por Cristina Armunia Berges

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