Los cuentos de terror de Edith Nesbit, por primera vez en español
A la inglesa Edith Nesbit (1858-1924) la sobrevivieron sus libros infantiles, que han influido en J.K. Rowling o C.S. Lewis. Mucho menos conocida es su faceta de escritora de terror. De hecho, sus relatos jamás habían sido publicados en España. Ahora La Biblioteca de Carfax los rescata bajo el título “Relatos sombríos”, con traducción del murciano Gonzalo Gómez Montoro.
“Son cuentos que van más allá de los fantasmas”, afirman María Pérez de San Román Amatria y Shaila Correa Martín, editoras de La Biblioteca de Carfax.
En efecto, los relatos de Edith Nesbit emanan el genuino aroma del terror victoriano, pero también reflejan, entre otras cosas, las amargas turbulencias de su vida íntima.
Nesbit mantuvo un desgraciado matrimonio con Hubert Bland, con quien se casó a los 22 años y tuvo cinco hijos.
Revolucionarios ambos, fundaron en 1880 la Sociedad Fabiana, grupo socialista que atrajo a personalidades como George Bernard Shaw o Eleanor Marx.
La sintonía política de la pareja no se extendió, sin embargo, a la vida familiar. Hubert Bland tuvo numerosas aventuras. Llegó incluso a llevar a vivir con ellos a una de sus amantes, amiga de ambos.
Las editoras de La Biblioteca de Carfax conocían a Edith Nesbit desde antes de lanzarse a la aventura de crear una editorial especializada en terror: “Nos pareció una mujer muy interesante, no sólo por sus relatos sino por su paradójica personalidad”.
Nesbit era, por una parte, una mujer fuerte, independiente y con un sólido compromiso político. Vestía de forma extravagante, fumaba en público, lo que en la época era una provocación por parte de una mujer.
Sus amigos hablan de “una personalidad casi arrolladora”.
En cambio en lo personal, y en su visión de la familia, fue profundamente tradicional. Rechazó sumarse al movimiento sufragista. Terminó incluso adoptando a los hijos de la amante de su marido.
“Todas estas cosas con las que tragó las catalizaba luego en sus cuentos de fantasmas”, afirma Shaila.
La fascinación de lo sobrenatural
Desde muy joven, Edith sintió la fascinación de lo sobrenatural. Pero esta fascinación no estaba exenta de terror:
“De niña, viajando con su madre por Francia, se perdió en las catacumbas de una iglesia y desde entonces le tuvo miedo siempre a la oscuridad”, cuentan las editoras.
Nesbit afirmaba que la casa donde escribió sus relatos infantiles estaba encantada. Se rumorea incluso -aunque esto entra en el terreno de la leyenda- que formó parte de la orden hermética Amanecer Dorado, fundada por el brujo y ocultista Aleister Crowley.
Edith Nesbit publicó sus cuentos de fantasmas de 1887 a 1910, en las postrimerías de la era dorada del “ghost story” inglés. Fue una de las muchas autoras que, en el XIX, cultivaron el género, aunque la posteridad no le ha dado la fama de Edith Wharton, Margaret Oliphant o Vernon Lee.
Como muchos otros, escribió terror porque se vendía. Lo gótico atraía, en especial al público femenino. Era una apuesta rentable para quien aspiraba a vivir de la escritura. Sin embargo, se lo consideraba un género menor.
Firmó sus obras como “E. Nesbit”, quizá para velar su sexo, quizá para separar su vida literaria de su comprometida vida política.
Apuesta por el terror
María Pérez de San Román Amatria y Shaila Correa Martín se conocieron en un curso de edición. La pasión compartida por los libros las llevó a crear La Biblioteca de Carfax, editorial especializada en terror, abierta a todas las facetas y épocas del género, aunque especialmente centrada en el escrito por mujeres.
“Queremos darles protagonismo porque hay muchas escritoras que no llegan al público, no se traducen”, reivindican.
Tratan de consolidarse en un momento en que la oferta de literatura de terror crece en España: “Están, entre otras, Valdemar, que es la referencia maravillosa que tenemos, pero hay un hueco que podemos llenar”.
Se suman así a la labor desarrollada por sellos independientes como Nevsky, Cazador de Ratas, Tyrannosaurus Books, Fata Libelli, Saco de Huesos o Dolmen.
Afirman que, aunque siempre es difícil llegar al lector, “el círculo de gente que lee géneros como ciencia ficción, fantasía o terror es cada vez más amplio”.
“La gente no le tiene miedo al terror. Ya no les parece un género menor ni minoritario”, concluyen.
Como dicen en su web citando al escritor y crítico estadounidense Douglas E. Winter, el terror “no es género, sino una emoción”.