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“No vamos a ir solo a por los votos; queremos más de la gente”

Magdalena Martínez: "Sin que la gente lo entienda, lo que va a hacer la gente es buscar un líder e ir detrás a votarle"

Pedro Serrano Solana

Murcia —

Magdalena Martínez Bode (Oviedo, 1977) será ratificada en las primarias de Ahora en Común como su candidata número uno al Congreso de los Diputados por la Región de Murcia. El domingo 25 de octubre tendrá lugar la votación presencial después de tres días de votación en Internet, y al día siguiente el proceso seguirá su curso, confluyendo todas las listas autonómicas para conformar la candidatura de unidad popular que se presentará a las elecciones generales del 20D.

Ahora en Común intenta sumar más y más apoyos mientras prosigue el trabajo de elaboración de un programa electoral, y las hojas del calendario caen a velocidad de vértigo. Luego habrá que llevar ese programa al conjunto de la sociedad; difundir la palabra. Casi nada.

Desde este jueves se ha puesto en marcha, hasta el domingo, el proceso de votación de primarias en Ahora en Común Región de Murcia, donde sólo hay una candidatura.

Sí. Lo que se ha hecho aquí, que es raro, es una candidatura de consenso, porque tanto los partidos que están en Ahora en Común como las personas que van a título individual y participan en movimientos sociales, han estado de acuerdo. Para mí eso es muy grande. En las primarias se ratificará esta candidatura.

Sabe que este asunto de las primarias, y de la presentación de listas cerradas o de candidaturas individuales, se ha discutido mucho en otros procesos de confluencia. ¿Qué opina?

Aquí lo de la candidatura de consenso me lo encontré hecho. La decisión la tomó Ahora en Común, aunque no me hubiera importado ir de manera individual, a las bravas, con más gente. Incluso me hubiera gustado, pero aunque parezca más democrático, cuando hay un consenso real, la candidatura de consenso también es algo muy democrático y muy difícil de conseguir. No sé cómo está funcionando en otras comunidades autónomas pero el consenso me parece una rareza en este tipo de cosas. Creo que tuvo mucho que ver con que yo diera el paso y que toda la gente estuviera de acuerdo.

Sobre qué es más democrático, se escuchan argumentos muy razonables tanto a favor de que las primarias sean entre personas individuales como de que sean con listas.

Es que todo lo es, todo se puede razonar. Aquí lo que importa es la decisión que toma una asamblea en un momento dado. Si quieren hacerlo por consenso y es viable... Porque también es cierto que los plazos son los que son y estamos muy apretados. Esto es algo reciente que se está construyendo y se ha decidido hacerlo así. Por mí, estupendo, es una decisión que yo asumí.

También hay muchas formas de hacer una lista, a la que luego basta ponerle el calificativo de “de consenso”.

Claro, yo es que todo esto ya lo conozco. Tengo mucha experiencia en estos procesos. En otra cosa no, pero en esto de la confluencia ya llevo muchos experimentos. También he visto listas de gente que no se conoce casi entre sí, que no tienen proyecto y que va cada uno suelto, pero la lista unitaria te permite tener un equipo de trabajo. A mí me gusta mucho la lista.

Por otro lado, desde fuera suele criticarse de estos procesos que teniendo que enfrentarse a tantos problemas de la ciudadanía, no sean ustedes capaces de salir de ese atasco que supone la parte organizativa de un espacio político. Que se hable mucho de eso y no se pase a lo demás.

Es que los procesos organizativos, cuando se empiezan de cero, tú puedes informarte y dar los pasos exactos para montar un partido, pero cuando quieres montar otra cosa nueva, la gente está despistada. Y en la confluencia pasa que todo el mundo es muy diferente y las tensiones salen solas. Son temas que a veces se cargan lo que está naciendo en ese momento. Una cosa que yo critico y que he visto muchas veces es que tú llamas a la gente, te llegan cien o doscientas personas, y dices ‘¡qué bien, qué éxito!’, y empiezan a trabajar, y consideran que tienen a toda la ciudadanía ahí. A mí eso me parece un error tremendo y de ese modo se han frustrado muchas cosas. ¿Luego qué pasa? Pues que en el debate organizativo hay burocracia pura y dura.

También es cierto que organizarse es imprescindible, es la cimentación de cualquier proyecto de este tipo.

Sí, el debate organizativo lo tienes que tener porque si no estás organizado la cosa no funciona, nadie sabe nada ni se puede funcionar. Lo que hay que hacer es trabajar paralelamente en eso y en otras cosas. Lo del debate organizativo lo he vivido y es nefasto. Hay que destinar recursos al proceso organizativo porque es vital, y además debe ser democrático porque no puede ser que se encierren cuatro personas a decidirlo. Eso tiene que pasar por la gente una y otra vez, pero a la vez tú tienes que construir el proyecto conceptualmente y hacerlo crecer y mirar por la gente, porque si no, al final es otro chiringuito de cuatro, que es lo que se está haciendo en este país. Son experimentos con la novedad, y es que no aciertas... Aunque en algunos municipios se ha hecho bien y ha calado en la gente.

En el municipio de Murcia no pudo ser.

No, una pena. Que sirva para aprender.

¿Cree que sirvió para aprender?

Eso lo veremos según cómo se comporte aquí todo el mundo, pero es para lo que debería de servir.

Al hablar de Ahora en Común, no podemos no hablar de Podemos, si me permite el juego de palabras. Tampoco ha podido ser en este caso, aunque el número uno de su candidatura al Senado, el poeta José Daniel Espejo, ha dicho que todavía hay tiempo. ¿De verdad lo creen?

Sí, José Daniel lo dijo muy bien. Hay tiempo material, aunque sea escaso. Si mañana aparece Podemos, y quiere, y está por la labor, por mí encantada. Lo que hagan ya es cosa de ellos, pero no comprendo que en algunos momentos llamen a la unidad... Su propuesta siempre se ha basado en la gente de alguna forma. Siempre han intentado llamar a eso. Entonces, ahora mismo es un sinsentido salvo que tenga una lógica electoral, y nosotros entendemos que la lógica electoral está agotada. Tenemos un mecanismo electoral que te succiona dentro de un sistema que ya está estropeado. Tenemos una Ley electoral que no permite que las fuerzas pequeñas suban. Aquí hay que tomarse las cosas en el tiempo que van a tardar en llegar. La gente a veces quiere la solución para mañana pero la sociedad se mueve de una manera mucho más lenta. De eso se aprovecha mucho el poder. Por ejemplo, cuando empezamos a reaccionar un poco, ya nos la estaban armando desde hacía veinte años. Es así de triste. Ahora la gente está reaccionando y vemos que la institución está cogida, que llega hasta donde llega, y que hay que buscar otra alternativa o hacerlo de otra forma.

Pero esa forma pasa por las elecciones.

Está claro, el paso institucional lo tenemos que dar porque dejar a PP y PSOE sueltos sería un delito moral a estas alturas, pero si te centras sólo en eso, es como lo del debate organizativo, que te fagocita. No te puedes centrar sólo en eso, porque si no, la gente seguirá pensando que esto se trata de votar cada cuatro años y punto. Hay que llegar a la institución lo mejor que podamos, y cuantos más seamos mejor. ¿Que algunos no quieren estar? Pues bueno, debemos seguir adelante, y cuando pase el 20-D, seguir trabajando y hablando con la gente, porque es la gente la que tiene capacidad de cambiar las cosas. Pero además debe ser con algo concreto, con un proyecto concreto. Es muy complicado... Se trata de una construcción social que hay que abordar en cualquier momento, y como sabemos lo que no está viniendo, el TTIP y todo este tipo de cosas, cuanto antes empecemos, mejor. Vamos a ir a por las elecciones, pero no vamos a ir a por los votos exactamente. Queremos más de la gente. La gente tiene que estar.

Pero los votos siguen siendo importantes. Además coincide con un momento en el que parece que la movilización se ha enfriado. Y las encuestas arrojan unas cifras en las que PP y PSOE parece que se mantienen arriba, Ciudadanos ha metido la directa y Podemos se desinfla. ¿Cómo lo analiza?

Es totalmente normal. La gente ha entrado en el periodo electoral, ya desde las elecciones municipales. Con el conocimiento que tenemos en general de lo que es una democracia, no hay más expectativas que esas. No sé si me explico. Hay gente que ha visto que puede ganar y se ha volcado en eso. Muchos y muchas se han dejado los movimientos sociales, cuando no debería de ser así.

¿Piensa en algún partido en concreto?

No, hablo de las personas, tanto las que militan como las que no militan. Hay gente que con todo esto ha dado el paso para militar en fuerzas políticas, pero también hay gente que no quiere militar. Y a alguien tiene que darle su voto esas personas. Todo eso, el foco de atención, es como el fútbol. Claro que es importante el voto, pero, ¿qué hacemos? ¿Lo dejamos todo desmantelado? Es una autocrítica que los movimientos sociales debemos hacer. Quiero que se haga esa autocrítica. Y era inevitable. Yo antes de presentarme a esto pensaba que, bueno, que me esperaría a que pasaran las elecciones y luego seguiría trabajando. Sin que la gente lo entienda, no lo va a reclamar ni lo va a luchar. Lo que van a hacer es buscar a un líder e ir detrás a votarle.

Parecía que lo habíamos entendido hace un año. ¿Ya no?

No, es que hay que entender más cosas, es que es un aprendizaje, porque en política y en economía realmente no nos han educado. No tenemos formación básica, por eso no me extraña que la gente piense que la democracia es votar. Es lo que nos han dicho desde el 78 para acá. Aquí se junta la falta de formación, la buena fe y también ese pasotismo, el 'que lo arreglen los políticos porque eso no va conmigo, yo he votado y ya se ha terminado'. Si una fuerza como la nuestra, u otra que fuera capaz de arrastrar a la gente de otra forma y no sólo pensando en lo electoral, llegara a gobernar, sabes que las instituciones están tocadas y que hay cosas que no puedes hacer... Pero si tú tienes al ochenta por ciento de la población en la calle diciendo que no, que no, que queremos esto, el que está ahí metido tiene una fuerza que hoy no tiene ningún partido en España. Nadie aglutina a la gente. Es complicado.

Hay gente que no quiere militar pero no por eso va a renunciar a decir lo que le preocupa. Por eso hay que buscar espacios más amplios y en los que todos nos sintamos más cómodos, y donde cada uno pueda implicarse hasta donde quiera. Me parece muy poco efectivo lo del líder. Me da pena porque los activistas, al menos los que yo conozco, están en situación de precariedad, con un montón de problemas, con montón de dificultades y son los que más están luchando porque son muy conscientes de lo que hay, claro. Y yo pienso que las cosas cambiarían si en vez de dejar que estas personas se desgasten tanto y luchen tanto, el ciudadano o ciudadana de a pie diera un empujoncito en su opción, en un movimiento, en alguna asociación de vecinos... Que cada uno que encuentre su cauce. Así cambiarían las cosas. Y si luego a la hora de analizar las propuestas y los problemas de este país, la gente da otro empujón y no se limita solo al voto, la cosa empieza a cambiar. Y aun así no se habría terminado porque lo que hay que construir es bastante más amplio y costoso. La gente se tiene que responsabilizar y no sólo echar la culpa a los que la tienen, que la tienen y tienen que pagar. Pero eso de ‘yo me quejo y luego me voy a mi casa...’. Yo eso ya lo estoy empezando a llevar mal.

Hemos hablado de Podemos, ahora le pregunto por Equo.

Equo tiene una posición difícil y se tienen que pronunciar ellos, y nosotros lo respetamos. Hay gente de Equo que está trabajando en esto desde el principio, desde antes de que yo llegara. Es una cuestión que no podemos decir nada.

Dicen que AeC es Izquierda Unida. ¿Qué opina?

Ahora en Común empezó como una iniciativa ciudadana y luego se han sumado fuerzas, entre ellas Izquierda Unida. Es verdad que IU tiene una presencia fuerte porque también es una formación fuerte, y tiene una historia detrás que todos la sabemos, te guste más o te guste menos. Tiene una organización, tiene unos medios, tiene unas bases muy concienciadas en cuanto a lo social... Creo que esas acusaciones se pueden utilizar políticamente para desbaratar lo que se está haciendo, simplemente. Ir a por IU es una forma de ir a por AeC o espacios similares que sean capaces de romper esta lógica. Además, yo creo que la gente está muy despistada. Las tensiones salen de debajo de las piedras. Y luego hay cosas que es que es para reírse, lo que pasa es que esto es serio... Pero me sonrío. Es decir, que montamos un espacio político muy amplio, y tenemos claro que lo primero que tiene que estar es la gente, y luego las fuerzas políticas que tengan coraje de amoldarse a eso, porque hay que supeditarse en cierta medida, y luego resulta que como llega IU-V y hace lo que le hemos pedido que haga, los que no se quieren meter dicen que los de Izquierda Unida son los malos. Es paradójico.

Se viene comprobando en procesos de este tipo que a veces se habla peor, o al menos, que se habla más, de Izquierda Unida que del PP.

Desde el 2012 se habla de la unidad y están saliendo organizaciones paralelas que dicen, ‘venga, vamos a la mayoría, pero desde mi sitio. Todos quieren ir a esa mayoría desde sus posiciones. Es decir, que entendemos que tenemos que ir juntos, y que hay que ir juntos sobre unas bases y no a lo loco, pero es como una lluvia que cala muy despacio. Afortunadamente IU se ha dado cuenta y ha hecho lo que se le ha pedido. Y ahora en la Región de Murcia han apoyado mi candidatura.

¿Eso es bueno para usted?

Pues sí, porque en otros sitios Izquierda Unida ha presentado su propia candidatura. En Asturias por ejemplo, mientras que aquí han decidido apoyar esta candidatura de consenso.

Su programa electoral está en elaboración en cada comunidad autónoma. ¿Cómo lo llevan? ¿Qué nos puede adelantar?

Lo llevamos muy bien. Cuando esté elaborado en todas las comunidades autónomas habrá que coordinarlo y ensamblar todo eso. El programa es la base, es lo que nos pone en común y nos señala hacia lo que hay que ir, y claro, elaborarlo es un proceso agotador también. El programa es lo que te impide también distraerte de tanta insidia y tanta tensión. Aquí yo me encontré con un programa que me gusta pero que además se abre a la gente para enriquecerlo aún más. Empieza con una propuesta de salario mínimo de 1100 euros, que es la media europea, pero lo importante es que ninguna pensión baje de esa cantidad, porque si no, la gente no vive, y si la gente no vive es que lo estamos haciendo mal. También hay que alargar las prestaciones por desempleo y que sean suficientes para vivir, y luego presenta una serie de medidas para obtener ese dinero.

Eso iba a preguntar, que de dónde sale el dinero. Hay economistas y gobiernos que defienden que no hay otra salida que las políticas que se están aplicando. Que no hay margen para otra cosa.

Es que para no decirnos que nos van a volver a todos pobres como ratas, nos hablan de políticas de austeridad. Es un mal uso de la palabra austeridad. La austeridad es otra cosa, es gastar lo necesario. No es gastar de menos ni de más, y eso nos parece muy bien. Por eso, y por lo que preguntas, hay medidas para justificar esos gastos que he comentado. Hay una reforma fiscal para echarle el lazo a los paraísos fiscales y a las SICAV –sociedades de inversión de capital variable-, y hay políticas por ejemplo para el sector agrícola, que es muy importante en la Región de Murcia, y hay políticas de fomento del empleo... Pero lo primero es que la gente coma. Después también tenemos propuestas de regeneración democrática entre las que se encuentra, por ejemplo, el que la ciudadanía pueda elegir el modelo de Estado que prefiere. Nosotros no proponemos un modelo de Estado, de entrada, aunque en otros lugares sí se apuesta por la República. Y es verdad que aquí hay un sentimiento republicano, pero en la Comisión de Programa, yo lo formulé del siguiente modo: si tú llamas a la gente, no puedes decidir por ellos.

Puede que haya monárquicos que estén desesperados con este sistema y con estas políticas con las que ha crecido la desigualdad y la pobreza.

Exactamente. Yo, mira, sinceramente, voy a decir una cosa... Hay una realidad pero si no la ves, no haces nada contra ella. La sociedad a día de hoy sí que sabe que necesita otro tipo de Constitución, porque al final es lo que nos rige a todos, pero para ese asunto yo no la veo preparada. Y yo, para que otros me escriban la Constitución... A mí eso sí que me da miedo. A esta Constitución le faltan muchas cosas, pero también tiene otras muy rescatables y que no se cumplen. Y si hablamos de construir una sociedad donde todos puedan compartir sus deseos y preocupaciones, que entre ahí el modelo de Estado. Cuando la gente se siente a pensar... Porque es verdad que vamos todos locos y no paramos, pero si nos detenemos y pensamos que queremos democracia, que significa que el poder emana del pueblo y que las cosas las decidimos entre todos, y no como este modelo que es el 'supermecanismo' de la representación que no nos deja intervenir en nada, entonces y bajo esa perspectiva, nos preguntaremos: ¿cabe que la Jefatura del Estado se herede?

Hay una barrera a la que AeC se tiene que enfrentar, especialmente en una comunidad como la Región de Murcia: el sistema electoral. ¿No tienen miedo a que al final haya quien se decante por lo que llamamos ‘voto útil’ para tratar de desbancar al PP?

El miedo que tenemos es a que esto siga igual. Vamos a ir a por todas. ¿Va a haber dificultades? Sí. Llegaremos hasta donde la gente quiera que lleguemos. Yo me he dado cuenta de que las cosas que no controlo porque no dependen de mí, no puedo hacer nada para cambiarlas. Vamos a intentar explicar y convencer, y lo que venga, bien estará. Habrá empezado una cosa nueva y hasta donde lleguemos, bueno será. Y además tenemos muy claro lo de la continuidad. Necesitamos bastante más que lo que tiene cualquier partido, sea el que sea. Igual la gente reacciona como ha reaccionado en Barcelona, o en Zaragoza o en Madrid... Y hay otros sitios donde se está haciendo una oposición magnífica, y eso no se dice. Hay muchos grupos en la oposición que están diciendo lo que hacía mucho tiempo que nadie decía en un ayuntamiento. Por lo menos hablan claro, y hablan con los ciudadanos, y con la gente que tiene problemas, y llevan sus propuestas a los Plenos... A mí eso me parece un paso. Hay que entenderlo todo en una continuidad histórica. Este es nuestro momento histórico.

Pero habrá que cambiar la Ley electoral nacional como se ha cambiado la murciana.

Hombre, es que es un sistema mafioso. La ley que tenemos es mafiosa. Si estás en un tablero de parchís y te dicen, oye, tú no te puedes comer ninguna ficha... No, oiga, yo lo que quiero es que las reglas sean las mismas para todos. Pero ojo, que hemos sido nosotros los que lo hemos permitido. Eso de 'que arreglen eso los que saben...'. Hay que reaccionar y yo confío en que con información, razonamiento y un poco de valor, se pueden cambiar las cosas. Porque para comernos lo que viene hay que tener mucho más valor, ¿eh? Lo del TTIP, por ejemplo, es una cosa que me preocupa mucho y que está por venir.

¿Cómo van a lograr llevar este mensaje a la mayoría de la sociedad?

Pues implica una difusión, y una didáctica, y una pedagogía constante y larga en el tiempo. No tiene que ser que yo o nosotros lo digamos. El que lo diga, que vaya y se lo diga al del supermercado, y al otro y al otro. Ese es el gran trabajo, que no es poco.

Tienen mucho trabajo por delante.

Estamos tirando de redes sociales. En las elecciones generales la gente vota al referente estatal, pero claro, AeC se está formando y sale poco en los medios. No se le da cancha todavía. Nos podemos desgañitar, pero yo con mi Facebook llego a una poquita gente, y si vamos a hablar a un sitio, llegaremos a los que nos escuchen. La gente debe preguntarse qué quiere hacer con su voto. La mejor estrategia de comunicación es ir a hablar con la gente, escuchar a la gente y que te escuchen. Nos estamos jugando mucho. Nos jugamos el futuro.

Alberto Garzón dice que lo que está en juego no son las próximas elecciones sino las próximas generaciones.

Es que podemos separar a la población en dos bloques: el de los que tienen tanto dinero como para pensar que todo esto no les afecta, y el del resto. Pero es que todo se cae a pedazos. Tenemos que participar y decir claramente lo que queremos y lo que no queremos, y construir esto entre todos. Yo le digo a la gente que se mueva, porque aunque no se lo crean, su vida va en el paquete. Nos han acostumbrado a no pensar, y ahora sacan a la Filosofía de las aulas… Eso es sacar el pensamiento. Al final seremos trozos de carne viendo la televisión y pagando lo que nos digan que paguemos. Mira, el niño que está alimentándose mal hoy, va a ser el enfermo del mañana. El trabajador precario o el parado de larga duración de hoy, es el que se quedará sin pensiones el día de mañana. La rebelión desorganizada lleva a la ira y eso no es bueno, eso le viene bien al poder porque aprovecha para actuar con la excusa de mantener el orden. Por eso hay que organizarse, no podemos quedarnos parados como el conejo que se ha visto sorprendido por el cazador y se queda inmóvil. Hay que reaccionar ya.

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