Existe una clara antipatía a Estados Unidos en España. Frases como “la doble moral americana”, “los americanos no saben situar España en el mapa” o “piensan que son los reyes del mundo”, muestran ese recelo hacia lo estadounidense.
La tirria a Estados Unidos se debe a su papel de superpotencia política y a su conquista global a través de Coca Cola, Nike, McDonald's, Apple, Microsoft, etc. Además, la cultura estadounidense nos resulta muy alejada de la europea con la posesión de armas de fuego o la pena de muerte. Pero, ¿Cómo nos ven los norteamericanos?
En el sector servicios son muy atentos, así que al oírme hablar suelen preguntarme de dónde soy. Todos dicen maravillas de España. Enumeran varias ciudades que han visitado o que ansían descubrir. No sólo Madrid y Barcelona, también les encanta Granada, Valencia, Toledo y Sevilla. Les entusiasma nuestra gastronomía, el clima y la personalidad abierta y divertida de los españoles.
El conocimiento que tienen de España es bastante más profundo del que esperaba y realmente son sinceros con sus comentarios. Siempre te cuentan cómo les impresionó tal ciudad o los platos que probaron. Acto seguido me suelen preguntar cómo he dejado esa maravilla para estar aquí. Yo me río. No son conscientes de la situación económica que se vive en España.
Ellos mismos conocen la mala imagen que tienen en Europa. El dependiente de una tienda me preguntó por España, me habló de cómo le encantaría vivir allí. Y acto seguido dijo “los americanos somos muy diferentes a vosotros, no sabemos disfrutar de la vida, estamos atontados con tener cosas”- y añadió – “cuando visito Europa y me preguntan de dónde soy, contesto que soy canadiense”. Finalizó la conversación con una gran carcajada.
Me sorprende cómo conjugan la autocrítica con su fervor patriótico. Se ríen de sí mismos, de sus incongruencias y superficialidades. Pero al mismo tiempo se sienten muy orgullosos de pertenecer al “país de las libertades”. Yo también me siento orgullosa cuando hablan tan bien de España y por un momento olvido la corrupción, la pobreza y la desigualdad española para quedarme sólo con su esencia, un país donde merece la pena vivir.
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