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Prueba del Ford Kuga MHEV: amplio, frugal y con etiqueta Eco

Ford Kuga 2.0 EcoBlue MHEV.

Pedro Urteaga

Ford fue una de las primeras marcas en sumarse a la fiebre SUV que aún nos consume, y lo hizo por medio del Kuga, que se presentó el mismo año que el Nissan Qashqai, el vehículo que revolucionó completamente el mercado. A través de sucesivas actualizaciones, el Kuga se ha ido adaptando a los nuevos gustos, aunque ello haya supuesto perder, a nuestro criterio, parte de la originalidad estética del modelo original.

La evolución del coche ha traído consigo también novedades tecnológicas entre las que despuntan un sistema de propulsión mild hybrid (MHEV), incorporado recientemente, y otro híbrido enchufable (PHEV) que acaba de recalar en la gama. Hemos podido probar de momento la versión microhíbrida, que Ford es uno de los pocos fabricantes en ofrecer tanto con motor de gasolina como diésel (este último ha sido nuestro caso), las dos con la misma potencia de 150 caballos.

El Kuga 2.0 EcoBlue MHEV dispone de un motor diésel de dos litros y un sistema eléctrico de 48 voltios que actúa como generador y como motor, aunque nunca para mover por sí solo el vehículo. En su función de generador permite recuperar energía durante las deceleraciones y cargar una batería de iones de litio de 0,48 kWh. Como motor, sirve para aportar fuerza al propulsor de combustión cuando las condiciones lo requieren y para mejorar las aceleraciones, así como para arrancar el coche.

Como en la generalidad de los modelos de este tipo, no se sabe cuándo ni cuánto actúa este motor, aquí de 16 caballos, puesto que no suele haber ningún indicador que informe al respecto. Aunque -no nos engañemos- raro será quien se decida a adquirir un vehículo microhíbrido, más caro que su equivalente de combustión, por otra razón que no sea la preciada etiqueta Eco a la que da derecho su tecnología, considerada híbrida a todos los efectos por la Dirección General de Tráfico.

Sea por una especial frugalidad del motor EcoBlue o por una asistencia eléctrica bien conseguida, lo cierto es que nos ha sorprendido notablemente el parco gasto de combustible del Kuga MHEV teniendo en cuenta el nivel de prestaciones que ofrece y que una carrocería de tipo SUV y casi 1.700 kilos de peso en vacío no son precisamente una ayuda para ello.

Un consumo contenido en relación a su peso y tamaño

La cifra media de consumo ha sido claramente inferior a 6 litros/100 km. No es difícil bajarla incluso a los 5,5 litros/km, y solo si conducimos a alta velocidad en autovía supera de forma clara los mencionados 6 litros. Repetimos: son muy buenos registros para un todocamino capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 9,6 segundos y de pasar de 80 a 120 km/h, con lo que se simula una maniobra de adelantamiento típica, en unos 7, lo que supone una garantía de seguridad.

El motor cuenta con fuerza suficiente para ganar velocidad con decisión incluso en velocidades largas sin necesidad de reducir. Las dos versiones mild hybrid del Kuga están asociadas necesariamente a un cambio manual de seis marchas cuyo manejo nos parece suave y agradable, de recorridos ni demasiado largos ni demasiado cortos.

Mención aparte merece el dispositivo Active Noise Control, embarcado en la versión de pruebas (ST-Line X), que mitiga el ruido del motor que se filtra al habitáculo por medio de los altavoces. Junto con las ventanillas delanteras laminadas, consigue que el conductor no distinga siquiera si está al volante de un modelo diésel o gasolina, hasta que el ordenador de a bordo empieza a dar pistas del consumo y sale, entonces, de dudas.

El acabado ST-Line X, por el que hay que pagar 34.448 euros (sin descuentos), permite elegir entre cinco modos de conducción: Normal, Eco, Sport, Resbaladizo y Nieve/Arena profunda. A nuestro parecer, a la suspensión le sobra un punto de dureza en esta versión deportiva, porque incluso en modo Normal el paso por badenes o juntas de dilatación acarrea una sacudida seca que molesta en la parte baja de la espalda. Aunque no podemos asegurarlo, es posible que la suspensión de serie del Kuga sea más clemente con los ocupantes e igual de efectiva que esta, pues el coche tiene -y ha tenido históricamente- muy buenos mimbres en lo tocante a comportamiento. 

La dotación de seguridad que puede llevar el microhíbrido de Ford incluye detección de obstáculos con frenado automático de emergencia, programador de velocidad activo con una función que adapta la velocidad a la indicada por las señales de tráfico y otra que detecta atascos y detiene y reanuda la marcha automáticamente, alerta de vehículos en el ángulo muerto de los retrovisores, asistente de mantenimiento de carril, luces led adaptativas, head-up display y asistente de aparcamiento mejorado que controla todos los mandos, por lo que el conductor no tiene que tocar el cambio ni los pedales.

Por lo demás, el Kuga, con 4.61 metros de longitud, es una de las opciones más amplias dentro de los SUV del segmento C. Sus plazas posteriores pueden acomodar a tres adultos, gracias a que el túnel central apenas levanta unos centímetros del suelo, y cuentan con un recorrido longitudinal que permite dar más espacio bien a las piernas de los pasajeros traseros, bien al maletero (hasta 67 litros en la posición más adelantada).

La capacidad de carga es de 475 litros en todas las versiones salvo en la híbrida enchufable, donde desciende a 411. Tal vez el aspecto menos conseguido del coche es la cortinilla cubrecarga, que, al cerrarse, barre parte del espacio que ocupa el equipaje y suele soltarse debido a la fuerza ejercida por el portón automático, o quedarse atrapada entre los bultos y el propio portón.

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