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Los líderes europeos redoblan la presión sobre Theresa May y Bruselas anuncia los preparativos para un Brexit sin acuerdo

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, la primera ministra británica, Theresa May, y el primer ministro portugués, Antonio Costa.

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —

La UE se prepara para un Brexit sin acuerdo. O al menos eso es lo que ha comunicado el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, a escasas horas de una reunión en Bruselas de todos los jefes de Gobierno con la primera ministra británica, Theresa May, para hablar precisamente del Brexit.

“Responsables como somos, debemos preparar a la UE para un escenario de no acuerdo, y la Comisión ha iniciado estos preparativos”, explica el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, en la carta enviada a los jefes de Gobierno europeos.

May está invitada a una reunión este miércoles a partir de las 19.00 para dar la opinión del Gobierno británico antes de la cena de los 27, a la que no asistirá, y en la que el negociador de la Comisión, Michel Barnier, dará su versión del caso.

Pero ya todos tienen sobre la mesa el plan que nadie desea: el Brexit sin acuerdo. Un plan que nadie desea porque supone tratar a Reino Unido como un país de otro continente, con el que ni siquiera hay acuerdo comercial porque no se ha negociado, y en el que ya no pueden vivir europeos como hasta ahora.

¿Qué límites hay para negociar? ¿Hasta cuándo se puede seguir negociando? Ni el Consejo Europeo ni la Comisión Europea dan una fecha, después de que la cita de este 17-18 de octubre parece que está destinada a un nuevo fracaso.

Pero sí que dan claves de que el tiempo se está agotando: el Reino Unido dejará la UE, sí o sí, el 29 de marzo, que es cuando se cumplen 12 meses de la activación por parte de Theresa May del desenganche con la UE.

El problema son los trámites parlamentarios para el acuerdo, que debe ser aprobado por el Parlamento británico y el Parlamento Europeo. Y si en noviembre no hay acuerdo se entraría en una zona de riesgo parlamentaria. Si no hay acuerdo, ese es el único plazo: el 29 de marzo se levantan las fronteras para las personas y los productos.

¿Y si no hay acuerdo? Sin acuerdo de comercio, el Reino Unido seguiría operando con la UE bajo las reglas de la Organización Mundial del Comercio, lo que implicaría aduanas, controles y aranceles en bienes, así como largas colas para los viajeros. Y también hay dudas sobre qué pasaría con la posición del Reino Unido como centro financiero mundial y la frontera terrestre entre el Ulster y la República de Irlanda.

También hay preocupación con los ciudadanos de la UE en el Reino Unido y viceversa, que perderían derechos de residencia y acceso a urgencias médicas, por ejemplo. Y lo que más temen los líderes políticos: pánico en los mercados financieros, que pueden arrastrar las economías del continente en mayor o menor medida.

El escollo es la frontera irlandesa, como lo ha sido en los últimos setenta años, aunque por motivos distintos. La República de Irlanda permanece en la UE, y el Ulster (Irlanda del Norte), se marcha de la UE con el resto del Reino Unido. Y el problema es cómo gestionar esa frontera entra las dos irlandas, una dentro de la UE y otra fuera, aunque son vecinas, comparten isla, nombre y mucha historia.

La propuesta de May pasa por un “acuerdo aduanero temporal”, una unión aduanera de facto que estaría vigente hasta el futuro acuerdo comercial con la UE. Bruselas, por su parte, quiere que Irlanda del Norte se mantenga dentro del territorio aduanero de la UE como única alternativa a una frontera dura. Y eso es algo que May considera inaceptable porque crearía una barrera económica entre Irlanda del Norte y Gran Bretaña continental, y una frontera entre la isla de Irlanda y la de Gran Bretaña.

El negociador jefe de la Unión Europea (UE) para el Brexit, Michel Barnier, ha reconocido este martes: “Necesitamos más tiempo para llegar a este acuerdo completo y para alcanzar el progreso decisivo que necesitamos para finalizar estas negociaciones sobre la salida ordenada del Reino Unido. La salida debe ser ordenada para todo el mundo, específicamente en asuntos como Irlanda, donde debemos encontrar un acuerdo para que no haya una frontera estricta. Aún no hemos llegado a ese punto. Todavía quedan varios asuntos sin resolver, incluyendo el irlandés”.

“No estamos en el lugar en el que nos gustaría estar, aunque tenemos más claridad ahora”, asumen fuentes diplomáticas de la UE: “No va a ser fácil encontrar un acuerdo”.

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