Una lástima, de haberlo sabido antes, mejor que ir a Geografía e Historia, hubiera sido mejor hacer Graduado Social o Derecho, y salvo que usted sea un fenómeno académico como el Sr. Pablo Casado, que se sacó casi media carrera de derecho en un verano (espero que no aproveche este mes de confinamiento para sacarse un Grado, capaz es), ya es tarde para hacer negocio en esto de los ERTES y despidos que vienen.
Los abogados y asesorías laborales van a tener trabajo para aburrirse, sobre todo porque después de que estos días de encierro terminen, porque terminarán, cientos de miles de personas se van a ver metidas a empujones de nuevo en aquel túnel que cruzamos entre los años 2008 y 2016. Así que hay muchos especialistas en materia laboral, frotándose las manos, casi tanto como la industria del papel higiénico.
Ya nadie duda de que cuando comiencen a levantarse cautelarmente las medidas para prevenir el contagio del COVID–19, la vida de mucha gente ya no será igual. Una de las cosas que hemos descubierto es que el teletrabajo está más cerca de lo que creíamos, otra, y mucho más importante, que la venta online ha terminado de darle al comercio de proximidad el último bocado que quedaba. Pero sobre todo que en España, cientos de miles de personas van a quedar de nuevo al albor del mercado laboral.
Parar un país es muy difícil y aquí se ha hecho en un tiempo récord, pero poner de nuevo el tren en marcha costará meses pues el consumo se resentirá extraordinariamente y las empresas tardarán unos meses en poner de nuevo sus motores en marcha.
Pero hay una cuestión que preocupa a los mercados mucho más que incluso el COVID-19: El miedo.
No estoy hablando del miedo al contagio, que durante un tiempo seguirá sino un miedo aún más peligroso: el que produce la incertidumbre y la desconfianza, ese miedo que da volver a asomarte al abismo del paro.
Muchos despachos de juristas especialistas en derecho laboral y asesorías llevan días recibiendo ERTES y despidos, tantos que la propia administración del Estado está colapsada. El SEPE, el organismo encargado de tramitar este proceso, junto a los Servicios de Empleo (competencia autonómica) van a tener unos meses de trabajo complicado. De hecho, dudo que tengan infraestructura para resolver los miles de expedientes que están empezando a llegar casi en camiones en tiempo y forma.
Van a llegar momentos económicos y laborales muy duros, esperemos que todos estén a la altura de las circunstancias y el Gobierno de España sea capaz de poner sobre la marcha unos Presupuestos Generales destinados a recomponer un país que ahora mismo está en la UCI.
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