El Cristo, y la hiperrealidad de la pasión en la galería Two Art
Sorteando las tradicionales interpretaciones canónicas del Crucificado, las esculturas tratan de aproximarse fielmente, casi quirúrgicamente, al castigo infligido en el cuerpo mortal, emulando posibles laceraciones y magulladuras más verosímiles acorde con el suplicio al que fue sometido. Las diversas interpretaciones del rostro de Jesús sí concuerdan ostensiblemente en el desencajado y angustioso rictus mortal de las interpretaciones históricas.
Un total de 25 artistas se decantan sobre todo por interpretaciones del busto de Jesús, aunque entre ellos, el valenciano Juan Piza abarca todo el martirio en la cruz, con estudios y enfoques propios. El artista intuye, pues, una cruz flotante y ascendente abandonando la tierra; y coronada con la inscripción “Jesus Nazareno, rey de los judíos” en latín griego y hebreo.
También incorpora a ella elementos interpretativos, como unas cuerdas colgantes de los brazos en aspa representando los pilares de la tierra, así como alusiones a la Trinidad y a Dios conformadas en la ornamentación del conjunto. Elementos de la hagiografía bíblica aparecen entonces como el ojo de Dios incrustado en una pirámide de cuarzo o el diabólico 66,6, entre otros.
Por su parte, la italiana Jusana Hopas también recurre a su propio ideario místico interpretando a un Jesús niño sosteniendo entre sus brazos a sí mismo, ya como Cristo yacente tras el martirio, emulando la famosa 'Pietà' del escultor Miguel Ángel Buonarroti que se halla en el Vaticano, y señalando la transición del presente al futuro.
La exhibición, que muestra también obras de factura tradicional realizadas por artistas procedentes de la escuela sevillana, se completa con interpretaciones vanguardistas tanto en lo que se refiere a la técnica como a la conceptuación de la crucifixión de Jesús de Nazaret.
'Christus', según la dirección de la galería, “está dirigida a todos los públicos, creyentes y no creyentes, católicos convencidos y por convencer, cristianos, ortodoxos y heterodoxos, adoradores de Cristo, amantes de la tradición y de la vanguardia, culturetas y capillitas, cofrades y no cofrades, curas, monjas, autónomos, niños, adultos en general y todos aquellos que quieran disfrutar de una experiencia muy próxima al misticismo”. O sea, que nadie parece estar excluido.
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