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Fiat invierte en electromovilidad y ultima el 500 enteramente eléctrico

Está previsto que el 500 eléctrico conviva con las variantes convencionales con motores de gasolina, diésel y GLP.

Paula Ulloa

El grupo italoestadounidense FCA (Fiat Chrysler Automobiles) está decidido a compensar un cierto retraso en el desarrollo de vehículos electrificados con inversiones millonarias en sus fábricas, especialmente la de Mirafiori, en Turín, que darán como primer resultado visible el futuro Fiat 500 completamente eléctrico. Denominado EV 500 si nos atenemos a lo dicho en su día por Olivier François, director de Marketing de la compañía, este modelo saldrá al mercado a mediados del año próximo y se presentará oficialmente en el próximo Salón de Ginebra, que se celebrará entre el 5 y el 15 de marzo.

La planta de Mirafiori, la mayor de FCA en el mundo, tenía previsto recibir una inyección de 700 millones de euros para fabricar la versión eléctrica del icónico 500, en la que trabajarían 1.200 personas (y 200 robots) con un objetivo de producción de 80.000 unidades anuales. El anuncio de esta inversión coincidió, el pasado julio, con el 80 aniversario de la factoría, que cuenta con 20.000 empleados en total y ha fabricado más de 28,7 millones de vehículos desde que comenzó su actividad, precisamente, con el primer Fiat 500.

En todo caso, la electrificación de este superventas es solo parte de un plan de inversiones para toda Italia durante el periodo 2019-2021 que contempla destinar hasta 5.000 millones de euros en renovar toda la gama del fabricante y electrificar buena parte de ella. Luca Napolitano, responsable de Fiat y Abarth para Europa, Oriente Próximo y África, acaba de confirmar esta cifra en una entrevista en la que desvela también la creación de un centro de excelencia, compuesto por 260 personas, que se encargará de la electrificación de todas las marcas del grupo.

El plan incluye además la instalación de 900 estaciones de recarga en sus fábricas, destinadas a los trabajadores, y alrededor de 1.200 en tiendas de movilidad, así como el despliegue de otros 1.100 puntos de carga en concesionarios, todo lo cual arrojaría un coste de 33 millones de euros.

El 500 de cero emisiones tomará el testigo de una versión, también de baterías, del coche que aún está a la venta en EEUU en los estados de California y Oregón –donde se llama 500e– con motor eléctrico de 111 CV y batería de 24 kWh. En principio, está previsto que conviva con las variantes convencionales con motores de gasolina, diésel y GLP, que serán más asequibles y, al menos en un primer momento, concentrarán mayor número de ventas, aunque todo dependerá de la acogida que reciba el nuevo modelo. A finales de este año habrá disponible también una versión mild hybrid del Fiat 500.

“Una especie de Tesla urbano, con un bonito diseño”

A falta de pormenores técnicos, sabemos por Olivier François que el EV 500 será premium, más refinado y lujoso que el modelo actual, “una especie de Tesla urbano, con un bonito diseño”, según sus declaraciones, que remataba en su momento así: “Muy italiano. La dolce vita en un coche eléctrico”. También ha trascendido que recurrirá a un sistema de baterías por módulos, cada uno de los cuales daría 100 kilómetros de autonomía, como el que se presentó en el concept Fiat Centoventi.

En su reciente entrevista, Luca Napolitano asocia la movilidad urbana que viene a las bajas emisiones y al coche compartido. Considera que este es un asunto en permanente cambio, debido entre otras razones a las dimensiones crecientes de los coches y a las restricciones al tráfico en el centro de las ciudades, pero Fiat dispone en su opinión de una ventaja clave: su especialización en modelos urbanos, como el Panda y el propio 500, que suponen –juntos– una de cada tres vehículos pequeños vendidos en Europa.

Justamente este hecho se ha vuelto en contra de Fiat, cuando lo lógico sería que le beneficiara, en la nueva normativa sobre emisiones de CO2 de la Unión Europea, que establece un límite para cada marca en función de la masa de su gama. La variable del peso perjudica a fabricantes como el italiano y le ha forzado a tomar decisiones como la compra de derechos de emisiones a Tesla y la aceleración de su programa de vehículos eléctricos.

François no se escondió al explicar la génesis del EV 500 a la luz de este contexto: “[Lo hacemos] tanto por el deseo de crear un coche eléctrico rentable como para evitar multas potenciales si no cumplimos los objetivos de emisiones de CO2”, que en el caso de FCA se han fijado en 91,9 g/km de promedio, por debajo de los 95 g/km de la media general de los fabricantes.

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