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La UE a Reino Unido: vete cuando quieras pero no te vayas todavía... y vuelve pronto

El primer ministro británico, Boris Johnson.

Clara Giménez Lorenzo

“Sé que puedes ser generoso pero también miserable. Sé que te crees que eres único y diferente. Y por supuesto que lo eres de muchas maneras, pero quizás no tanto como piensas”. Son las frases más emotivas de la “carta de amor” que ha escrito a Reino Unido el vicepresidente de la Unión Europea, Frans Timmermans, ante la inminente ejecución del Brexit el próximo 31 de enero, y que ha publicado este jueves The Guardian.

“Reino Unido siempre ha estado ahí, como parte de mí”, confiesa el político holandés, que explica que su apego hacia el país comenzó a los 12 años, cuando estudió en un colegio británico en Roma, por lo que escribe como “un viejo amante” que conoce “las fortalezas y las debilidades” de los británicos. Se acerca el 31 de enero, la primera quiebra de la “familia comunitaria”, como define Timmermans a la UE. Una familia con diferencias, que “son fuente de admiración, sorpresa, incomodidad, incomprensión, ridículo, caricatura y, sí, amor”.

El político se revela como un amante despechado con la decisión de Reino Unido de dejar una relación que comenzó en 1973, cuando el país se integró en la Comunidad Económica Europea. “A decir verdad, me sentí profundamente herido cuando decidiste marcharte”, dice en alusión al referéndum celebrado en 2016. Sin embargo, ahora se consuela “al pensar que los lazos familiares jamás pueden romperse verdaderamente”, y que siempre permanecerán las dos posturas -el 'leave' y el 'remain'- en el país. “Nosotros no nos vamos a ningún lado y siempre serás bienvenido a regresar”, concluye.

El amor de Timmermans no parece ser correspondido por Boris Johnson, que ha estrenado su mayoría absoluta en el Parlamento británico aprobando la Ley del Acuerdo de Retirada (WAB, por sus siglas en inglés), con 358 votos a favor y 234 en contra, y que tras el 6 de enero pasa a una nueva fase parlamentaria en la que puede recibir enmiendas antes de ser ratificada definitivamente. La Ley convierte en legislación británica el acuerdo de salida negociado entre el Gobierno británico y la UE, y su ratificación hará efectivo el Brexit tras las tres prórrogas concedidas por la UE; la última finaliza el último día de enero.

Timmermans califica a Reino Unido como “indeciso”, y puede que no le falte razón. La UE ha aguantado estoicamente los vaivenes de los británicos, otorgándoles las ampliaciones que estos han solicitado mientras estaban inmersos en votaciones sin salida, bloqueos y dimisiones. 12 de abril, 31 de octubre...y 31 de enero. “Que tengan un año para irse, cuando estén preparados y hayan ratificado el acuerdo de retirada”, llegó a proponer Donald Tusk, el presidente del Consejo Europeo, el pasado mes de abril.

Von der Leyen y Barnier, un amor más pragmático

En un tono menos sentimental ha hecho sus últimas declaraciones Ursula Von der Leyen, la presidenta de la Comisión, quien en una entevista publicada este viernes por el diario frances Les Echós ha dicho estar “muy preocupada por el tiempo” contemplado para negociaciones sobre la relación entre la UE y Reino Unido tras el Brexit, que deberían concluir a finales de 2020.

Johnson ha introducido una claúsula en la WAB para impedir que el periodo de negociación, durante el cual permanecerá en vigor gran parte de la legislación actual, se extienda más allá de diciembre del próximo año. “No se trata solo de negociar el acuerdo de libre comercio, sino de otros muchos temas. Me parece que, ambas partes, deberíamos preguntarnos seriamente si estas negociaciones pueden hacerse en tan poco tiempo”, ha señalado Von der Leyen, que no comparte las prisas por abandonar la 'relación'.

“Creo que sería razonable hacer balance a mitad de año y, si es necesario, acordar una extensión del periodo de transición”, opina la política alemana. Si la UE y Reino Unido no llegan a un acuerdo para finales de 2020, entraría en vigor el protocolo especial diseñado para evitar el levantamiento de una frontera rígida entre la República de Irlanda, que permanecería en la UE, e Irlanda del Norte, que quedaría fuera. Esta “salvaguarda” irlandesa ha sido el gran obstáculo de las negociaciones del Brexit desde su inicio con la exprimera ministra Theresa May.

Otro de los altos cargos de la UE que se ha pronunciado sobre el futuro de la relación ha sido Michel Barnier, el negociador jefe para el Brexit, quien en una columna publicada a principios de semana en Project Syndicate califica los 11 meses tras el próximo 31 de enero como “un inmenso desafío para el que lo daremos todo, aunque no podamos lograrlo todo”.

Barnier define los propósitos comunitarios con Reino Unido para 2020: “mantener la capacidad de cooperar estrechamente a nivel mundial, forjar una sólida asociación de seguridad y negociar un nuevo acuerdo económico (que, muy probablemente, tendrá que ampliarse en los próximos años)”. “Nunca será la UE la que fracase en la ambición común”, advierte, ante el inicio de un periodo en el que ambas partes negociarán el acuerdo de libre comercio, el principal escollo para una separación tan amistosa como la que parecen desear los líderes europeos.

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