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El final de la Malasaña de los cupcakes

Escaparate del antiguo Happy Day Bakery, ahora cerrado | SOMOS MALASAÑA

Diego Casado

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El binomio hipster y cupcakes ha sido el estereotipo de Malasaña durante los últimos años. Acertado o no, parece que toca a su fin después del cierre de la tienda de referencia para este tipo de postres, el Happy Day Bakery de Espíritu Santo. “Imposible pasar por delante y no caer en la tentación”, decía hace seis años un comentario en Google sobre este comercio, que vendía madgalenas con frosting a 2 euros y que se convirtió en uno de los lugares preferidos por los instagramers para sacar fotos.

Happy Day cerró el pasado 1 de octubre con un escueto mensaje en sus redes sociales: “Por motivos de organización de nuestra empresa, la tienda de la calle Espíritu Santo 11 hemos decidido cerrarla. Seguiremos atendiendo eventos para empresas”, publicaron. En conversación con Somos Malasaña, sus responsables amplían un poco más esta explicación: “El local fue vendido por sus dueños y nosotros nos marchamos”, cuentan.

La empresa mantiene otras dos tiendas abiertas en Madrid, en los Corte Inglés de Goya y Preciados. También sigue sirviendo pedidos. E incluso sus responsables se plantean volver a abrir, pero los cupcakes no volverán al barrio: lo harán en otro lugar de Madrid. “En Malasaña la tienda daba pérdidas”, apuntan, sin querer ahondar en más explicaciones.

¿Se ha acabado la moda de los cupcakes en el corazón de Madrid? “Nosotros ya no vendemos”, explican desde Horno Diadema, la pastelería más antigua de Espíritu Santo, que comenzó a ofrecerlos hace años visto el éxito de sus vecinos de enfrente. Allí ya solo se despachan muffins, como parte de una amplia carta de postres. Y sus ventas no destacan especialmente, indican sus responsables.

Donde sí que se pueden encontrar todavía estas magdalenas decoradas de origen anglosajón es en la Corredera de San Pablo. Allí, La Cocina de mi Vecina los fabrica desde hace tiempo, pero no es su producto estrella. “Lo que más vendemos son nuestras tartas”, explica la responsable del local, Amanda Fuentes. “Los cupcakes también se venden bien, pero como algo complementario, para personas que quieren tomar una ración más pequeña, igual que las cookies”, añade.

Un icono pasado de moda

Un icono pasado de moda

La palabra cupcake empezó a aparecer en el vocabulario de Malasaña en 2009. A partir de ahí surgieron los primeros lugares de venta de estos dulces en la capital. Happy Day Bakery llegó ese mismo año, en pleno crecimiento del interés por este postre que mezclaba la magdalena de toda la vida con un colorido tocado, mezcla de azúcar y mantequilla.

La moda de los cupcakes tocó techo a finales del año 2013, como muestra con meridiana claridad las búsquedas de este término en Madrid, según los datos de Google recopilados en este gráfico:

A partir de ese momento, el interés del público fue decayendo hasta la actualidad, cuando ya está siendo superado en las búsquedas madrileñas por otros postres como tarta de zanahoria y ha sido alcanzado por los crumble, que se empiezan a servir en muchos restaurantes del barrio.

Los cupcakes sirvieron para definir un cambio en la Malasaña tradicional, la de noche. La de cerveza y rock, que pasó a acoger un gran número de cafeterías de decoración casual, de aires neoyorkinos, donde se servían este tipo de magdalenas y también tartas de recetas del norte. Un cambio que vino acompañado de una subida de los precios de los alquileres, que aún no ha parado: cuentan que por el local del Happy Day pedían ahora 4.000 € al mes, y que uno muy cercano, en esta misma calle, está a punto de alquilarse a mayor precio.

Los comercios de Malasaña, siempre a la busca de la última tendencia, exploran cuál será el próximo alimento de moda: ¿taiyakis o tal vez el poké hawaiano? Los próximos comercios en abrir (y que no cierren en pocos meses, como a veces sucede) marcarán la tendencia.

Oscar

Lo que demuestra que las modas son pasajeras, que Malasaña, mi barrio, (nací ahí y ya no quiero ir) no era sólo una moda, un sitio al que ir desde la calle Serrano a mear y a liarla para luego volver a tu barrio a ser el yerno perfecto, un sitio donde dejarte barba y escuchar a Vetusta sin gustarte, un sitio donde nadie se saluda porque nadie conoce a nadie en realidad, un sitio donde la fachada es más importante que la vida misma, un sitio donde eres capaz de pagar a precio de Japón o París por una buhardilla de 12 m2... lo siento Hípsters comedores de magdalenas azucaradas y coloreadas, eso no es ni nunca fue Malasaña.

Mara

Oscar.TOTALMRNTE DE ACUERDO CONTIGO.Ese barrio por desgracia ya no es lo q fué. Los pobres viejos q quedan tienen miedo y no se atreven a salir.La especulación ha sido inmoralMe alegro dexq se vayan estos modernos comedores de pastelitos de colores sin espíritu y sin alma y con la cabeza hueca.

Elena Valiente Mendez

Totalmente de acuerdo, el barrio Maravillas , no Malasaña, Malasaña es una calle del barrio de Maravillas.

Ojalá cerrarán todas los comercios q venden cosas y productos absurdos y ridículos , q ponen de moda y la gente , algo ignorante , hacen colas de horas para comerse un heladito de esa tienda , cuando hay 50 sitios para tomar un helado.

No entiendo lo q han hecho del barrio.

Me encantaría irme.

Pab

Joder... Alucino con los comentarios llenos de odio, llenos de intolerancia y desparecio. Critican a los "hispters" sacando el concepto de España rancia que luego que seguro critican. Ese espíritu de "Aqui las cosas no deberían cambiar" "Antss esto no pasaba" Que lastima de verdad...

5sentidos

Mi experiencia personal: llevo 5 años viviendo en este barrio.

Conozco a todos los vecinos de la corrala en la que vivo, nos pedimos favores cuando lo necesitamos, existe un clima de respeto y convivencia digno de un premio.

Cuando salgo a la calle, saludo a los vecinos con los que habitualmente me cruzo, voy a la ferretería del barrio, a la mercería o a la tintorería de toda la vida. Me gusta conversar con estos supervivientes.

No llevo barba, ni tengo moto, no sólo el barrio está lleno de modernos (y qué si es así?)



Creo que el problema es individual, depende de cómo quiera vivir cada uno, aquí o en San Chinarro o Chamberí.



Para mí este es el barrio, está lleno de cosas por descubrir de día y de noche.



Pd. La tarta de zanahoria del happy day para mi es la mejor, hasta que descubrí la de Diadema ;)

Angel

De verdad, que leo algunos comentarios y alucino. Parece como que están rabiosos, destilan mucha mala baba, como si les molestara que a la gente le vaya bien y se lo pase bien. Mirad, llevo 17 años viviendo en "Malasaña" y

me encanta el barrio, me encanta la vitalidad que veo, las tiendas que abren, las cafeterías, los restaurantes. ¿Que todo tiene sus inconvenientes? pues si, ¿y que? como casi todo en la vida.



A Elena Valiente Mendez, de verdad, vete del barrio ya, no estés a disgusto, no esperes más y vete. Si eres propietaria, venderás tu casa y te llevarás una buena plusvalía que seguro que no te parecerá tan ridícula ni tan absurda. En fin...

Aislamientos Antonio

Es una pena que los barrios más icónicos de Madrid sean tratados como lo son. Yo soy de la sierra y me encanta ir al centro a pasear y comprar, pero es verdad que ciertas personas hacen que los barrios se pongan de moda y que otros caigan en decadencia. No voy a decir si algo es mejor o peor, simplemente, que no me gusta.

Oscar

Buenos días:

Lo primero de todo, me congratula ver que cada uno pueda pensar y decir lo que piensa con total libertad. Y lo segundo, aquellos que hablan de intolerancia casposa etc, por favor, no sean intolerantes y dejen expresarse a todo dios, que sois de Malasaña... ¿No?

Como ya dije anteriormente, yo NACÍ en Malasaña, en una casa de 30 m2 en la calle Don Felipe hace ya más de 3 décadas, estoy orgulloso de ello, pero no por eso vivo ahí porque mi experiencia en el barrio los últimos años me dice que cambio pero para mal ya que se ha convertido, y es mi opinión, en un escaparate, un pase de modelos con los pantalones demasiado cortos tobillo al aire, ropa de segunda mano más cara que la nueva, o bares en los que a la vez que tomas un coctel de 20€ puedes comprar un libro, unos pantalones y si te descuidas coser un Jersey. Siento molestar, pero eso es la democracia, eso, señores, es Malasaña. Imparto cursos.
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