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Murcia y aparte es un blog de opinión y análisis sobre la Región de Murcia, un espacio de reflexión sobre Murcia y desde Murcia que se integra en la edición regional de eldiario.es.

Los responsables de las opiniones recogidas en este blog son sus propios autores.

La distopía de gobernar

El presidente de la Junta de Castilla y León en funciones, Alfonso Fernández Mañueco; la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el presidente de la Región de Murcia, Fernando López Miras

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Fernando López Miras tiene un privilegio con el que, hace unos años, nunca habría soñado: presidir el Gobierno de la Región de Murcia. Y, por sorprendente que pueda parecer, en lugar de aprovechar esta increíble oportunidad y entregarse en cuerpo y alma a la labor de la gobernanza, aquello a lo que consagra la mayor parte de su tiempo es a hacer oposición al Gobierno central. Se trata de un presidente opositor -un oxímoron en sí mismo que solo se explica desde la evidencia de una posición política que se muestra casi siempre reactiva, y casi nunca proactiva-. Ante cada situación, el Gobierno regional espera a ver cómo se comporta el nacional, pero no para obtener pistas de lo que hay que hacer, sino, por el contrario, para situarse irracional y precognitivamente en el polo opuesto, como su perfecta némesis. En cierta medida, se podría decir que el gabinete de López Miras es parásito del de Sánchez: se alimenta negativamente de él, vive de sus acciones, en una dependencia que se vislumbra rayana en lo patológico. Si alguna identidad posee el inquilino de San Esteban, esta no viene dada por la acción y la gestión, sino por el rechazo de cuanto proviene de Madrid. En este caso, lo autonómico no ha servido tanto para generar una personalidad autónoma -basada en una singularidad propositiva- cuanto para sucumbir a una actitud adolescente, desde la que oponerse sistemática y hormonalmente a todo lo que dicta el padre/madre Moncloa.

Se podría decir que López Miras necesita más a Sánchez que el propio PSOE. Y, en este punto, no cabe duda de que la mayor referencia del político murciano es la presidenta de Madrid, Díaz Ayuso. El éxito del populismo anti-Sánchez patentado por la alumna aventajada y díscola de Casado ha espoleado a López Miras a imitar su modelo de “gobierno-oposición” -es decir: la fórmula por la cual no valgo por lo que hago, sino por lo que rajo-. Díaz Ayuso es el paradigma supremo de la muerte de la gestión: hacer siempre tendrá menores réditos políticos que rebelarse contra el malvado Sánchez. Resulta mucho más fácil decir lo contrario de lo que sea que proponer una sola idea. La inteligencia y la gestión es para los pringaos. En la pospolítica, nada es tan rentable como dejar que tu adversario hable para, a continuación, situarse en el extremo opuesto. El último ejemplo de este modus operandi lo ha ofrecido el rechazo del Gobierno de la Región de Murcia al Plan de Ahorro Energético presentado por el Gobierno de España. Habida cuenta de que el absurdo y la indigencia intelectual no penalizan en estos tiempos de polarización extrema, San Esteban se opuso a este paquete de medidas sin ningún argumento de consistencia. En su huida hacia adelante, planteó una rectificación del horario de apagado nocturno de los escaparates para retrasarlo desde las 22.00 a las 00.00. Se puede negociar casi todo -el salario mínimo, las pensiones, un convenio colectivo…-, pero, en un contexto de urgencia energética y de crisis climática, cuando el status quo europeo está convulsionado por una guerra, regatear dos horas de luz en los escaparates no solo es esperpéntico, sino de una insolidaridad pasmosa. Para el tándem Ayuso/López Miras, la libertad y la democracia están en peligro porque los escaparates permanecerán apagados mientras los ciudadanos dormimos. Si lo vemos en un episodio de los Simpson, nos parece demasiado hiperbólico incluso para la lógica disparatada de los seres amarillos.

En su fuero interno, López Miras ha de estar cruzando los dedos para que o Feijóo o él no ganen las próximas elecciones, porque como al líder del PP murciano le toque gobernar con gallego en Madrid, su gobierno-oposición se viene abajo. Sin el socialcomunismo en Moncloa, López Miras estará obligado a gobernar -y esa será su mayor y más temida distopía-. El mal de esta sociedad es el victimismo -de ahí vienen todos los conflictos internos e internacionales: desde los nacionalismos hasta el neoimperialismo de Putin-. López Miras lo ha fiado todo a la explotación del capital emocional del victimismo –“Sánchez maltrata a los murcianos”-. Pero, con un partido de su mismo color en Madrid, el drama llegaría a su fin y tocaría gobernar. Y eso es algo que ni sabe ni quiere aprender.          

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