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Almeida declara “inviable” el actual proyecto para soterrar la A-5, su promesa electoral más cara

Vista de uno de los tramos de la A 5 que será soterrado

Diego Casado

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Uno de los compromisos más importantes con los que José Luis Martínez-Almeida alcanzó la Alcaldía de Madrid está en cuestión. Los plazos para el soterramiento de la A-5 han quedado esta semana en el aire después de que el Ayuntamiento anunciara que la obra prevista quedaba condicionada al acuerdo para desarrollar la Operación Campamento, que tendrá que firmar con el Gobierno central.

“Este soterramiento se ha de realizar en dos partes”, explicó Almeida el pasado miércoles en un hilo de Twitter, en el que indicaba que la A-5 discurrirá bajo tierra desde la M-40 hasta el Paseo de Extremadura. Y que el Ayuntamiento de Madrid asumiría la obra y el coste de aproximadamente la mitad, desde el cruce con la Avenida de los Poblados. También aseguraba que el proyecto de obras municipal “está ya redactado”.

El supuesto proyecto no ha sido todavía mostrado a los vecinos y, en la práctica, es actualmente papel mojado. Porque el pasado 13 de septiembre el área de Movilidad declaró “inviable” toda su configuración, según la documentación del expediente a la que ha tenido acceso este periódico. “El relanzamiento de la Operación Campamento (...) hace inviable desde el punto de vista de la capacidad y la movilidad la configuración determinada por el proyecto”, explica el texto municipal, que justifica un cambio de contrato para la empresa adjudicataria y la suma de 461.471,55 euros (impuestos incluidos) al coste del redactar el proyecto, que alcanza actualmente los 3,53 millones de euros.

Las compañías encargadas de redactar el proyecto, Esteyco-Subterra, tienen ahora tres meses adicionales para cambiar su trabajo e incluir las variables de movilidad requeridas por la Operación Campamento, así como intentar salvar “las dificultades técnicas sobrevenidas para el paso de la Línea 5 de Metro”, según detalla el nuevo contrato. Si cumplen los plazos, deberían tener el proyecto acabado en la segunda quincena de diciembre, momento a partir del cual el área de Obras –que ha asumido el peso de la operación– debería redactar la licitación.

La extensión del plazo y la obligación de compartir las obras con el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma) añade dos incertidumbres más para un soterramiento del que se ha ofrecido muy poca información a los residentes en el entorno de la A-5 y pocos confían en que pueda ser aprobado antes de que acabe la presente legislatura. Un marco temporal lleno de pasos burocráticos en el que se antoja difícil –incluso en el mejor de los casos– que los trabajos se adjudiquen antes del próximo junio. Pero podrían tardar bastante más. Hasta varios años.

Almeida indicó el miércoles que la obra debía hacerse de forma conjunta y que el Mitma no tiene todavía redactado el proyecto para hacerlo. Además de que los tiempos de los ministerios son más largos, aún no puede aprobar ningún estudio porque el convenio para ejecutar la Operación Campamento no ha sido firmado con el Ayuntamiento de Madrid. De hecho está bastante verde: esta semana han empezado las reuniones de los equipos de trabajo que discutirán los detalles.

Otra de las incertidumbres que condiciona toda la operación es su coste. Cibeles da por hecho que el Gobierno central se encargará de pagar la parte del soterramiento que pasa por debajo de las 12.000 viviendas que se levantarán en la Operación Campamento. Pero es solo un deseo porque los detalles del acuerdo están por concretarse y el Mitma no se ha pronunciado al respecto. Además, la ciudad de Madrid deberá asumir el coste de soterrar el tramo entre la Avenida de los Poblados y el Paseo de Extremadura, que en su día se calculó en un mínimo de 500 millones de euros pero que ahora, con el cambio de algunas soluciones constructivas –se plantea un gran muro de contención a los lados en lugar de las columnas separadas de pilotes–, es una incógnita.

Dos propuestas de soterramiento alternativas

“Almeida no será capaz de mover un metro cúbico de tierra esta legislatura”, aseguraba en Somos Madrid hace unos meses José Manuel Calvo, edil del Grupo Mixto que lanzaba una nueva propuesta diferente para ejecutar el soterramiento, más viable en su opinión que la planteada por el Ayuntamiento. La de Almeida, esbozada a principios de año a los vecinos durante una presentación de la que solo se mostraron dos diapositivas, propone 3,5 kilómetros de túnel con dos carriles por sentido y otro más de bus-VAO, además de dejar una carretera de doble sentido en la superficie.

La idea de Calvo es continuista con la de su anterior etapa como delegado de Desarrollo Urbano: llevar cuatro de los ocho carriles de tráfico actuales a un soterramiento, con un carril reservado al transporte público (Bus-VAO) y otro al resto de vehículos por sentido. En superficie quedarían dos carriles por sentido para el tráfico, uno de ellos destinado a los buses urbanos, además de dos carriles bici que enlazarían con varios ejes ciclistas y un ensanche de aceras en forma de paseo gracias al espacio ganado al asfalto.

Según José Manuel Calvo, esta distribución “es la única que garantiza el funcionamiento tanto en superficie como en la zona subterránea”. El concejal incide en que su propuesta ha de dar servicio a los que vienen de fuera, que irían por la parte soterrada para llegar lo antes posible al centro de Madrid.

Más Madrid también tiene una idea diferente para ejecutar el soterramiento, más barato que el que plantea el Grupo Mixto o el Ayuntamiento de Madrid. El partido de Rita Maestre propone abrir un túnel de algo más de seis kilómetros de longitud y solo diez metros de ancho (frente a los 34 de Almeida), donde dar cabida a autobuses de transporte público de entrada y salida a Madrid, y reducir el tráfico en superficie de los ocho carriles actuales a tres (dos de entrada y uno de salida, que se acaba desdoblando).

La actuación, explicada con detalle en Somos Madrid hace unos meses, liberaría hasta 476.000 metros cuadrados de calzada para reconvertirlos en un paseo con carriles bici, espacio para autobuses de alta velocidad y zonas estanciales, con pasos de cebra que conecten ambos lados de un distrito hasta ahora partido en dos por la autovía. El proyecto incluiría una de las líneas de Bus BAV que presentó esta misma semana Más Madrid.

“A través del grupo de trabajo que configuramos con el Ministerio, establecimos como prioridad este soterramiento y velaremos para que las obras se realicen de manera coordinada y generando las menores molestias”. Es lo último que ha dicho Almeida sobre el asunto. Las propuestas alternativas llegan a la vista de que el soterramiento de la A-5 va camino de convertirse –como ya pasó hace cuatro años– en uno de los temas candentes de la próxima campaña electoral, que llegará en unos meses. El alcalde tendrá que prometer, de nuevo, unas obras que preveía haber iniciado en el año 2020 y para las que ahora nadie se atreve a dar fecha.

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