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Álvaro García Sánchez

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La Gala de Soles Guía Repsol 2024 se celebró en la noche del lunes en el Auditorio El Batel de Cartagena. A ella asistieron chefs llegados desde cada rincón del país. En el 45 aniversario de la publicación gastronómica, el acontecimiento fue una fiesta y una celebración de la cocina murciana y del talento culinario español.

Un total de 98 restaurantes se hicieron con un nuevo galardón y se internaron en una lista que los aúpa a las cotas más altas de la gastronomía: entre ellos, los orgullosos murcianos Almo, del chef Juan Guillamón, que se alzó con Dos Soles, y El Poli, Por Herencia y Polea, que se hicieron, los tres, con Un Sol. El restaurante Jumillano Loreto, de Irene y Eva López, obtuvo Un Sol Sostenible.

A medida que, conducida por Silvia Abril, avanzaba la Gala, se iba convirtiendo en un emotivo homenaje a lo mejor de la gastronomía: filas enteras de butacas y de palcos abarrotadas por chefs tan prestigiosos como Joan Roca, Elena Arzac, Eduard Xatruch, Ramón Freixa, Ángel León, el murciano Pablo González-Conejero, Maca de Castro o Martín Berasategui, pero también por otros chefs más jóvenes, que dejaban entrever en su mirada brillante y en su expresión de entusiasmo un futuro de éxitos por conquistar.

Los Soles Repsol en Cartagena tuvieron, durante su desarrollo, una cualidad abstracta de palabras que se superponen y de amplitud cromática. Antes de la entrada al auditorio, en el atardecer del puerto, el sol anaranjado que se escondía por detrás de la sierra que envuelve la ciudad se llegaba a fundir, indistinguible, con la alfombra naranja que iba recibiendo a los invitados. Allí se congregaban, todos, con una cierta virtud escénica: cruzaban la alfombra, posaban en el photocall, se saludaban y se abrazaban, amistades gastronómicas forjadas a base de años de trabajo en conjunto.

Sobre el escenario del auditorio, el naranja se diluyó de pronto en varios restos cromáticos, en azules, amarillos y rojos, en el alto sol de la huerta murciana durante la recolección de las mejores hortalizas y frutas. Fue justo entonces cuando surgió el arte. El arte premiado con arte: trazos apenas esbozados, como pintados por Joan Miró, y una esfera irregular y amarillenta, un sol mágico, casi abstracto, de cerámica, diseñado por el murciano Carlos Jiménez, con una inscripción, en su parte frontal, como hecha con tinta china: ‘Un Sol’, ‘Dos Soles’, ‘Tres Soles’. ‘Guía Repsol, 2024’. Esas esferas que brillaban como trofeos estarían, minutos después, sobre las manos de todos los premiados, entre ellos los cinco chefs murcianos.

Al final de la Gala apareció por sorpresa Ruth Lorenzo, que interpretó una canción para rememorar los sabores más característicos de la cocina española. Atenta, desde un lateral, se encontraba 'Paparajota', la alegórica ayudante de cocina de Silvia Abril, que echó el telón para dirigir a los asistentes a la terraza del edificio: allí los esperaba un cóctel preparado por el chef local David López, con el que puso en valor los productos de la tierra, de la huerta, de la Región. Salían los canapés a la palestra en bandejas sostenidas por camareros, pero inmediatamente habían desaparecido de ellas para ser degustados por los paladares más distinguidos del país. Sus comentarios posteriores lo aventuraban: el futuro de la gastronomía murciana está más que asegurado.

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