Reinventarse y empezar de cero después de sobrevivir al cáncer

Reinventarse y empezar de cero después de sobrevivir al cáncer

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Recuerda perfectamente el momento que conoció la enfermedad. La doctora le acercó desde el otro lado de la mesa una tarjeta de la Asociación Española contra el Cáncer. “Blanco y en botella, leche”, rememora. No hubo que decir nada, Susana Sousa lo entendió. Comenzó entonces una carrera difícil de un año y medio con la que se curó de la enfermedad, pero que también la dejó marcada con secuelas que la obligaron a reinventarse y volver a empezar.

Supo que tenía cáncer a través de las mamografías de control que se hacen a partir de los 45 años. Entonces todavía no había cumplido los 47 y sabe que esa prueba rutinaria, que ahora pide que se realice antes, le salvó la vida. Después de repetir la prueba, se confirmó el diagnóstico de cáncer de mama, al que siguieron multitud de pruebas médicas que concluyeron con una fecha para la operación quirúrgica.

La masectomía, en su caso conservadora de mama, del 8 de junio de 2021 fue el primer paso de esta carrera contrarreloj, pues las pruebas revelaban una metástasis en curso. Después, vendrían seis meses de sesiones de quimioterapia, primero quincenales y después semanales y, finalmente, 15 sesiones de radioterapia. Esta superviviente, como se define ella misma, transmite fortaleza en todos sus recuerdos del proceso pero a lo largo de la conversación son varias la veces que puntualiza, como si se lo recordara a si misma, que fue muy duro: “Hay días que sales de la consulta y las lágrimas salen solas”.

Hasta el día anterior a la operación estuvo trabajando como auxiliar de geriatría en una residencia de mayores de Logroño y evitó decir lo que le pasaba: “primero porque no lo asimilas y no estás preparada para contarlo fuera del círculo cercano y porque tampoco sabes lo que va a pasar, además que es un trabajo donde los usuarios demandan mucho y hay que estar fuerte”.

Cuando el cáncer impide volver a tu trabajo

En la cirugía le habían tenido que extirpar todos los ganglios, por lo que el riesgo de linfedema era alto. Esto significa que sin ganglios, el brazo no drena la linfa y ante cualquier esfuerzo, coger pesos, cortes, quemaduras... hay un riesgo crónico de que el brazo se vaya hinchando, con el dolor y la pesadez que eso provoca.

Susana Sousa no tardó en ver los primeros síntomas del linfedema que, además, imposibilitaban su vuelta al trabajo en la residencia de mayores. “En la primera valoración del INSS tras un año de baja deciden extenderla 6 meses más hasta los 18 que la Seguridad Social da como máximo”, apunta. “Ella tenía muy claro que con ese riesgo de linfedema no puede ir a su trabajo de auxiliar de geriatría, un trabajo muy físico y con personas que dependen de ella”, dice Ariane Juan Higueras, la trabajadora social de la AECC que le guió en el proceso para solicitar la incapacidad permanente o total. Esto significa que el problema de salud impide el trabajo habitual y conlleva una pensión -en función de la cotización, el 55% de la base- que se puede completar con el salario de una actividad distinta.

Incapacidad permanente o total tras la enfermedad

La Asociación Española Contra el Cáncer en La Rioja orienta en dos sentidos. Con una asesoría legal laboral para ayudar a las reclamaciones en casos de que no se resuelven bien y, por otro lado, a través de un convenio con La Caixa con el Programa Incorpora. En La Rioja lo gestiona la asociación ASPREM, donde remiten a personas que tienen la incapacidad total y un grado de discapacidad a partir del 33% para que puedan acceder a otros trabajos.

Reinventarse y volver a empezar después de sobrevivir al cáncer

“Ahí empezó otra lucha, Susana ha sido muy luchadora”, dice la profesional que vivió el proceso de su mano. Tras la valoración definitiva en noviembre en la que las médicas vieron claro la situación, no fue hasta abril cuando llegó la resolución que confirmaba la incapacidad de Susana Sousa por linfedema en grado III crónico y el 33% de discapacidad correspondiente.

Pero lejos de frenarla, la incapacidad sacó su fuerza para reinventarse y afrontar el cambio de vida al que le obligaba el cáncer. Esta superviviente se está formando ahora en grabación de texto y datos, un curso relacionado con trabajos de auxiliar administrativo con el que quiere volver al mercado laboral. “Cuando sobrevives a una enfermedad así tienes un enfoque distinto, dices ”para delante: sigo viva“ y encuentras motivación para hacer otras cosas”.

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