Los eurodiputados arremeten contra las expulsiones de romaníes de Francia
Todos los grupos de la Eurocámara salvo el Partido Popular Europeo (PPE) votaron en contra de la expulsión masiva de gitanos de origen rumano y búlgaro de Francia en el debate que tuvo lugar ayer. Juzgaron que las medidas del Gobierno de Nicolas Sarkozy eran discriminatorias y contrarias al Derecho europeo.
Muchos de los eurodiputados, de hecho, llegaron a calificar estas medidas de “inaceptables”, aunque la actitud de la Comisión Europea y de su Presidente, José Manuel Durao Barroso, fue menos dura, algo que le recriminaron algunos eurodiputados, que también le echaron en cara que no hubiese actuado antes condenando estas acciones.
Hasta ahora, las reacciones de la Unión Europea (UE) frente a este proceso de repatriaciones masivas de romaníes, que sólo en el mes de agosto se ha saldado con la expulsión de territorio francés de más de 1.000 personas, se habían limitado a pedir explicaciones y a poner en duda la legalidad de las mismas , temiendo que las ordenes de expulsión se hubieran decretado a grupos enteros de personas y no estudiando caso por caso, como ordena la normativa europea vigente (y como aseguran, desde París, que se han realizado).
El debate de ayer en la Eurocámara tenía lugar después de una reunión de Barroso con Sarkozy en el Elíseo y después también de que los ministros de Interior e Inmigración franceses, Brice Hortefeux y Eric Besson, dieran explicaciones ante las comisarias europeas de Interior y de Justicia, Cecilia Malmström y Viviane Reding . El encuentro en la Eurocámara estuvo marcado por la ausencia de muchos de los eurodiputados (sólo asistieron alrededor de cien) y por los ataques al discurso de seguridad recientemente mantenidos por Francia.
El socialista aleman Martin Shultz denunció que lo que estaba teniendo lugar en Francia era “una caza de brujas”. La alemana Cornelia Ernst, del grupo de Izquierda Unitaria Europea (GUE/NGL), consideró que “Sarkozy viola el derecho europeo, la libre circulación de las personas y la Carta de derechos fundamentales”. El ex primer ministro belga, Guy Verhofstadt juzgó por su parte que “lo que pasa en Francia es inaceptable. Pero desgraciadamente no es un caso aislado. Varios Gobiernos están cediendo a la tentación del populismo y la xenofobia”, según recoge El País.
Desde París, el Gobierno francés ha criticado la dureza de las acusaciones de los eurodiputados, que el secretario de Estado para los Asuntos Europeos, Pierre Lellouche, tachó de “totalmente excesivas e injustas”.
A pesar de todo, también hubo quien defendió las medidas emprendidas por Francia, como Mario Borghezio, del grupo Libertad y Democracia para Europa (y perteneciente en su país, Italia, a la Liga Norte), quien consideró preciso que alguien “tenga el coraje” de decir que “los ciudadanos de la UE son víctimas de los crímenes [de los romaníes] y no apreciarían tener a los roma como vecinos”.
Sin embargo, los ataques más duros estuvieron dirigidos a la Comisión Europea y a su presidente, a quien el francés Daniel Cohn-Bendit, del grupo de los verdes, instó a admitir que “lo que hace Francia es contrario al Derecho europeo”. El socialista Hannes Swoboda consideró “horroroso” que Barroso no hubiera aludido a esta cuestión (pues el Presidente de la Comisión no fue citó directamente esta cuestión). “Luego vendrán Italia y Hungría y les encerrarán en campos. Es escandaloso e inaceptable”. La comisaria de Justicia, Viviane Reding se defendió diciendo que en la reunión sobre los gitanos que tuvo lugar en Córdoba durante la presidencia española de la UE apenas hubo “dos ministros españoles, un secretario de Estado francés y un ministro finlandés” y que muy pocos países recurren a los fondos europeos disponibles para la integración de los romaníes, según recoge el diario español.
Al final, tanto socialistas, como comunistas, verdes y liberales presentaron un proyecto de resolución para condenar las expulsiones de ciudadanos rumanos y búlgaros que será votada mañana, según informa Le Monde. Barroso, por su parte, mantuvo que “todo el mundo en Europa debe respetar la ley y los Gobiernos deben respetar los derechos humanos, incluidos los de las minorías. En Europa no hay lugar para el racismo y la xenofobia […] Hago un serio llamamiento a no despertar los fantasmas del pasado”.
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