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La iglesia de San Plácido, belleza oculta en el convento

Retablo mayor de San Plácido | JESÚS SASTRE

Carlos Osorio

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Malasaña alberga uno de los edificios religiosos más originales de nuestro país: la iglesia de la Buena Dicha. Situada en la calle de Silva, entre la plaza de la Luna y la Gran Vía, fue construida en 1913 por el carismático arquitecto Francisco García Nava.

García Nava realiza una combinación sorprendente de estilos arquitectónicos y decorativos entre los que predominan el neomudéjar y el modernismo, pero también recurre al neoárabe y el neogótico.

El templo cumplió hace poco los cien años de existencia, pero la historia de la Buena Dicha se remonta al siglo XVI, cuando en este mismo lugar se fundó el Hospital de la Buena Dicha, regido por una hermandad benéfica.

En 1594, el abad del monasterio de San Martín, Fray Sebastián de Villoslada, fundó el Hospital, instituyendo una Hermandad formada por 12 sacerdotes y 72 seglares, encargados de acoger a las personas necesitadas y sin recursos. Junto al hospital se construyó una sencilla capilla. En el siglo XIX, los hermanos de la Buena Dicha se distinguieron atendiendo a los heridos y fallecidos durante las jornadas sangrientas del 2 de Mayo de 1808. En el cementerio del hospital, cuyo ciprés permaneció en la calle Libreros hasta el siglo XX, fueron enterradas provisionalmente Manuela Malasaña y Clara del Rey. Durante el siglo XX el culto de esta iglesia estuvo a cargo de los frailes de la orden de la Merced. Hoy, la hermandad de la Concepción y la Buena Dicha continúa con las obras de misericordia atendiendo cada día a unos 500 necesitados.

A finales del siglo XIX, tanto la iglesia como el hospital fueron derribados. En su lugar se construyó el templo que hoy tenemos, junto con un edificio de viviendas para los frailes mercedarios que mantiene la línea artística de la fachada.

Vamos a comentar algunos de sus elementos artísticos. En el interior nos sorprende una original bóveda de crucería califal.

Entre las obras de arte destaca un retablo modernista del escultor gallego Urbano Parcero que alberga la pequeña imagen de la Buena Dicha, del siglo XVI.

Otro retablo historicista, en el lado del evangelio, perdió sus esculturas en 1936, siendo sustituidas por otras en la posguerra.

La portada principal destaca por la mezcla de estilos gótico, mudéjar y califal. La fachada es de ladrillo con elementos pétreos y apliques ornamentales de cerámica.

El pórtico lo forman tres arcos de herradura angrelados, sustentados por columnas de piedra con capiteles del gótico Tudor. El cuerpo central de la fachada está decorado con una gran vidriera modernista sobre la creación del mundo que ilumina el coro.

La torre de la derecha alberga el secreto mejor guardado de esta iglesia: una capillita, que custodia la Virgen de la Misericordia. Esta talla, de comienzos del XVI, estuvo situada en la fachada del antiguo hospital de la Buena Dicha. Santa María, con expresión de dulzura, protege con su manto a los fieles. Una talla gótico-renacentista madrileña con un encanto extraordinario.

 

Dónde está: La Buena Dicha se halla en la calle Silva, 21.

Texto y fotografías: Carlos Osorio.

Fuente principal: "Iglesias de Madrid", de Carlos Osorio y Álvaro Benítez, Ediciones La Librería.
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