Tenía 18 años cuando el PP ganó sus primeras elecciones, ando ahora por los 45 camino de los 46 y siguen en el Gobierno regional. En esos veinte y ocho años, la cosa no ha mejorado. Los indicadores siguen estando en el mismo sitio. No es extraño: hemos carecido de la necesaria planificación, el tren nos viene por Alicante, hemos cerrado un aeropuerto rentable para abrir uno que nos cuesta el dinero, y la única desaladora que construimos hipoteca las arcas regionales. Un desastre que no les pasa factura.
Resulta curioso que, si miramos la vista atrás, la conexión con Camarillas; la apuesta por la electrificación de la vía tanto en Europa, su inclusión en la red transeuropea del transporte, el anuncio — hace unos meses —, por parte de la presidenta de ADIF de la posibilidad de invertir en la renovación de la vía, la ratificación de la inversión por parte de la ministra, aunque sea en tiempo de elecciones, nos habla de un Partido Socialista que, en los últimos años, ha sabido escuchar y ha diseñado un plan para actualizar las infraestructuras regionales. Un plan que pasa, entre otras cosas, por impulsar el tren en su trazado histórico, de Cartagena a Albacete.
Esta es una cuestión que he demandado desde estas páginas, en sucesivas ocasiones. El hecho que sea una realidad demuestra la importante capacidad de negociación del PSOE en Madrid y la sintonía de un Pedro Sánchez con la Región, ¿por tener ancestros lorquinos? El resultado ha sido tanto el soterramiento de la ciudad, a pesar de las complicaciones (hubo que cambiar la redacción de la ley de Contratos del Sector Público), como el impulso de la línea histórica entre Murcia y Albacete. Una línea sobre la que habremos de estar ojo avizor para que se cumplan las promesas y los tiempos sean los menores posibles. Una posibilidad abierta por la ministra al aunar el estudio informativo como el estudio de impacto ambiental, lo que facilita la aprobación de la necesaria declaración de impacto ambiental en el menor tiempo posible.
Esta política ferroviaria es un importante cambio frente a la obsesión del AVE por Alicante. Un error, como se está demostrando, que no solventaba los problemas de movilidad de esta Región. El éxito del PSOE en las pasadas elecciones estuvo ligado al ferrocarril, al soterramiento. Sin embargo, su victoria no pudo transformarse en Gobierno. Algunos todavía recordamos el rifirrafe entre Diego Conesa y Hervías a cuenta de la negociación de un Gobierno del cambio que fue imposible por la negativa de un Ciudadanos que murió aquel día. Cuando se dieron cuenta del error y quisieron cambiar el rumbo, las primeras en abandonar el barco fueron los trepas. Sus diputados convertidos en tránsfugas decidieron entonces mantener un Gobierno que ha hecho aguas a lo largo de toda la legislatura. Nunca cuatro años se nos habían hecho tan largos.
El cambio fue posible en el Ayuntamiento de Murcia. Un viento de aire fresco que ha supuesto la renovación de la movilidad; un envite arriesgado en plenas elecciones; la búsqueda de un protocolo para construir el tranvía; un plan sombra y de inversión que, apuesta, entre otras cosas, por las pedanías. Una apuesta importante por cambiar una ciudad y prepararla para el futuro.
Frente a esto la única política del Partido Popular es regresar al pasado: 'el agua para todos'. Les voy a ser sincero, nací antes de que llegase el trasvase y, mucho antes de aquel, mi padre había puesto nuevas tierras en labor con sus manos. Esto fue posible gracias al motor, pagado por una cooperativa de la que formaba parte mi abuelo, que levantando el agua hacía aquello posible. Los murcianos en las vegas sabíamos trabajar la tierra antes de que llegase el trasvase y hemos seguido haciéndolo cuando la sequía nos lo cortó,. Es verdad que entonces la huerta productiva estaba en los alrededores del río y, no en Cartagena, en los alrededores de una Costa Cálida que era un atractivo turístico nacional. Dudo que ahora alguien quiera un apartamento en La Manga del Mar Menor, ni regalado por Mayra Gómez Kemp.
Por aquel entonces y hasta 1992, Cartagena era una comarca industrial, hasta que la reconversión se llevó una parte para adelante, la se quedó fue gracias a sus vecinos y trabajadores como nos ha enseñado el documental 'El año del descubrimiento'. Su oleada todavía perdura, tanto como el olvido del potencial industrial y turístico de la que quizás sea la ciudad más bonita de la Región. Una ciudad que ha sido ahogada durante años por el Partido Popular, temeroso de que su recuperación industrial significase el fin de su Gobierno, de ahí la obsesión por proyectos irrealizables como el macropuerto del Gorguel que nos ha tenido entretenidos sin centrarnos en lo importante. Quizás va siendo necesario levantar las alfombras y ventanas para que entre un poco de aire fresco.
0