Desnudos de barrio para celebrar la diversidad de los cuerpos
Que levante la mano quien se lleve bien con su cuerpo, quien se atreva a mirarlo libre de prejuicios, despojado del peso de la comparativa con aquellos otros cuerpos que la sociedad señala como perfectos; quien no lo juzgue, quien lo celebre. Cuerpos de Barrio es una recién inaugurada exposición fotográfica en Lavapiés que invita a plantearnos la relación que cada uno de nosotros tenemos con nuestro cuerpo -y con el de los demás- a través de una serie de desnudos artísticos de gente real y que, del mismo modo, invita a rebelarnos contra el tipo de belleza imperante, que no es más que una construcción social excluyente.
Cuerpos de Barrio es también un spin-off del espectáculo teatral Curvy, que lleva tres temporadas denunciando y riéndose de una “dictadura de la imagen” de la que es difícil escapar. Parte del mismo proyecto, en esta muestra de 58 instantáneas la carne la ponen 14 vecinos anónimos, el arte lo aporta la fotógrafa Laura Ortega y la idea surge del Teatro del Barrio y de la monologuista Eva Cabezas, creadora de Curvy.
“Más que un teatro somos un proyecto cultural en el que arropamos la programación de espectáculos con actividades”, cuentan desde Teatro del Barrio. “En septiembre estábamos programando Curvy, veníamos de acoger otra obra de temática similar, Lo único que verdaderamente quise toda la vida es ser delgada, de Esther F. Carrodeaguas, y se nos ocurrió que también podríamos abordar el tema de que cualquier cuerpo puede evocar poesía y puede ser bonito, la síntesis de ambos espectáculos, a través de una exposición fotográfica. Hablando con Eva decidimos que a cada espectador que viniera a ver su obra le animaríamos a que participara como modelo de la futura exposición. Después, contactamos con Laura y es así como pusimos en marcha el proyecto a tres bandas”.
Por su parte, la creadora de Curvy asegura estar encantada de ver cómo “una comedia, no exenta de crítica y de queja, ha derivado en una exposición”.
Con Curvy Eva Cabezas lleva desde 2018 preguntándose por qué las mujeres, y ahora cada vez más los hombres, deben soportar el peso de la estética. “¿Por qué se cuestiona constantemente nuestro físico? ¿Acumulamos modas, maquillaje, somos presas de todo tipo de marketing porque creemos que no somos bonitos? Podemos ser más o menos bellos, pero somos válidos”, asegura la cómica, quien no dudó en ser la primera persona en posar para Ortega y convertirse así en uno más de los cuerpos reales de la exposición.
Las sesiones
“Hacer convivir la experiencia teatral con la artística me pareció estupendo y es la propuesta que, como fotógrafa y habitual colaboradora suya, me llegó desde el Teatro del Barrio. Con su entrada, los espectadores de Curvy pudieron pactar una cita conmigo y con mi cámara”, recuerda Laura Ortega, quien hace dos meses y durante un par de semanas convirtió su propia casa de la calle Amparo en el estudio donde se tomaron las fotografías que hoy expone.
“Las sesiones las hacíamos por la mañana, con luz solar y venían a durar dos horas. Comenzaban con una charla en mi salón, luego los modelos se desnudaban y seguíamos hablando, pasábamos a las fotos, parábamos y les enseñaba las imágenes y decidían si querían continuar o lo dejábamos ahí”, cuenta sobre su modus operandi.
“Quería que estuvieran relajados y que se sintieran muy libres -se movían por la habitación-. Cada persona entregaba lo que quería y yo he tratado de mostrarlas tal cual. Son desnudos muy honestos, sin artificios ni poses y en los que la elección del lugar creo que ha sido muy importante para el resultado final, un intercambio de intimidades en el que ellos me mostraban sus cuerpos y yo les abría mi casa”.
“Algunas fotografías de la muestra, en las que se ven los cuerpos en la ventana, las tomé desde el rellano de mi edificio porque hay veces que nos mostramos más a los vecinos que a nosotros mismos y porque hablan de lo que sucede ahora en la exposición, que hay terceros que miran. En cada imagen se juntan tres miradas distintas: las del propio modelo que ve su cuerpo trasladado a una fotografía y se enfrenta a él como nunca antes lo había hecho, la mía como fotógrafa y la del espectador”.
“Ver tu cuerpo en una fotografía, y antes haber pensado cómo se iba a ver, no es fácil, empiezas a ponerle pegas, pero lo que vivimos en las sesiones fue muy bonito y creo que todo el mundo quedó muy contento con una experiencia que a mí no me importaría repetir. Vino gente sola y otra acompañada. Algunos modelos se tomaron como un reto personal lo de posar desnudos. Siempre habían pasado rápido ante la imagen de sus cuerpos y ahora tocaba detenerse en ellos, mirarlos y dejar que otro los mire. Hubo gente más juguetona, que buscaba disfrutar de una experiencia distinta, y también gente con mucho pudor”.
Lucía, vecina de Lavapiés, es una de las personas que decidió recoger el guante lanzado por Teatro del Barrio y dejarse fotografiar por Laura. Sobre la experiencia vivida afirma: “Las fotografías me han mostrado partes de mi cuerpo que no había visto, como detalles de mi espalda y, en general, han hecho que me vea bella, sin postureos, con deficiencias y lorzas, siendo muy consciente del paso del tiempo, pero bella. Vengo de familia de modelos y he sido siempre muy consciente de lo que es la dictadura del cuerpo; yo he tenido complejo de mucho pecho y, sobre todo, mucho pudor a la hora de mostrarme desnuda y más ante gente que conozco. Fui a ver Curvy con mi hija y al terminar la obra, muy divertida, las dos tuvimos claro que queríamos participar de la propuesta de esta muestra. Me sentí muy libre y segura con Laura, que me iba diciendo en todo momento lo que iba haciendo con la cámara en la sesión de fotos. Para mí ha sido una gran experiencia. También para mi hija, Valentina”.
Por su parte, la misma Eva Cabezas dice que se tomó el desnudarse ante una cámara “como un juego” en el que vivir “una nueva experiencia” que califica de “impactante”. “Te ves sin ropa desde fuera, en un contexto real como el de una casa, sin pose, donde se cambia el foco y es algo a lo que no estamos acostumbrados. Las imágenes no están retocadas, todo es natural. El resultado me reconfirma que hay belleza más allá de lo que vemos y juzgamos”.
La exposición
Bajando las escaleras del espacio principal de un recién llegado a Lavapiés como el Café Dieli, que ahora ocupa la esquina en la que hasta hace bien poco estuvo la Cervecería Marbella (Mesón de Paredes, 16), encontramos la exposición Cuerpos de barrio en una pequeña sala.
Se trata de 58 imágenes seleccionadas de las 1450 que llegó a tomar Laura Ortega a sus modelos voluntarios, siendo esta la primera vez que la artista -responsable, entre otras cosas, de las fotografías de los espectáculos del Teatro del Barrio- se ha enfrentado a hacer retratos desnudos.
Además de fotógrafa, Laura es directora de teatro y si su mirada está condicionada por lo teatral, sucede lo mismo con la forma de estructurar la muestra: hay una zona tendedero (“nuestra ropa interior también nos desnuda mucho, es una parte de intimidad expuesta”), otra en la que “el cuerpo es alegría (”cuerpo alegre, que se mira y se divierte“) y en una esquina se ha generado un ”cuerpo colectivo“ a partir de muchos cuerpos.
Una especie de catálogo en formato fanzine para hojear sin miedo, porque estamos invitados a asomarnos a las intimidades que encierra, completa una exposición que, como hemos apuntado anteriormente, cuestiona la relación que tenemos con algo tan próximo como nuestro cuerpo, genera y normaliza modelos alternativos de belleza y propone mirar y mirarnos distinto.
La muestra, que se ha materializado gracias al trabajo desinteresado de todas las partes implicadas en la misma, se puede visitar hasta el 27 de enero.
La obra Curvy, volverá el próximo miércoles 18 de enero, en función única, al Teatro del Barrio. “La comedia es una herramienta y un lenguaje muy potente, pedagógico y transformador”, advierte Eva Cabezas.
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