Ni un paso atrás

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Casi sin darme cuenta ha llegado junio, el mes del Orgullo. Este es el mes en el que las banderas multicolor cuelgan de los balcones, los perfiles de nuestras redes sociales se tiñen de arcoíris y, durante unos días, nuestras realidades, nuestras luchas y nuestras identidades se colocan en el centro del debate público.

Muchos piensan que este es el mes en el que algunos perdemos la vergüenza y “salen disfrazados a la calle, cuando no medio desnudos”, para agitar banderitas de colores y exhibir plumajes de todo tipo. Algunos se piensan que todo se reduce a eso y no se dan cuenta de que, precisamente eso, esa exhibición de libertad no es más que un acto de reivindicación y resistencia. Porque sí, este mes de junio no es solo un mes de celebración: es, sobre todo, un mes de resistencia y reivindicación. Porque cada año que pasa, los motivos para seguir saliendo a la calle son más urgentes.

Este 2025, la FELGTBI+ lo ha dicho alto y claro: “20 años avanzando en derechos: ni un paso atrás”. Se cumplen dos décadas desde que España hizo historia al aprobar el matrimonio igualitario. Y sí, fue un hito. Fue justicia. Fue dignidad. Pero hoy, gracias a todos esos que piensan que este es un mes de libertinaje, ese avance corre el riesgo de convertirse en una efeméride vacía si no somos capaces de defenderlo con uñas y dientes. Porque lo cierto es que los derechos que tanto costó conquistar están hoy en juego.

La presión que el post fascismo está ejerciendo sobre la derecha extrema en que se ha convertido el Partido Popular está consiguiendo que, aunque parezca increíble, en pleno 2025, en muchas comunidades autónomas —especialmente en Madrid, Murcia, Castilla y León o la Comunidad Valenciana— se recorten derechos y se desmantelen servicios clave como las oficinas de atención o los programas de educación en diversidad. Se están borrando recursos, silenciando a profesionales, marginando de nuevo a quienes solo pedimos vivir en paz y con libertad.

En La Rioja, el Gobierno de Gonzalo Capellán no sufre la debilidad de gobernar en minoría y, en consecuencia, su mayoría absoluta le permite ejercer sus funciones eludiendo cualquier tipo de presión del extremismo de VOX. Sin embargo, también aquí están en riesgo nuestros derechos: la falta de desarrollo normativo en leyes tan básicas para nuestro colectivo como la Ley Trans, o la de familias monoparentales, evidencian la vinculación cada vez más estrecha del Gobierno de La Rioja con los postulados más extremistas defendidos por el post fascismo.

No se trata solo de celebrar el pasado, sino de blindar el futuro. Porque lo que se está jugando ahora es mucho más que una cuestión de colores, desfiles o conmemoraciones. Lo que está en juego es nuestra dignidad, nuestra libertad, nuestra propia vida.

Estos retrocesos no son hechos aislados ni errores locales; forman parte de una estrategia internacional bien organizada, que está extendiendo por todo el mundo una ola reaccionaria que amenaza con desmontar décadas de avances sociales, no solo para las personas LGTBIQ+, sino también para mujeres, migrantes, menores no acompañados, activistas climáticos o defensores de derechos humanos. Vemos cómo en países de Europa, América o incluso dentro de la propia Unión Europea se aprueban leyes abiertamente discriminatorias, se criminaliza la diversidad, se cierran espacios de libertad y se cuestionan los principios democráticos más básicos. Esta corriente ultraconservadora actúa con un mismo manual: alimentar el miedo, señalar al diferente y convertir los derechos en privilegios negociables. Lo que está en juego, por tanto, no es solo nuestro presente, sino el modelo de sociedad en el que queremos vivir.

Como ciudadano y miembro del colectivo no puedo permitirme el lujo de la indiferencia. Nunca he sido indiferente y por eso no puedo callar mientras veo cómo algunos intentan convertir nuestros derechos en moneda de cambio. Ni cómo se cede terreno ante quienes quieren borrar nuestras vidas del espacio público. La historia ya nos enseñó que el silencio no protege a nadie. Por eso hoy sigo levantando la voz. Porque quiero un país donde ser quien soy no implique una lucha constante. Porque quiero leyes que protejan, no que discriminen. Porque quiero educación en diversidad, políticas públicas valientes y un gobierno que no se esconda detrás de mayorías para incumplir sus compromisos.

Este Orgullo no es solo una celebración, es una trinchera. Y, desde esa posición, tenemos que decir con fuerza que no estamos dispuestos a ceder, que no vamos a dar ni un paso atrás, que nuestra dignidad no se negocia, nuestra igualdad no se vota y nuestra libertad no se mendiga. Si algunos pretenden revertir nuestras conquistas, nos encontrarán de frente —más orgullosos, más unidas, más fuertes— defendiendo la democracia, los derechos y la vida misma. Porque no se trata solo de nosotros y nosotras, se trata de qué tipo de sociedad queremos construir. Y yo quiero y defiendo una donde quepamos todas las personas. Con todos nuestros colores. Con todos nuestros derechos.

Se lo debemos a quienes, con su lucha, nos permitieron llegar hasta aquí. Nos lo debemos a nosotros, se lo debemos a quienes vendrán y se lo debemos a una sociedad que solo será plenamente libre cuando nadie tenga que pedir permiso para ser quien es.

1 Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans, Bisexuales, Intersexuales y más.

2 Ley de igualdad, reconocimiento a la identidad y expresión de género y derechos de las personas trans y sus familiares de La Rioja.

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