Menopausia y sexualidad, una etapa rodeada de mitos y silencios
En España, seis de cada diez mujeres que padecen síntomas relacionados con la menopausia que afectan a su calidad de vida. La menopausia es una etapa en la vida de las mujeres que, normalmente, se desarrolla entre los 45 y 55 años y que supone un momento especial no solo por los cambios y las molestias físicas, sino tambien, por otros síntomas menos visibles como las alteraciones emocionales.
En concreto, el término menopausia se conoce como el proceso natural de cese de la menstruación en las mujeres. En este período los ovarios dejan de producir progresivamente óvulos, y disminuye la producción hormonal, originando múltiples cambios tanto físicos como emocionales. Los síntomas frecuentes de la menopausia incluyen sofocos, sudor nocturno, cambios de humor, sequedad vaginal, insomnio y alteraciones en el deseo sexual.
Afortunadamente, la menopausia está dejando de ser un tema tabú. Tradicionalmente, se ha asociado esta etapa de la vida a la vejez, a la pérdida de cualidades y cuerpos débiles. Y, sin quererlo, esta etapa de la vida se asocia a la vejez, a la pérdida de cualidades, cuerpos débiles y al fin de muchas cosas. Una etapa de la vida de todas las mujeres y de la que, algunas de ellas famosas como Michelle Obama, Jennifer Aniston o Courtney Cox han hablado abiertamente para normalizar esta etapa de la vida.
Aún así, en España, seis de cada diez mujeres que padecen síntomas relacionados con la menopausia que afectan a su calidad de vida no acuden a la consulta en busca de información o ayuda, y la mayoría de las pocas que lo hacen no siguen ningún tratamiento para combatirlos.
Serise es el primer Servicio Riojano dedicado en exclusiva a la atención a la sexualidad y especializado en este campo . Rioja2 ha abordado con con Bárbara Sáenz y Ruth Arriero esta etapa de la vida de la mujer, la menopausia y la sexualidad. De esta forma, aseguran que, “menstruación, sexualidad y menopausia han sido temas tabú a lo largo de la historia, rodeadas de mitos y envueltas en silencios. De lo que no se habla, se acaba guardando en un cajón. Esta ocultación genera rechazo y estigma, retroalimentando que siga ocultándose”. Por esta razón, “y si conseguimos visibilizar las distintas vivencias de todo lo que rodea a la sexualidad femenina, se rompe este círculo vicioso, es más difícil que se estigmatice y por ello, más sencillo que deje de ser un tabú. Si históricamente se ha juzgado nuestra sexualidad, generando sentimientos de culpabilidad en muchas ocasiones, este hecho sigue presente, con más fuerza aún si cabe en la etapa de la menopausia ya que cohabitan distintas discriminaciones sociales: rechazo a la vivencia de la sexualidad femenina de manera libre y satisfactoria, rechazo a las relaciones sexuales con fines más allá de los reproductivos y rechazo a la sexualidad de personas mayores”.
¿Qué implicaciones tiene la menopausia en la vida de las mujeres?
La llegada de la menopausia no se trata de un cambio abrupto y repentino que sucede de un día para otro. Se trata de un camino lleno de cambios cuyo inicio empieza a producirse a partir de los 40 años. A partir de ese momento el tipo de estrógenos que hemos producido todos los años anteriores van disminiyendo y dan paso a otro tipo de estrógenos cuyos efectos son diferentes. Asimismo, las mucosas van perdiendo hidratación y volviéndose un tejido más frágil. En esta etapa de la vida, las mujeres también padecen una pérdida muscular progresiva y silenciosa que hace que el metabolismo basal se vuelva más lento y se tienda a acumular mayor tejido adiposo (grasa), el cual además ayuda en la fabricación de estrógenos. La piel va perdiendo elasticidad pudiendo generar arrugas y flacidez y algunas mujeres también presentan sofocos, dolores articulares y diferentes molestias.
Todo ello puede generar un clima que propicia una comparación con el modelo imperante de belleza de la que no salimos demasiado airosas y nuestra autoestima puede verse afectada.
Es importante diferenciar entre la menopausia producida por acciones médicas o como consecuencia de cuestiones relacionadas con la salud (por ejemplo, procesos oncológicos, cirugías, tratamientos farmacológicos…) de aquella que se produce de manera progresiva vinculada a determinadas edades. En ambos casos y viéndolo de manera muy simplista, la menopausia implica que la menstruación deja de producirse pero la realidad es que la vivencia no es la misma ya que en el primer caso, los cambios anteriormente descritos se experimentan de manera más abrupta y, con frecuencia, a edades más tempranas de lo que podría esperarse.
Pérdida de deseo y menopausia… ¿mito o realidad?
Una de las ideas más extendidas que se tiene es que la menopausia viene de la mano de la pérdida de deseo, pero… ¿qué entendemos por deseo? Si vemos el deseo únicamente como “tener ganas de realizar prácticas genitales” es posible que algunas características vinculadas a esta etapa como la disminución de la lubricación, el cambio en el aspecto de la vulva, la atrofia de la vagina acompañada de molestias en las relaciones de penetración, etc. hagan que esta práctica no sea la que más apetezca y se eviten los encuentros eróticos, pero… ¿qué pasaría si ampliamos el concepto de erótica de los genitales a la piel?, ¿si nos centramos en disfrutar del camino y no solo del destino?, ¿si interiorizamos que el órgano sexual más grande es la piel…? Posiblemente tendríamos más claro qué interacciones apetecen y cuáles no, saldríamos de la idea genital y coitocéntrica que existe socialmente y aterrizaríamos en un terreno alejado de “el todo o nada”, más allá de “o se tiene coito o no se hace nada”, lleno de senderos que explorar que nos lleven al autoconocimiento y la satisfacción. Todo ello sin perder de vista que el hecho de “no tener ganas” es igual de válido que tenerlas, siempre y cuando exista comunicación con la pareja, si la hay, y se acceda a la erótica desde el “deseo” y no desde “el deber”.
Además, no podemos olvidarnos del momento vital en el que se está, pudiendo coincidir la menopausia con otras dificultades añadidas relativas a la toma de medicamentos o a la edad de la pareja, si existe y, sobre todo, si ésta es un hombre: las dificultades con la erección o con la eyaculación (hechos que también pueden hacer que se eviten los encuentros eróticos).
En resumen, nuestra vivencia como seres eróticos, deseantes y deseables, junto con el modelo existente de una sexualidad coitocéntrica puede generar insatisfacciones. A pesar de todo ello, un gran número de mujeres, en este momento biográfico son más conscientes de sus propias necesidades y deseos, se comunican más y exploran el placer de una forma más globalizada, sin prisas, sin presiones y sin miedos, considerando que la menopausia les ha regalado una oportunidad para reencontrarse con el placer.
De hecho, habrá tantas formas de vivir la sexualidad como personas en el mundo ya que ésta es un proceso biopsicosocial único. Intentar amoldarnos al modelo de sexualidad predominante en nuestra sociedad puede encorsetarnos y hacer que la satisfacción no nos acompañe. Por ello, lo que para algunas mujeres es un “fastidio” para otras es una posibilidad. Por ejemplo, la ausencia de menstruación algunas mujeres pueden vivirlo como una crisis de feminidad, de la capacidad procreativa, mientras que otras, pueden verlo como una etapa llena de posibilidades al desaparecer el miedo a un embarazo no deseado/planificado (sin olvidar que, a pesar de ello, el riesgo de infecciones de transmisión genital sigue existiendo), a la ausencia de molestias vinculadas con la menstruación…
¿Cuáles son las claves para vivir esta etapa de la manera más amable?
La idea sería, “siembra para recoger después”. Si a lo largo de la vida vamos cultivando nuestra sexualidad, cuando haya cambios tendremos más y mejor capacidad para adaptarnos a las novedades de cada etapa. Aun así, la sexualidad es un aspecto que puede ir enriqueciéndose a lo largo de toda la vida por lo que si hemos dejado ese terreno un poco olvidado… ¡no está todo perdido!. La generación de espacios seguros para compartir experiencias y vivencias, para darnos cuenta que aquello que nos pasa, no solamente nos pasa a nosotras, hace que entendamos que lo que sentimos suele ser más “la norma” que “la excepción”, conllevando una vivencia más relajada de todo ello. La comunicación en pareja como elemento básico de la misma e incluso, la búsqueda de profesionales que nos acompañen en estos cambios, pueden ser opciones interesantes.
Por otro lado, es posible que la menopausia venga acompañada de ciertos cambios en nuestro cuerpo, en sus formas, volumen, características… De igual manera que lo que se ha comentado anteriormente, es un momento interesante para, si no lo hemos hecho con anterioridad, nos reconciliemos con nuestros cuerpos, sabiendo que en ocasiones no vamos a ajustarnos a esos modelos de belleza que la sociedad exige, nos informemos de dichos cambios, cuidemos nuestro cuerpo, lo mimemos y aprovechemos todas las posibilidades que nos ofrece.
El autocuidado y la inversión en hábitos de vida saludables van a ser claves a la hora de contrarrestar los cambios físicos que se van produciendo. El entrenamiento de fuerza unido a una dieta rica en nutrientes, que no olvide las proteínas, además de una ingesta adecuada de líquidos van a constituir grandes alianzas junto al afrontamiento del estrés con estrategias efectivas.
A partir de los 40 años es importante mantener una hidratación óptima diaria en la vulva y la vagina. Nos hidratamos diariamente la cara y el cuerpo con cremas pero no solemos prestar atención a nuestros genitales. En el mercado existen diferentes productos de fácil aplicación interna y externa, que previenen la aparición de atrofias vaginales y las consecuencias que de ellas derivan: dolor en la penetración vaginal, infecciones recurrentes, picor, escozor… A su vez, es importante también evitar el uso de jabón en la higiene vulvar y bajo ningún concepto realizar baños vaginales que alteran su flora.
Si algo tiene esta etapa es una mayor posibilidad de autocuidado, una mayor atención a las propias necesidades y una gran facilidad para establecer límites personales o relacionales.
La menopausia es una etapa que, aunque venga acompañada de múltiples cambios, puede ser un momento de cultivo de la sexualidad, así que… infórmate, conócete, descubre, juega, explora, comparte, lee… Aquí os dejamos algunas recomendaciones:
La Revolución Invisible. Cuida tus hormonas a partir de los 40. Marta León. Editorial Lungwerg
Sin reglas. Erótica y libertad femenina en la madurez. Anna Freixas. Editorial Capitán Swing
Tan frescas. Las nuevas mujeres mayores del S. XXI. Anna Freixas. Editorial Paidos
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